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Justicia Internacional: los Mau Mau contra Inglaterra

Será difícil que la Justicia con mayúsculas, la de ver a sus torturadores sentados en el banquillo de los acusados, le llegue a la guerrilla rebelde del Mau Mau en Kenya, pero sí es factible que obtengan al menos indemnizaciones y una disculpa pública por parte de Gran Bretaña. En los años 50, los británicos reprimieron a sangre y fuego a los Mau Mau. Durante décadas, Londres negó los hechos, pero recientemente los documentos sobre las torturas sistemáticas han salido a la luz. Ahora, un juez ha dado luz verde a la demanda de los represaliados.

Justicia Internacional: los Mau Mau contra Inglaterra

Los hechos ocurrieron a finales de los 50 y, a día de hoy, no sólo no han sigo juzgados sino que hasta el momento las autoridades británicas se habían negado a reconocer su existencia. La revuelta de los Mau Mau surgió en el seno de la tribu kikuyu, la más numerosa de Kenia, después de que miles de personas de esta etnia fueran trasladadas a la fuerza a otras zonas siendo sus tierras entregadas a los colonos blancos. Nacieron primero con la intención de protestar contra las expropiaciones y con el tiempo evolucionaron hacia las posiciones independentistas. Los Mau Mau fueron declarados asociación ilegal en 1950 por las autoridades británicas, y pronto se convirtieron en un grupo muy radical, llegando en ocasiones a cometer actos de extrema crueldad. Las autoridades impusieron entonces el Estado de emergencia, rebajando al límite los ya de por sí pocos derechos civiles de los africanos, y comenzando una violenta represión que, en muchos casos, afectó a personas que poco o nada tenían que ver con la guerrilla.

La brutalidad está en el centro de la demanda presentada este año por cuatro kenianos de entre 70 y 80 años que sufrieron la represión británica en sus carnes: Paulo Nzili, Ndiku Mutua, Wambugu Wa Nyingiy y Jane Muthori Mara. Según sus declaraciones, Nzili y Mutua fueron castrados por pertenecer al movimiento, aunque, afirman, sólo ayudaban con el suministro de comida; Wa Nyingi estuvo encerrado en varios campos de internamiento y recibió innumerables palizas sin que se le formulara acusación alguna; y Muthori Mara fue detenida con 17 años y brutalmente torturada, además de ser violada.

La respuesta de Gran Bretaña ante esta demanda fue la de siempre: negar los hechos y justificarse en la falta de pruebas. Pero en esta ocasión, la jugada se torció para Londres gracias al tesón de Edward Inglett, un funcionario británico perteneciente a la sección africana del Foreign Office. El hombre recibió una solicitud para entregar los documentos relativos al Gobierno colonial en Kenia y empezó a rastrear por los archivos, encontrándose con que varios departamentos le insinuaron que dejara de buscar. Esto le motivo más si cabe y terminó logrando un permiso para entrar en Hanslope Park, sede del servicio de comunicaciones de la Inteligencia británica y hasta hace unos meses un lugar desconocido para el mundo. Allí encontró nada menos que 1.500 documentos, muchos de ellos comprometedores, sobre la actuación británica en Kenia. Todo indica que las 300 cajas de documentos descubiertas ahora fueron sacadas de Kenia en 1963 y llevadas en secreto a Londres pocos días antes de la declaración de independencia por el país africano.

¿Pero qué recogen exactamente estos documentos y qué puede suponer para la reclamación de los Mau-Mau?

Estos documentos podrían servir para demostrar el uso sistemático, no puntual, de torturas y violaciones de Derechos Humanos realizadas indiscriminadamente contra los miembros de la guerrilla Mau-Mau pero también contra población civil. El objetivo de los demandantes es, por lo tanto, demostrar que sus casos no fueron aislados, sino que formaban parte de un sistema de torturas aplicado por la policía y otros miembros de los servicios de seguridad con pleno conocimiento de la Administración Colonial.

Gracias a estos documentos, el Tribunal Superior de Londres ha autorizado a los cuatro ancianos a demandar al gobierno británico, asegurando que “se trata de casos discutibles dese el punto de vista legal”, en palabras del juez Richard Mc. Combie, que dio la luz verde a la demanda. Los ancianos reclaman al gobierno británico que pida perdón y que constituya un fondo de ayuda a los supervivientes de la represión. Pero de momento, Londres ha respondido que ha pasado ya mucho tiempo y que su responsabilidad habría terminado cuando Kenia accedió a su independencia.

