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Queens of Africa, muñecas negras para cambiar el imaginario

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Cuenta Chimamanda Ngozi Adichie que cuando era pequeña y comenzó a escribir, los personajes que creaba eran “blancos y de ojos azules, jugaban en la nieve, comían manzanas y hablaban todo el rato sobre el clima: ‘qué bueno que el sol ha salido'». Eso «a pesar de que vivía en Nigeria y nunca había salido de Nigeria, no teníamos nieve, comíamos mangos y nunca hablábamos sobre el clima porque no era necesario”. La colonización había creado un imaginario externo a los africanos, una idea de sociedad que se había extendido tanto que ellos mismos asumían como propia. Y de la que tardaron mucho tiempo en desprenderse.

Queens of Africa, muñecas negras para cambiar el imaginario
Las muñecas negras, Queen of Africa, visten con los coloridos trajes de las mueres Igbo, Hausa y Yoruba, los tres mayores grupos étnicos de Nigeria.

Algo similar debió pensar el nigeriano Taofick Okoya cuando en 2006 fue a comprar un regalo para su sobrina y se encontró que en las tiendas había preciosas muñecas, de distintos tamaños, vestidos y complementos pero todas… invariablemente blancas, a pesar de encontrarse en el país con mayor población negra del mundo.

Okoya, empresario y ex director de una empresa familiar de utensilios de plástico, tuvo entonces la idea de crear sus propias muñecas, a imagen y semejanza de las mujeres de su país, o sea, negras. Fundó entonces “Queens de África”, una empresa que hoy vende más que la todopoderosa Barbie en Nigeria.

Queens of Africa, muñecas negras para cambiar el imaginario
Taofik Okoya, crador de las muñecas negras que triunfan en Nigeria, Queens of Africa

“La idea es promover la autoaceptación y la confianza en nuestras propias niñas. Quería que se gustasen a sí mismas y a su raza, porque la sobreexposición a las muñecas y personajes blancos hacía que ellas mismas deseasen ser blancas”, ha declarado el empresario al periódico Globo. El objetivo es sin duda bueno, pero ya que buscaba ‘autoaceptación y confianza’ podía haber optado también por crear muñecas con cuerpos diferentes al estándar promovido por Barbie. Porque salvando el color, las Queen of Africa son igualitas a las Barbie de toda la vida, con su cinturita de avispa y pecho saltón. Cosa que no representa a las mujeres africanas, ni las españolas, ni las de Kuala Lumpur.

En lo que sí ha puesto interés el ideólogo de estas muñecas, es en la vestimenta, imitando los coloridos trajes de las mueres Igbo, Hausa y Yoruba, los tres mayores grupos étnicos del país.

Queens of Africa, muñecas negras para cambiar el imaginario

Una iniciativa muy interesante –salvando el tema del físico estereotipado de las muñecas- que ha tenido una gran repercusión en Brasil, donde la población de negros y mulatos supera a la de blancos– y donde ya están rodando un documental sobre estas muñecas africanas.

Queens of Africa, muñecas negras para cambiar el imaginario

 

Héroes cotidianos contra el ébola

Héroes, en su mayoría anónimos, que cada día se juegan la vida con el mero hecho de ir a trabajar. Son los médicos y trabajadores sanitarios africanos que trabajan contra el ébola y los profesionales de todo el mundo que están viajando a las zonas afectadas. Héroes frente a una enfermedad que ha matado ya a más de 60 profesionales (datos de agosto) y que amenaza con seguir haciéndolo, pues cada día son menos los trabajadores de la salud que continúan en sus puestos de trabajo. Trabajadores que se ven abrumados por la responsabilidad y que no sólo se enfrentan a la enfermedad, sino también a la ira y el miedo de sus pacientes, el rechazo de sus familiares, a la pérdida de sus compañeros y la frustración por la falta de medios y preparación.

