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‘Esto no es africano’, historias reales sobre la homosexualidad en África

“Esto”, lo innombrable, de lo que no se habla, lo que no existe, es la homosexualidad. Y el discurso dominante en África es que aquí no hay ‘de eso’. ‘Eso’ son gays y lesbianas, hombres y mujeres que viven su sexualidad escondidos, con miedo y bajo amenazas de todo tipo.

'Esto no es africano', historias reales sobre la homosexualidad en África
Portada del libro ‘Esto no es africano’, un repaso a la situación de la homosexualidad en África a través de 15 historias.

Una realidad que el periodista Marc Serena pone blanco sobre negro en su libro Esto no es africano (Editorial Xplora), un recorrido por 15 países del continente para ofrecernos un relato real y equilibrado sobre el día a día de personas normales, que viven su sexualidad bajo la lacra del miedo y la vergüenza.

Relatos aderezados por descripciones minuciosas de las ciudades y lugares que el autor va visitando. Así, el lector puede sumergirse en los olores y sabores de El Cairo,  Nuakchot o Lusaka; revivir de primera mano los días anteriores a las primeras elecciones democráticas de Túnez o transportarse a la intensa vida nocturna de los cabarets de Orán, en Argelia.

Pero sobre todo, es un libro extremadamente duro, que da a conocer la brutal realidad a la que se enfrentan miles de personas en todo el continente. “En Senegal, si eres gay, eres peor que un perro. Todo el mundo puede hacer contigo lo que quiera», explica Guirane, un joven que malvive como puede repudiado por su familia y amigos después de que su rostro fuera difundido por los medios de comunicación –que hacen piña con sus gobiernos y se llenan de sensacionalismo cuando hablan de homosexualidad–.

Similar es la historia de Said.  Un marroquí ya no tan joven que puso todas sus esperanzas de una vida mejor en su viaje a España. Una aventura que le llevó a gastarse todo su dinero, embarcarse en una patera y soñar con un país donde no sería discriminado, pero cuya alegría sólo duró unos días. Los que pasó antes de ser deportado de nuevo a Marruecos, donde sólo le esperaba la vergüenza por haber fracasado en su intento y la imposibilidad de encontrar trabajo, después de haber sido condenado por a cuatro años de cárcel por ser homosexual y que, de nuevo, su rostro fuera difundido por la prensa. “Al final ya no sabes quién puede ser cruel contigo”, dice, después de narrar algunas de las palizas que ha recibido. La idea que se desliza es la misma que en el caso de Senegal: la única salida es la prostitución y, de ésta no se sale inmune fácilmente.

Más amables son otros capítulos, como el dedicado a Cabo Verde, donde gais y travestis viven su vida sin demasiados peligros a la vista y cada año se celebra el carnaval y el Orgullo Gay de Mindelo. O el que nos habla de Costa de Marfil, cuya capital, Abiyán, se considera la capital rosa de África Occidental. Un país donde el código penal no castiga la homosexualidad y donde el autor pudo asistir a una boda ‘simbólica’ entre dos hombres. Una situación envidiable, comparado con los países de su entorno, pero que no significa que la homosexualidad esté socialmente aceptado, ni mucho menos.

'Esto no es africano', historias reales sobre la homosexualidad en África
Este es el recorrido que realizó Marc Serena buscando historias reales sobre la homosexualidad en África.

En Ghana conocemos a un joven gay que, para su sorpresa, descubrió que su padre y su madre eran también homosexuales. Una pareja de conveniencia para no despertar sospechas y dos vidas independientes. “En Ghana, gais y lesbianas acostumbran a tener hijos. Así consiguen ser respetados. Por eso, mis padres nos tuvieron a nosotros, para evitar suspicacias”.