Precedente para otras ex colonias

La importancia de este caso radica, además, en que podría sentar precedente para las reclamaciones de otros kenianos que también sufrieron la represión y, sobre todo, para otros países colonizados en los que el Imperio Británico pudo cometer el mismo tipo de actuaciones.

Según la Comisión de Derechos Humanos de Kenia, el número de personas torturadas, mutiladas o ejecutadas por oficiales británicos durante la represión de la revuelta puede ascender a más de 90.00 personas. Más lejos todavía va la profesora de Harvard Caroline Elkins, autora del libro “El Gulag británico”-Premio Pulitzer 2006-, quien estima en 100.000 el número de muertes. “La sanidad en los campos era inexistente, y las epidemias acabaron con muchos de los detenidos. Las recomendaciones de los médicos eran ignoradas. La lista de atrocidades cometidas por las autoridades es de todo tipo. Era habitual la violación y la introducción de botellas rotas y cuchillos en hombres y mujeres. También hubo numerosos casos de castración, apaleamientos, aislamiento, quemaduras en los vivos, latigazos, tortura mediante ahogamientos y trabajos forzados”, escribe la norteamericana en su libro.

Justicia Internacional: los Mau Mau contra Inglaterra

Otros historiadores critican sus cálculos y rebajan el número de víctimas a 20.000, pero más allá de las cifras, lo que queda claro, y así lo demuestran los documentos ahora hallados, es que esta situación fue denunciada por varias personas y que el mismo Sir Evelyn Baring, último gobernador de Kenya antes de la independencia, no sólo tenía conocimiento de la situación sino que informaba periódicamente a sus superiores, lo que prueba también que los responsables en Londres eran conscientes de la situación en la colonia.

De momento, la batalla legal no ha hecho más que comenzar y puede que algunas de las víctimas mueran antes del fallo del juez, pero para ellos es ya una victoria, puesto que nunca pensaron poder llegar hasta la mismísima Justicia británica.

¡El blog cumple tres años!

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Hoy el blog cumple tres años. Nunca creí que pasaría del primero cuando lo creé, allá por 2008, recién llegada a Sudáfrica. Pero mira por dónde que ha continuado y, creo yo, mejorado con el tiempo. El diseño no tiene nada que ver con aquel de los inicios y los textos me parecen mejor elaborados. Además, gracias al blog he conocido a mucha gente, he empezado a colaborar con GuinGuinBali y ¡hasta me han entrevistado en la radio!Es verdad que los comentarios son pocos, salvo algunos incondicionales a los que les agradezco de verdad su participación; pero no me preocupa, porque yo misma leo muchísimos blogs y no recuerdo cuándo fue la última vez que comenté en alguno. Es algo normal, creo, así que no hay que darle mayor importancia.En definitiva, estoy muy contenta con el blog y, para celebrarlo, ‘lo presento’ a los premios Bitácoras 2011. Podéis votarlo (previo registro facilito) en este enlace. ¡Está el número 40 de los blogs sociales!

Por otro lado, estos son los post más vistos del último año. No sirven para sacar ningun conclusión pero bueno, ahí van:

Bereberes en Marruecos,  precisamente un texto que no trata sobre África subsahariana, que es de lo que suelo hablar.  Quizás debería replantearme un cambio de enfoque… Niños africanos en prisiones:  Un texto muy corto pero con una muy buena imagen sobre el trabajo realizado por Fernando Moleres en diversas cárceles africanas. El de la Guerra de Biafra, un post que me encanta, la verdad, y del que me asombra que siga generando tanto interés a pesar de los años. Luego siguen el post sobre Steve Biko, Costa de Marfil  y el de De Klerk y Mandela. Parece que la Historia llama la atención.

Hay también muchos post que tienen tan sólo cuatro o cinco visitas y otros que en su momento pasaron totalmente desapercibidos pero luego ganaron en visitas por algún que otro motivo.  Algunos que cada tienen tan sólo un par de visitas pero que van subiendo en el ránking de manera constante y otros que ‘brillan’ sólo por unos días y caen luego en el olvido. En fin, un poco de todo, como en botica, pero que me deja un estupendo sabor de boca y ganas para continuar, al menos, ¡otros tres años más!