«Los sistemas de salud de Guinea, Liberia y Sierra Leona son muy débiles y con sus precarios medios y recursos apenas llegaban ya a cubrir las necesidades más básicas de la población. Ahora están completamente colapsados». (Demasiada muerte para tan poca acción. Por Pino González, Coordinadora del proyecto de emergencia de Médicos del Mundo en Sierra Leona. )

Héroes cotidianos contra el ébola
Trabajadores locales y extranjeros tomando las medidas de precaución necesarias para tratar a los pacientes con ébola. Foto:© EC/ECHO

Lo sabía bien Umar Khan, responsable de  la lucha contra el ébola en Kenema, epicentro de la enfermedad en Sierra Leona. Khan fue uno de los primeros sanitarios en morir y era consciente de su fragilidad: “los trabajadores sanitarios somos candidatos a enfermar, ya que suponemos la primera escala para alguien que está enfermo. Incluso con el traje protector completo, estás en riesgo”.

Lo saben también los voluntarios que viajan hasta allí para apoyar en tareas sanitarias o logísticas. Profesionales que utilizan sus vacaciones o que salen corriendo de un día para otro y que se enfrentan al –entendible- reparo de sus familias, pero también al –egoísta- rechazo de algunos de sus conciudadanos, que temen que puedan traer el virus hasta España (basta con ver los comentarios en esta noticia).

Héroes cotidianos contra el ébola
Formación de trabajadores de Cruz Roja.

Trabajadores, formados y cualificados, que se ofrecen voluntariamente para ir a una zona de riesgo, junto a organizaciones como Cruz Roja, Médicos sin Fronteras o muchas otras. Personas de las que no oiremos hablar en los próximos días –salvo que algo vaya mal-, pero que sentarán las bases, si el apoyo financiero y logístico internacional es suficiente, para estabilizar la epidemia, salvando vidas presentes y futuras, sin apenas reconocimiento por su labor.

Voluntarios también como los que estos días se están formando en Sierra Leona para llevar a cabo una campaña informativa por las casas o los que en Costa de Marfil, donde todavía no se ha dado ningún caso, han puesto en marcha originales iniciativas para sensibilizar y prevenir el contagio. Gente anónima que lucha cada día frente al ébola y que sin aparecer en ningún titular darán la batalla a la enfermedad. Un ejemplo que merece todo nuestro reconocimiento.

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Esta entrada forma parte de del concurso de posts solidarios de los II Premios al Voluntariado Universitario, una iniciativa para fomentar el voluntariado, que destinará 2.000 euros a una de estas ONGs.

Not On Our Watch: el Hollywood reivindicativo

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Estos días el actor George Clooney es noticia por su inminente boda con la abogada de Derechos Humanos Amal Alamuddin, una británica nacida en Beirut que ha trabajado con distintas personalidades: desde el fundador de WikiLeaks Julian Assange hasta la ex presidenta de Ucrania Yulia Tymoshenko, pasando por el ex Secretario General de la ONU Kofi Annan.

Not On Our Watch: el Hollywood reivindicativo
Foto: Not On Our Watch. Tim Freccia

Clooney ocupa decenas de portadas por motivos como este –su vida privada- pero también ha conseguido arrancar algunas líneas en los medios de comunicación por su labor como activista en defensa de los DDHH. Esta tarea no es fruto de la casualidad sino de una organización que él mismo ampara junto a otros privilegiados de la meca del cine.

Not On Our Watch Project” es una de las iniciativas que surgió a raíz del recrudecimiento del conflicto en Darfur a mediados de la década del 2000. Esta organización está fundada, entre otros, por algunos de los actores de Hollywood más populares y ricos: Clooney, Brad Pitt y Matt Damon.

Not On Our Watch: el Hollywood reivindicativo
Foto: Not On Our Watch. Tim Freccia

Tal y como ocurre en muchas ocasiones, el proyecto de estos famosos podría haberse quedado en una fotografía en África o cuatro palabras aprovechando su paso por la alfombra roja, sin embargo, Not On Our Watch sigue funcionando y ofreciendo sus servicios –asistencia sanitaria y legal- en tres áreas: Darfur, Zimbabwe y Birmania (Myanmar) donde las minorías étnicas siguen sufriendo pese a las elecciones celebradas en 2010 tras 20 años de dictadura.