Algo similar a lo que tiene pensado hacer John, convencido de que tendrá hijos, aunque sea con alguna amiga, para agradar a su madre. John es gay y albino en Kenia, un país donde las dos cosas se consideran un castigo diabólico. Aceptar su albinismo fue difícil -en Kenia son considerados gente de segunda categoría- pero al menos contó con el apoyo de su familia. Para la homosexualidad, ni eso. “Una vez salió un gay por televisión y escuché comentarios muy negativos. No entendían por qué había escogido ser gay si va en contra de la Biblia y de toda ética. Fueron bastante desagradables”. Y, sin embargo, el joven ha conseguido sobreponerse a todo ello. Y ha sido gracias a las redes sociales, donde conoce a otros chicos como él, con los que ha formado un interesante grupo de amigos. Un grupo con el que ir a algunos de los pocos bares de ambiente de Nairobi, donde la ley es más permisiva que en la fanática vecina Uganda, un país donde Gloria no se atreve apenas a salir de casa y mucho menos a confesar su orientación sexual.

A otro país vecino, Tanzania, también nos lleva Marc Serena en su viaje. Un destino donde comunidades del norte del país mantienen una ancestral tradición, conocida como nyumbantobu, por la cual las mujeres sin marido y sin hijos (bien porque no tuvo o porque éstos murieron), pueden casarse con otras mujeres. Es así como conocemos un matrimonio de chicas a las que no podríamos llamar técnicamente lesbianas, pero que demuestra que la homosexualidad no llegó a África con la colonización.

El libro pasa también por Zambia, Camerún y Mauritania, hasta terminar su recorrido en Ciudad del Cabo, probablemente la ciudad más abierta de Sudáfrica, el único país africano donde la homosexualidad es legalmente reconocido y uno de los primeros del mundo en permitir el matrimonio gay –en el año 2006-, donde todavía nos aguarda una sorpresa: el primer imán del mundo en salir del armario. Se trata de Muhsin Hendricks, de 44 años, profundamente creyente y sin ningún problema para hacer pública su homosexualidad y participar en la fiesta del orgullo gay que cada año se celebra en la ciudad. Un soplo de aire fresco tras un buen número de relatos sobrecogedores que dejan claro, como dice Serena en el prólogo, que la homofobia está en ascenso en muchos países africanos.

Relatos, en definitiva, que nos llevan a conocer a “los más débiles del continente más débil”, personas tan vulnerables que en ocasiones no cuentan ni con el apoyo de las ONGs internacionales, -en ocasiones tímidas a la hora de tratar esta cuestión para no perder el apoyo de sus propios gobiernos- y que se enfrentan cada día al desprecio de sus vecinos, amigos y familiares –incluso a pesar de que algunos de ellos son también homosexuales-. Una clara muestra de que sí, la homosexualidad también es africana, aunque la mayoría se cuide mucho de decirlo.

“Sin la familia, en África, no se entiende absolutamente nada”

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Lo explica  muy bien Jordi Tomás Aguilera, doctor en Antropología Social y Cultural e investigador del Centro de Estudios Africanos del Instituto Universitário de Lisboa y la Universitat de Lleida, en este vídeo realizado por África es Imprescindible:

Familia y parentesco y su importancia en África subsahariana from África Imprescindible on Vimeo.

Aquí una transcripción ‘reducida’ de lo que explica en el vídeo.

“La familia en África es fundamental: las estructuras familiares influyen en temas tan diversos como economía, temas políticos, relación con el Estado  y con otros grupos, organización del trabajo en el campo y también a nivel religioso.  En muchos campos de la sociedad africana, sin tener en cuenta a la familia, no entendemos absolutamente nada.
La familia no es como aquí, nuclear, que consta de padres, hijos, abuelos y tíos. En África hay muchos tipos de familias: patriliniales (todo se transmite por vía paterna), matriliniales,  monógamas, polígamas e incluso algún caso muy excepcional de familias donde una mujer puede tener varios maridos. Las familias son muy extensas, van desde la familia nuclear a un linaje más reducido y otro más extenso hasta llegar al clan. Así, cuando lo necesitas, a través de la familia puedes activar a centenares e incluso a miles de personas, que se relacionan contigo a través de sistemas de parentesco.
Para mí la familia en África tiene esa riqueza de ser a la vez diversa y también flexible. Generalmente pensamos que estos sistemas de parentesco es una estructura inmóvil que casi esclaviza a los miembros, que implica muchos más deberes que beneficios. Pero no, es recíproca: cuando se muere alguien, cada miembro de tu familia va a ayudarte en todo el proceso de recibir a las visitas, lavar el cuerpo, cavar la tumba… Y así podríamos seguir hablando de muchos ejemplos de la vida cotidiana donde la familia es imprescindible”.