Niketche.Una historia de poligamia

Niketche.Una historia de poligamia
Portada del libro «Niketche. Una historia de Poligamia», de la autora mozambiqueña Paulina Chiziane.

Rami es la protagonista de esta historia. Una mujer ya entrada en años que descubre que tras las largas ausencias de su marido se esconden un buen puñado de amantes y un gran número de hijos concebidos fuera del matrimonio. Rami, mujer tradicional y sumisa se rebela en un principio, pero no contra su marido sino contra esas mujeres que le han quitado a su hombre. Y dedice enfrentarse a ellas, sin compasión, hasta que descubre que las otras no son ni más ni menos que pobres infelices como ella. Incluso peor. Ella tiene papeles, hijos reconocidos y un estatus social. Las demás dependen económicamente de Tony, están a su servicio y mendigan su tiempo y su dinero.

Es entonces cuando comienza la transformación de Rami, una pequeña rebelión, aunque no directamente contra su marido. Rami se alía con las otras, se unen, se apoyan, se prestan dinero y hasta les ayuda a convertirse en mujeres oficiales de su marido. Si se trata de poligamia, que sea como las leyes mandan, piensa Rami.

Así comienza el relato, a veces desesperado, a ratos trágico y en ocasiones cómico de esta escritora mozambiqueña, Paulina Chiziane, que se declara contraria a la poligamia pero que en este libro pone negro sobre blanco las costumbres y los pensamientos de muchas de las mujeres de su país.

Costumbres que marcan desde que una nace: “Al nacer, la niña es anunciada con tres salvas de tambores, el niño con cinco. El nacimiento de una niña se celebra con una gallina; el de un niño con una vaca. La ceremonia de nacimiento de un niño se celebra dentro de casa (..) la de una niña se hace al sereno. Un hijo varón mama dos años y una niña solamente uno. Las niñas muelen, cocina; los niños estudian. El hombre se casa, a la mujer la casan. El hombre duerme, a la mujer la duermen. La mujer se queda viuda, el hombre sólo se queda con una esposa menos”.

La grandeza del libro radica en el brillante repaso que hace sobre las tradiciones de Mozambique; la radiografía territorial del país; los ritos de iniciación, la magia, los curanderos y las vidas de las mujeres en función de la costumbre…

Así descubrimos que la poligamia no es lo mismo para todas: Una de las mujeres, que viene de Zambezia, (al norte) explica: “Vengo de una tierra donde los hombres jóvenes emigran y no vuelven nunca más (…) Pronto aprendí que los hombres son pan, son hostias, hogueras en medio de hembras que se mueren de frío. En mi pueblo, la poligamia es lo mismo que compartir recursos escasos, pues dejar a otras mujeres sin cobertura es un crimen que no perdona ni Dios”.

Es difícil para nosotros comprender estos y muchos otros pensamiento / razonamientos que aparecen en el libro en boca de sus protagonistas; algunos de los diálogos casi molestan, pero es la manera que tiene la autora de ponernos sobre aviso, de mostrarnos esa realidad que no vemos:

La primera mujer pregunta a una de las siguientes:

–    Mauá, ¿cómo está Tony?
–    De salud bien, comía bien
–    ¿Y cómo le servías?
–    De rodillas (como manda la tradición)

–   Así debe ser

Otras partes, en cambio, llaman a la acción: “La poligamia es una red de pesca que se echa al mar. Para pescar mujeres de todo tipo. Me pescaron. Pescaron a mis rivales, a mis hermanas, a todas. Afilar los dientes, roer la red y huir o retirar la red y pesar al pescador ¿Cuál es la mejor solución? (…)

O no: «La poligamia es ser mujer y sufrir hasta reproducir el ciclo de la violencia. Envejecer y ser suegra, maltratar a la nuera, esconder en la casa materna a las amantes y a los hijos bastardos para vengarte de los malos tratos que has sufrido con tu propia suegra (…)».