Otro de los integrantes de este proyecto, que pretende utilizar la notoriedad pública de sus fundadores para llamar la atención de los medios de comunicación y organismos gubernamentales sobre situaciones de crisis y emergencia, es el actor Don Cheadle, quien merece una mención aparte por su labor en la lucha a favor del respecto a los Derechos Humanos especialmente en África.

Cheadle está viviendo una nueva fama gracias a su papel protagonista en la serie cómica House of Lies, pero seguramente su trabajo más importante hasta la fecha haya sido en la película Hotel Rwanda, cuya acción se sitúa a principios de los años 90 durante el genocidio en Ruanda.

Además de valerle una nominación al Oscar, aquella experiencia debió cambiar algo en la cabeza del actor porque desde entonces Cheadle, además de estar directamente involucrado en esta ONG, también ha co-escrito el libro “The Mission to End Genocide in Darfur and Beyond” (La Misión para Acabar con el Genocidio en Darfur y Más Allá) junto al activista John Prendergast –integrante también de Not On Our Watch- y se ha dirigido en más de una ocasión a distintas comisiones del Senado de EE.UU. respecto a diversos conflictos y crisis internacionales.

Además, Cheadle también fue el fundador de otra iniciativa que pretendía llamar la atención sobre Darfur y recaudar fondos para ayudar a los afectados por el conflicto: Ante For Africa.

Not On Our Watch: el Hollywood reivindicativo
Don Cheadle Foto: FlynetPictures

Junto a la jugadora de póquer Annie Duke, Cheadle organizó varios torneos con estrellas de Hollywood y profesionales del juego de naipes con fines benéficos. Duke es un peso pesado dentro del mundo del póquer y está considerada una de las mejores jugadoras de la historia. El actor no llega a ese nivel pero también posee mucha habilidad con las cartas, hasta el punto de haber llegado a formar parte del equipo de jugadores la sala de póquer online Full Tilt.

Cheadle y Duke iniciaron la aventura de Ante For Africa en 2006 pero la tuvieron que extender hasta 2010, año de la firma de la tregua en el conflicto de Darfur. En ese tiempo se celebraron distintos torneos en los que participaron actores como Ben Affleck, Matt Damon, Hank Azaria, Adam Sandler o el actor y director Kevin Smith, entre muchos otros.

Annie Duke ha seguido organizando y participando en torneos para ayudar a refugiados internacionales, hospitales e investigación. Don Cheadle fue nombrado embajador de buena voluntad de la ONU en 2010 y sigue involucrado con Not On Our Watch.

 

 

¿Dónde estás? Carta de una madre a su hijo inmigrante

¿Dónde estás tú, mi pequeño?  Me gustaría decirte buenos diás o buenas noches, pero cómo saber si es de día o de noche allá donde estés? Pensaba que bromeabas cuando me decías que te irías lejos de esta miseria. Pensaba que bromeabas cuando decías que me ibas a comprar un coche cuando estuvieras en el país de los blancos. Y ahora hace un año y seis meses que te has ido. 548 días desde que tu sonrisa desapareció. Demasiado para mí.

 

Ayer supe por televisión que varios jóvenes negros como tú, fuertes como tú, inteligentes como tú han muerto en Libia. ¿Estabas tú entre ellos? ¿Estás entre los otros? ¿Dónde estás, hijo mío? ¿Tienes frío? ¿Tienes hambre? ¿Dónde estás?. ¿Formas parte de la lista de jóvenes africanos que caen cada día al mar?

Una mañana te fuiste. Te fuiste. Pero ¿dónde? Rezo para que estés vivo en alguna parte. Pero ¿dónde exactamente? Tu padre y su familia me tratan de vieja loca y puede que tengan razón. Desde que te fuiste, no he vuelto a dormir. Sólo Si supera dónde estás, podría dormir (…) Pero tu habitación está vacía. Incluso olvidaste el gorro que te regalé para protegerte de los demonios cuando tenías 17 años.