Jacqueline Ki Zerbo sobre la mujer rural africana

Un pequeño apunte para completar la entrada de ayer sobre Jacqueline Ki Zerbo. En castellano podemos leer algunas de sus reflexiones sobre la mujer africana en el texto La promoción social y económica de las mujeres en Burkina Faso, publicado en el libroLas mujeres en el África subsahariana. Antropología, literatura, arte y medicina”, publicado por Ediciones del Bronce en 2002.

Jacqueline Ki Zerbo sobre la mujer rural africana
Jacqueline Ki Zerbo escribe sobre "La promoción social y económica de las mujeres en Burkina Faso" en el libro ‘Las mujeres en el África subsahariana. Antropología, literatura, arte y medicina”, publicado por Ediciones del Bronce.

“En Burkina Faso, los valores socioculturales mantienen a la mujer en una posición de inferioridad y subordinación. A lo largo de todos los ciclos de su vida. Desde su nacimiento, los padres, la familia y la comunidad acogen de manera diferente a los bebés, según su sexo: el reconocimiento otorgado a las madres es muy superior cuando el hijo es un varón (…). Esta marcada preferencia por los varones se percibe en numerosos aspectos, entre los que podríamos citar una mayor preocupación por su salud, su educación y su formación profesional (…) Por otra parte, nos encontramos con una estricta división sexual del trabajo, en la que las mujeres se llevan la peor parte. Ellas se ocupan desde muy jóvenes del cuidado familiar, la alimentación y el transporte del agua y leña. Trabajos necesarios para la economía familiar pero considerados degradantes para los hombres (…) El destino de las mujeres en Burkina Faso está marcado por el matrimonio y la maternidad. Continuar soltera más allá de los 18-25 años, constituye una tara para cualquier mujer. (…) Otro de los problemas es el exceso de trabajo invisible y no remunerado. Por otra parte, las mujeres apenas participan del poder ya que se encuentran infrarrepresentadas en los puestos de decisión. Tienen escaso control sobre sus vidas”.

Jacqueline Ki Zerbo, intelectual eclipsada por la sombra de su marido

En estos días de cambios, revueltas y movilización popular en Burkina Faso, me gustaría hablar de una mujer, a menudo olvidada y por supuesto desconocida fuera de su país; una mujer cuya figura ha quedado irremediablemente escondida por la sombra del que fuera su marido, el historiador y político burkinabés Joseph Ki-Zerbo  (1922-2006), autor del ya clásico Historia del África negra.

Jacqueline Ki Zerbo, intelectual eclipsada por la sombra de su marido
Jacqueline Ki-Zerbo, socióloga y educadora, es una intelectual cuya una mujer cuya figura ha quedado irremediablemente escondida por la sombra del que fuera su marido, el historiador y político burkinabés Josep Ki-Zerbo.

Se trata de Jacqueline Ki-Zerbo, socióloga de formación, y “educadora” de profesión, como prefiere que la llamen, y una figura que formó parte de la primera  generación de pensadores africanos tras la independencia.

Nacida en Mali, Jacqueline Coulibaly, como era su apellido de soltera, fue desde pequeña una activista convencida, ya que se crió en un ambiente familiar de lucha y resistencia –era hija de uno de las grandes figuras del sindicalismo de Mali, Lazare Coulibaly-. Estudiante en la rama de filosofía, realizó sus estudios secundarios en Senegal y en 1956 se licenció en filología inglesa en la Sorbona. Fue en París donde se casó con el que sería su marido, y trabajó como profesora de inglés en Dakar, siendo una de las primeras profesoras negras de la época.

Su compromiso comenzó durante el periodo colonial y se mantuvo durante las independencias, entendida siempre como un compromiso con todo el continente. “Nuestra motivación era realmente la liberación de toda África, no sólo del Alto Volga (como se llamaba entonces a Burkina Fasso)”. Era, por tanto, lo que podríamos llamar una panafricanista convencida.