¿Dónde estás? Desde hace 548 días sueño que estás delante de mí. Que me dices, como siempre: “Mamá, la Universidad es una mierda”. Siempre te negaste a explicarme que quiere decir “mierda”. Pero me da igual. Quiero que vuelvas a decírmelo otra vez. Tú pensabas que yo no tenía ganas de encontrar un futuro mejor.

Pero yo me levantaba cada día antes de que cantaran los gallos. Iba al mercado a vender nueces de kola. Pero los beneficios servían solo para comprar comida y pagar la universidad. Veía tu rabia en medio de esta pobreza cada día, a tu vuelta. Leía la pena en tus ojos, tan claros como el mundo.

¿Qué haces ahora, hijo mío? ¿Dónde estás? Te echo de menos, tú lo sabes. (…) Me dicen que te fuiste por el mar. Quisiste retar a la muerte para comprarme una gran casa, un bonito coche y llevarme a los grandes hospitales del mundo para sanar mi problema de estómago, que nunca ha probado un solo medicamento de ‘los blancos’.

Cada día, mi corazón se afloja un poco más. A veces, ya no late porque tú no estás aquí. NO sé si tienes frío, para calentarte. No sé si tienes calor, para darte aire. No sé si no he visto tu cuerpo en la televisión, en medio de los otros. A veces sueño que estás aquí, delante de mí. (..) Hoy me he mirado en el espejo. Mi piel está hecha de huesos. Mis cabellos están blancos. A veces me parezco a un demonio. ¿Dónde estás, hijo mío?

* Traducción del blog Lumière du Cameroun, “una mirada indomable, sin mentiras y sin maquillaje sobre mi país”, de la periodista camerunesa Josiane Kouagheu. El texto original se puede leer aquí. En él, la autora ha querido mostrar “el corazón de una madre cuya única razón para seguir viva es la posible vuelta de su único hijo, del que no sabe dónde está ni si sigue vivo. La historia de desesperación de estas madres, padres, hermanos, abuelos que sueñan todavía, a pesar de que los años pasan y las posibilidades disminuyen, que sus hijos volverán algún día, a pesar de que hace 5, 10, 13, 19 años.. que no dan señales de vida.

 

El drama del ébola

El equipo logístico de MSF en Guinea Conakry, construyendo un incinerador en la zona de asilamiento. Foto: Sylvain Cherkaoui/Cosmos
El equipo logístico de MSF en Guinea Conakry, construyendo un incinerador en la zona de asilamiento. Foto: Sylvain Cherkaoui/Cosmos

La sequía informativa del mes de agosto, unido al traslado a España del sacerdote Miguel Pajares y las llamativas imágenes de médicos y especialistas enfundados en trajes cuasi galácticos para impedir el contagio, llenaron los telediarios y las tertulias matutinas de referencias a la crisis sanitaria en África, y, en alguna rara ocasión, de los problema de fondo.

Sin embargo, llegado septiembre, descartados los posibles casos de infección en España y con los políticos otra vez ‘en acción’, la situación que vive el Oeste de África ha vuelto a pasar a un último plano, a pesar de que la cosas no han mejorado. Todo lo contrario. Ya van más de 1.900  muertos desde que comenzara la crisis y la enfermedad ha saltado a países hasta ahora libres de ella como Senegal y Nigeria. Además, el brote es especialmente peligroso porque se está expandiendo en zonas urbanas

Sus consecuencias, más allá de las muertes registradas, son catastróficas, peor que las de una guerra, como contaba Pepe Naranjo en una excelente crónica repleta de datos: «Fronteras cerradas al tránsito de personas y mercancías, compañías aéreas que dejan de volar a los países afectados, tierras de cultivo que se abandonan, turismo que cae en picado, inversores que huyen, empresas internacionales que suspenden sus operaciones. Los expertos ya prevén una caída del PIB de en torno al 2% en África occidental». 

Y todo en una zona que hace tan sólo una década vivía inmersa en una guerra, ésta real, de la que sólo ahora comenzaba a recuperarse.

A todo ello se suma el aldabonazo que supone para unos sistemas de salud ya de por sí frágiles, sometiendo a médicos y enfermeros a mayor presión cada día: no sólo por el miedo a ser infectados sino porque con la pérdida de cada compañero cada vez que se contagia un sanitario, el resto se ve sometido a más estrés, por lo que es más fácil que se cometa un error y, por lo tanto, se contagie más gente, aumentando de nuevo la tensión. Hacen falta cada vez más recursos y hay cada día menos. De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud ha retirado a sus médicos del principal foco del ébola en Liberia, y son muchas las organizaciones internacionales que no también han evacuado a parte de su personal sanitario por seguridad.

La situación es tan grave que Naciones Unidas ha pedido a la comunidad internacional actuar como si se tratara de una catástrofe natural, pero nadie parece haber elaborado un plan de respuesta serio ni se han destinado fondos para llevarlo a cabo.

Mientras tanto, los días pasan, el drama del ébola sale del primer plano informativo y la situación se agrava en los países donde la enfermedad se está extendiendo más rápidamente (como Guinea o Liberia) y en los que, claramente, necesitan ayuda para combatirla.

Y nosotros, ¿qué podemos hacer? De momento, no se me ocurre otra cosa que apoyar económicamente a alguna de las organizaciones que están trabajando sobre el terreno, como Médicos sin Fronteras, que ha movilizado su Fondo de Emergencias para esta causa , y seguir hablando del tema para que el drama del ébola no caiga en el olvido.

Americanah: amor, raza y pelo afro a caballo entre Nigeria y Estados Unidos

14/08/2014: Publico ahora este post que quedó en borradores justo el día antes de nacer Eric 🙂 Un post de cuando tenía tiempo para leer y escribir.. 😉

Acabo de terminar Americanah, lo que me ha hecho permitido adentrarme un poco el mundo nigeriano, país que no conozco pero que, pronto -o tarde- habrá que visitar.  Os recomiendo la novela y os dejo una pequeña crónica, por si os apetece leerla.

Una novela sobre el amor, la raza y el pelo afro”, así reza el subtítulo del libro. Tres palabras que encontramos en la portada y describen perfectamente lo que es esta estupenda novela de Chimamanda Ngozi Adichie, un largo relato en el que la autora nos presenta la profunda historia de amor de dos jóvenes nigerianos, instalados en continentes diferentes –América y Europa- a lo largo de los años, separados por la distancia y los vaivenes de la vida, pero unidos en el fondo por algo más fuerte que ellos.

Americanah: amor, raza y pelo afro a caballo entre Nigeria y Estados Unidos
Portada del libro ‘Americanah’, de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie.

Una novela también sobre costumbres, sobre la forma de vida en Nigeria, donde se desarrolla el principio y el final de la historia, pero sobre todo acerca de la vida en Estados Unidos, donde la protagonista disecciona meticulosamente las costumbres, comidas, formas de hablar y tradiciones de los estadounidenses desde los ojos de una joven extranjera que tiene que aprender todo de cero.

Y, por supuesto, una novela sobre la raza, porque la autora nos explica, de forma irónica y divertida, lo que supone ser blanco, negro, afroamericano, afrocaribeño, hispano… en Estados Unidos. Una clasificación sibilina, no tan fácil de comprender a primera vista ni, por supuesto, claramente verbalizada. Y, sin embargo, totalmente aceptada e instalada en la sociedad estadounidense. Una sociedad, por otra parte, en la que caben y se acepta a todo el mundo: etíopes, nigerianos, latinoamericanos, polacos… todos tienen un hueco allí a pesar de las dificultades para conseguir visados.