Es por eso que en 1958, cuando Guinea se convirtió en la única colonia francesa en decir no al referéndum propuesto por el general de Gaulle y optó por reclamar la independencia inmediata -lo que le supuso la retirada de la asistencia técnica-, ella y su marido no dudaron en ir a trabajar a Guinea, respondiendo a la llamada del presidente Sékou Touré, que lanzó una petición a los intelectuales de países africanos francófonos para reemplazar a los técnicos retirados por Francia.

A aquellos que criticaron su decisión les respondía así: “una de las características de nuestra generación es ser consecuentes con uno mismo. Nosotros preconizábamos la independencia, Guinea lo había llevado a cabo y Francia le había retirado la asistencia técnica, había que ir allí. No se trataba de hacer carrera, si no der fieles a nuestros ideales y compromisos”. Allí, comenzará a dar clases en el liceo nacional de Doka.

Cuando Burkina Faso logra su independencia, en 1960, Jacqueline y Joseph Ki-Zerbo, deciden volver y ponerse al servicio de su país como directora del “Cours normal de Jeunes Filles de Ouagadougou”. Pero la independencia no vino acompañada de democracia, y el partido que habían creado en 1957, en Dakar, el Movimiento de Liberación Nacional, tuvo que vivir en la clandestinidad hasta la caída del presidente Maurice Yaméogo,  líder del partido único. En 2011, ella misma recordaba en una entrevista: “el MLN no podía expresarse como partido político, pero nuestros miembros eran muy activos en diferentes asociaciones. La mayoría eran profesores o personal sanitario e intentábamos promover nuestras convicciones para África través del sindicalismo”. Fue precisamente una huelga, promovida por los sindicatos a nivel nacional y en la que Jacqueline Ki-Zerbo participó muy activamente, lo que llevó a la retirada de Yaméogo en 1966.

Para Jacqueline Ki-Zerbo, los intelectuales no deben estar al margen de la sociedad, deben estar integrados en su comunidad y preocuparse por los problemas y prioridades de la población. Y ella misma, como intelectual y como mujer, dio ejemplo trabajando incansablemente por los derechos de las mujeres y los trabajadores. Fue una de las fundadoras de l’ Entraide féminine voltaïque, organización desde la que trabajó a favor de la emancipación de las mujeres, y fue responsable de la publicación sindical, ‘La voz des Enseignants’ (La voz de los profesores) entre 1961 y 1966.

Paquita Reche, quien la conoció personalmente, explica en esta crónica en Fundación Sur cuál era su pensamiento: Para Jacqueline Ki-Zerbo, profundamente africana, luchar por los derechos de la mujer no quería decir combatir o luchar contra los hombres, sino ganarlos a la causa de las mujeres. Así lo expresaba muy claramente en el encuentro de Mujeres Rurales organizado por el Centro de Estudios Sociales de África Occidental (CESAO) de Bobo Diulasso, en 1995. Comentando los logros de algunas que habían obtenido el derecho a la tierra para explotar un campo individual, decía: “Con los hombres no hay que razonar en términos de combate ni de lucha, hay que negociar y persuadir”.

A lo largo de los años, su trabajo le ha llevado a recibir numerosos premios internacionales y nacionales, entre ellos, a ser condecorada con la Orden nacional del mérito en las artes, las letras y la comunicación; y a ser denominada como una de las “Mujeres pioneras de África”, por la Federación de Asociaciones de mujeres juristas de África.

En los últimos años, desde la muerte de su marido, ocurrida el 4 de diciembre de 2006, Jacqueline se ha propuesto continuar y revalorizar el patrimonio intelectual dejado por su el profesor. Así, todavía hoy, a sus 80 años, “sigue muy de cerca y apoya al movimiento intelectual y cultural Generación José Ki-Zerbo«, que, como explica Reche, tiene como objetivo «dar a conocer y difundir las ideas intelectuales y panafricanistas del profesor, luchar contra toda forma de opresión física y mental del hombre negro y participar a la rehabilitación de la conciencia histórica africana”.

** Con informacion extraida del articulo:  Jacqueline Ki-Zerbo – Une héroïne souvent éclipsée par l’ombre de son compagnon, de  Fatouma Sophie Ouattara.

Carro de Combate: consumir es un acto político

Carro de Combate: consumir es un acto político
Portada del libro 'Carro de Combate: consumir es un acto político", de Laura Villadiego y Nazaret Castro. Editaro por Clave Intelectual.

Algunos ya lo sabéis, pero desde hace un año formo parte del proyecto Carro de Combate, una iniciativa que me encanta desde mucho antes de participar en ella, y que cada día nos da nuevas alegrías. En esta ocasión es la edición del libro ‘Carro de Combate. Consumir es un acto político’, que toma el mismo nombre y lema del proyecto y que desde hoy mismo se puede encontrar en librerías. Las autoras son Laura Villadiego y Nazaret Castro, -¡enhorabuena compañeras!-, que fueron las  ‘ideólogas’ del proyecto y son las responsables de estos ‘Informes de Combate’ que ahora se pueden leer todos juntos, actualizados y ampliados en este volumen editado por Clave Intelectual.

Un libro que te interesará si te preguntas de dónde vienen los alimentos que consumes, cuál es su cadena de producción y el viaje que los lleva hasta tu casa, las condiciones laborales en las que se producen y la huella ecológica que provocan. “El objetivo”, dicen, “es visibilizar la complejidad del proceso que se nos oculta, y los impactos que se generan en las diferentes fases del ciclo de vida de los productos, desde la extracción de las materias primas hasta la contaminación que producen los embalajes”.
Y es precisamente en este proceso donde aparece África, continente no tan olvidado cuando se trata de buscar materias primas, encontrar fuerza laboral barata o utilizarlo como basurero del mundo, temas de los que he comenzado a escribir en Carro de Combate y sobre los que pretendo seguir investigando como parte de mi trabajo en este proyecto.

Aquí tenéis todos los datos sobre la presentación del libro:

Presentación libro Carro de Combate en Savia Solar, Madrid.
La presentación del libro será este miércoles, 19 de noviembre, a las siete de la tarde, en el espacio Savia Solar (C/ Escuadra, 9, Madrid)

El Salón Internacional del Libro Africano sigue adelante

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Cartel del Salón Internacional del Libro Africano 2014Este fin de semana se ha celebrado en Tenerife la IV edición del Salón Internacional del Libro Africano, un evento que en sus cuatro años de vida se ha visto seriamente afectado por la crisis económica y la disminución de recursos pero que, felizmente, ha conseguido salir adelante.
En esta ocasión, los protagonistas han sido la escritora beninesa Agnés Agboton, que presentó su libro Zemi Kede. Eros en las narraciones africanas de tradición oral; y el liberiano Vamba Sherif, que habló de sus obras La tierra de los padres¸ en la que escribe sobre la guerra que le obligó a salir de su país, y El reino de Sebah, en la que reflexionaba sobre la gente que tuvo que huir.  En su última novela, Vínculos secretos, publicada este mismo año en castellano por Baile del Sol, explora la relación entre miedo y poder, “porque el miedo es lo que da poder”. Una situación que ejemplifica en el dictador Charles Taylor, que sembrando el miedo adquiría poder sobre su pueblo. Una tierra sobre la que, confiesa, tiene sentimientos contradictorios: “a veces la amo y a veces la odio”.

El Salón Internacional del Libro Africano sigue adelante
La periodista Ángeles Jurado y el escribor liberiano Vamba Sherif, autor del libro ‘Vínculos secretos’.

Estos dos autores participaron junto al editor mozambiqueño Celso Muianga, el filólogo beninés Roméo Gbaguidi, y Josefina Bueno, en la mesa de debate sobre producción literaria en África.

Una profesión difícil, como ya se ha puedo de manifiesto en otras ocasiones en el SILA. Los escritores se enfrentan a dificultades para publicar y, sobre todo, para que sus libros lleguen al resto del mundo. Por un lado, dentro de su propio continente –debido a la multiplicidad de lenguas, muchos libros no tienen apenas recorrido dentro del propio continente- y, por otro, por el peso que siguen teniendo los estereotipos sobre África. “Los editores esperan que un autor africano hable de ‘temas africanos’, como la guerra, los niños soldados o argumentos que se vendan bien en el mercado”. Algo parecido a los ácidos consejos que ya hace años daba Binyavanga Wainaina en su irónica obra ‘Cómo escribir sobre África’.