 

Por favor, si vais a Kmart, no compréis veinte vaqueros porque cuestan cinco dólares cada uno. Los vaqueros no van a salir corriendo. Estarán allí mañana a un precio aún más bajo. Ahora estáis en EEUU, no esperéis comer caliente al mediodía. Ese hábito africano debe abolirse. Cuando vayáis a la casa de algún estadounidense con un poco de dinero, se ofrecerá a enseñárosla. Olvidaos de que en vuestra casa, allá en África, a vuestro padre le daría un ataque si alguien se acercara a su dormitorio (…) Vosotros sonreíd y seguid al estadounidense y ved la casa y no dejéis de decir que todo os gusta mucho (…)

Pronto empezaréis a adoptar un acento estadounidense, porque no querréis que los operadores o pregunten continuamente por teléfono ‘¿Qué, qué?’. Empezaréis a admirar a los africanos que tienen un acento estadounidense perfecto (…) Procurad haceros amigos de nuestros hermanos afroamericanos con un sincero espíritu de panafricanismo. Pero seguid siendo amigos de los otros africanos como vosotros.

Por último, pero no por ello menos importante, el pelo, un protagonista esencial de la novela, porque a través de él vemos cómo evoluciona la propia Ifemelu, personaje principal. Una joven que lucha contra su pelo natural, ese pelo rizado, abultado y rebelde. Un pelo que ya desde pequeña le enseñaron a odiar, alisándoselo con tenacillas ardiendo, aún a riesgo de quemarse las orejas. Un pelo que, más adelante, trenzará durante años en las peluquerías africanas de Estados Unidos. Un pelo que tiene que alisar para su primera entrevista de trabajo, convencida de que tenerlo de modo más occidental, le ayudará a conseguir el empleo.

En definitiva, una completísima novela, especialmente por los personajes, a los que vemos evolucionar, cambiar y adaptarse a sus nuevas situaciones. Gentes que se doblegan en la diáspora, para mimetizarse con el país que les acoge; gentes que se rebela contra lo que se espera de ellos; gente incapaz de volver por la vergüenza de no haber conseguido lo que se esperaba de ellos o porque, sencillamente, ya nadie les espera. Mujeres antaño rebeldes que ahora se ahora se doblegan antes sus maridos y mujeres sumisas que poco a poco se van empoderando…. Un amplísimo abanico de personajes que podríamos encontrar en el vecino de al lado o en nuestras propias familias. Todo ello salpicado con notas de historia, actualidad y referencias literarias.

 

Por unas vacaciones solidarias y sostenibles en África

Ya casi estamos en agosto, el mes de vacaciones por excelencia para la mayoría de españoles. Mucha gente ya tendrá preparados sus viajes a otros lugares y algunos se adentrarán, por primera vez, en África. Aunque existe la creencia generalizada de que el turismo es beneficioso ‘per se’ para los países receptores de viajeros, no siempre es así.

Desde Afrikable, una ONG española que persigue un mundo mejor a través del trabajo con la infancia, la mujer y el comercio justo, destacan una serie de principios para hacer del turismo una actividad responsable que ayude a las comunidades africanas, en lugar de acentuar sus problemas previos.

Por unas vacaciones solidarias y sostenibles en África
Una de las escuelas con las que Afrikable colabora en la isla de Lamu (Kenya)

Estos consejos se resumen en no contratar viajes ‘todo incluido’; optar por el consumo local y el comercio justo; respetar el entorno y a sus habitantes; preguntar siempre antes de disparar nuestra cámara de fotos; viajar fuera de las fechas habituales; proteger la flora y la fauna silvestres; reducir nuestro consumo también durante las vacaciones; buscar alternativas de bajo impacto; y, por supuesto, disfrutar del viaje.

Además, Afrikable organiza Vacaciones Solidarias durante los 12 meses del año, que oscilan entre los 13 y los 28 días de duración y a unos precios que van de los 312 a los 672 euros. La mitad de este dinero se utiliza para sufragar los gastos de la estancia del turista, mientras que el 50% restante sirve para financiar el área de desarrollo infantil del proyecto de la ONG en Lamu (una isla situada en la costa norte de Kenia). Además, los turistas colaboran de manera activa durante esos días en las iniciativas educativas y emprendedoras de Afrikable.