Por último, además de hablar del sector editorial, el SILA proyectó los documentales Kásuumaay. Una experiencia de paz en Casamance, de Xavier Puigserver  y Le malentendu colonial (El malentendido colonial), del director camerunés Jean-Marie Teno, una obra maestra de uno de los más destacados directores de documentales africanos en activo.

Mamadee, una historia con final feliz en la lucha contra el ébola

No me resisto a compartir esta historia con final feliz que ha dado a conocer Médicos sin fronteras. La historia de Mamadee, un niño de 11 años, diagnosticado con ébola, que ha podido sobrevivir a la enfermedad. Un niño que durante su estancia en el centro de MSF en Foya, en el norte de Liberia, no paró de bailar, para asombro y alegría del resto de pacientes.

Mamadee, una historia con final feliz en la lucha contra el ébola
Mamadee, 'el niño que engañó al ébola', posa feliz con el certificado que acredita que está libre de la enfermedad.

Dio positivo en tres pruebas, recibió tratamiento y el 4 de septiembre logró salir del centro con el certificado que acredita que ‘venció’ a la enfermedad. Entre tanto, vio cosas terribles, entre ellas la muerte de su hermana. «Este lugar está lleno de gente que muere. El Ébola es una enfermedad que te hace vomitar y sangrar por la nariz y acaba con tu vida”, decía Mamadee. Aunque también tuvo palabras de agradecimiento hacia el personal sanitario: «La gente con los impermeables amarillos han cuidado muy bien de mí y me han ayudado un montón».

Podéis leer toda su historia aquí , pero en MSF la han resumido perfectamente en este vídeo de menos de un minuto.

Sin embargo, todavía son muchos los menores que continúan ingresando. Muchos los que continúan muriendo por la enfermedad, como recuerdan en la organización: “El 26% de los pacientes de Foya son niños, entre 0 y 14 años. Algunos pacientes que se han recuperado y han sido dados de alta, se han ofrecido como voluntarios para apoyar a los menores ingresados y jugar con ellos, lo que tiene un impacto muy positivo en la salud mental de los niños” .

40.000 migrantes muertos desde el año 2000 en busca de un futuro mejor

La Organización Internacional para las Migraciones acaba de publicar su informe Fatal Journeys: Tracking Lives Lost During Migration (Viajes fatales: seguimiento a las vidas perdidas durante la migración),  un completísimo cálculo sobre el número de migrantes muertos en su intento por buscar un futuro mejor.

MIgrantes muertos en el año 2014
Migrantes muertos en el año 2014 según la Organización Internacional de Migraciones.

Muertos, sobre todo, a las puertas de Europa (3.072 personas tan sólo entre enero y septiembre de 2014) y Estados Unidos, las dos zonas donde más fallecimientos se han registrado en los últimos años. Y digo ‘registrado’ porque me temo que tanto aquí como en otras partes del mundo se han producido muchas muertes más que no han aparecido en los periódicos ni en los informes. Muertos sin rastro, una simple ausencia en sus aldeas natales.

El informe comenzó a gestarse en octubre de 2013, tras la segunda gran tragedia registrada en Lampedusa (la primera de la que tuvimos noticia fue ésta ) en la que perdieron la vida 400 personas, y se ha presentado ahora como parte del proyecto #MissingMigrants

Una iniciativa que va más allá del mero hecho de registrar fallecidos: “Es hora de hacer algo más que contar el número de víctimas; es hora de involucrar al mundo para poner fin a esta violencia contra los migrantes desesperados”, ha declarado William Lacy Swing, director General de la OIM.

El objetivo de #MissingMigrants es, además de visibilizar esta realidad, evitar que los futuros migrantes conozcan la realidad del viaje y los riesgos a los que se enfrentan, así como lanzar un llamamiento a los gobiernos del mundo para hacer frente a lo que la propia organización denomina como “una epidemia del crimen y la victimización”.