La actividad de la ONG también cuenta con el respaldo de numerosas personas e instituciones, entre las que figuran Telefónica, Fundación Lilly, InfoJobs, Haiku Films o ShopAlike. Además, cualquiera puede colaborar con Afrikable, ya sea asociándose a la organización, comprando los productos de su tienda electrónica, donando sus servicios y habilidades de forma altruista o realizando aportaciones para alguno de sus proyectos de desarrollo.

Algo alrededor de tu cuello, de Chimamanda Ngozi Adichie

23-07-2014: A Chimamanda Ngozi Adichie la conocemos quizás más por lo que dice (ya hemos hablado de sus charlas Ted en ‘El Peligro de una sola historia’ o ‘Todos deberíamos ser feministas’) que por lo que escribe, pero en los últimos años tenemos la suerte de que varios de sus libros han sido traducidos al español y son fácilmente encontrables en librerías y bibliotecas. Especialmente, su última novela, Americanah.

Algo alrededor de tu cuello, de Chimamanda Ngozi Adichie
"Algo alrededor de tu cuello", libro de relatos de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie.

Pero yo hoy quiero hablar de un libro anterior, Algo alrededor de tu cuello, que me ha impactado por la profundidad y diversidad de sus historias: 12 intensos relatos, de no más de 10 o 15 páginas cada uno, que nos sirven para conocer historias y realidades que, pasen en Lagos o en Nueva York, resultan más cotidianas de lo que parece. Centradas todas –salvo una, la de Fantasmas-, en vidas de mujeres, estos sobrecogedores relatos dejan una intensa desazón tras su lectura, porque son ciertamente brutales dentro de su cotidianeidad.

A saber: una mujer, cómodamente afincada en Estados Unidos, que acaba de saber que su marido tiene una amante instalada en su casa de Lagos (De imitación); una joven que marcha Nueva York tras un matrimonio de conveniencia y cuyo marido quiere americanizar a marchas forzadas para progresar en el país (Los concertadores de bodas); una niña, terriblemente celosa de su hermano, al que siempre van las mejores comidas, los piropos y las expectativas de futuro de su familia; dos jóvenes, una católica y formada en el extranjero, otra musulmana que no ha salido de su barrio, que se esconden juntas durante toda una noche tras una jornada de altercados en el mercado (Una experiencia privada); la mujer que tiene que ir a pedir un visado a la embajada el día después del asesinato de su hijo, de 7 años (La embajada estadounidense), o la chica que obtiene un visado para Estados Unidos, donde conoce un blanco estupendo pero con el que no todo es fácil:

«Te explicó que había estado en Ghana, Uganda y Tanzania, que le gustaba la poesía de Okot Bitek y las novelas de Amos Tutuola, que había leído mucho sobre los países africanos subsaharianos, su historia, sus complejidades. Querías sentir desdén y demostrarlo, porque son igual de condescendientes los blancos que sienten demasiado entusiasmo por África que los que no sienten ninguno. Pero…» Extracto de la historia que da título al libro: ‘Algo alrededor de tu cuello’

Un libro en el que Estados Unidos está tan presente como Nigeria, dos realidades que la autora conoce bien –habla perfectamente inglés e igbo, y se diplomó en Connecticut y Yale, antes de recibir el premio Commonwealth Writer’s- y en el que las mujeres son las protagonistas innegables.

Nacida en una familia acomodada, vinculada al mundo académico, Chimamanda Ngozi escribió su primer libro en EEUU, adonde llegó gracias a una beca. Se trababa de La flor Púrpura, que tuvo una excelente acogida, y desde entonces, su trayectoria literaria ha ido en auge. En 2006 publicó Medio Sol Amarillo, sobre la Guerra de Biafra, y, en 2010, la aclamada Americanah, que ya va por su segunda edición en castellano, todo un éxito para una novela nigeriana.