Pero en el libro también se habla de sexo, de erotismo y de feminidad (empezando por el Niketche del título, una danza de iniciación sexual femenina que se practica en las regiones de Zambezia y Nanpula, en el norte del país, (entre la etnia macua), y que sirve para la reafirmación de las jóvenes). Nos acerca también a las costumbres del sur, donde las mujeres son mucho más liberales y las relaciones entre sexos más iguales. Y nos hablar de los negocios que las mujeres son capaces de llevar adelante, y de la guerra y de la influencia de la religión… En fin, un amplio retrato de lo que es Mozambique hoy que deja cierto sabor amargo, pero que es imprescindible conocer.

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Paulina Chiziane, que prefiere que la llamen contadora de historias antes que novelista y que se inspira más en los cuentos que se narran alrededor de la hoguera que en sus estudios inacabados en la Universidad, nació en Mozambique en 1955, cuando el país vivía todavía bajo la colonización portuguesa, y fue la primera mujer mozambiqueña en publicar una novela: Balada de Amor al Viento, en 1990.

Ferviente defensora de la independencia, terminó desencantada –quizás como todos- tras las casi dos décadas de Guerra Civil que asolaron al país, asunto que, sin ser el tema central de sus novelas, está siempre presente en él. En el libro que nos ocupa, por ejemplo, la historia de la guerra aparece en una de las mujeres, violada sucesivamente por soldados portugueses y mozambiqueños, y dentro de éstos, por los de un bando y el otro.

Actualmente vive y trabaja en la región de Zambézia y colabora con diversas organizaciones. En 2010 fue nominada embajadora de la Unión Africana para la Paz.

Más sobre escritoras africanas, aquí.

El SILA se acerca a las escritoras africanas

Se acerca la tercera edición de Sila, el Salón del Libro Africano que cada año se celebra en Tenerife, y en esta ocasión trae algo muy interesante: un acercamiento a la Literatura femenina que se hace en el continente.El año pasado, su directora, Ángeles Alonso ya avisó de que hasta ahora la mayoría de los participantes africanos habían sido hombres y que  tenía pensado preparar alguna mesa específica sobre literatura escrita por mujeres. Y ha cumplido. El resultado son varias conferencias dedicadas a este tema, con una especialmente interesante, titulada Escritoras africanas, ¿cuánto hay por descubrir? y El papel de la editora en África.

El SILA se acerca a las escritoras africanas
Paulina Chiziane, escritora mozambiqueña. Autora del libro 'Niketche. Historias poligamia".


En ella participarán dos editoras: Layla B. Chaouni y Tainie Mundondo y las autoras Paulina Chiziane, (Mozambique), y Aida Gomes (Angoleña). De esta última no he leído nada, así que poco puedo decir, pero de Chiziane he tenido el placer de toparme con Niketche, historias de poligamia, un libro duro y  con toques de surrealismo en el que la autora expone sin rodeos la difícil situación de las mujeres en su país. De norte a sur y desde las adineradas a las más pobres, las mujeres se ven relegadas a un segundo plano, siempre por detrás de su marido.

Como dicen en esta crónica, Chiziane es feminista, pero feminista a su manera, “la obra no desafía el estatuto de la mujer africana”. Efectivamente, en el libro las mujeres se rebelan pero de un modo absolutamente extraño e incomprensible para nosotras en Europa. Sea como sea, espero poder entrevistarla y comprender así un poco mejor lo que intenta contarnos.

La otra mesa sobre la mujer está dedicada a la “Aportación literaria actual de las mujeres en el Mediterráneo y contará con la escritora Tassadit Yassine, la directora del Instituto Cervantes en Casablanca, Dolores López Enamorado, y el incombustible JuanGoytisolo, buen conocedor de la zona.

Por otro lado, la Feria lanzará una mirada especial a Senegal, contando con la presencia del ya conocido Boubacar Boris Diop y varios editores del país. Además, volverá a tratar el tema de la escritura en lenguas africanas y contará con la presencia de un escritor muy especial: Sami Tchak, (Togo) autor de novelas y ensayos que también ha estudiado el mundo de la mujer y que tiene muchas cosas que contar.

Vamos, un programa muy completito del que espero poder dar buena cuenta en este blog.

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Sun City, el casino de Sudáfrica

13 de septiembre de 2011

En el interior de Sudáfrica, en la generalmente seca provincia de North West, un palacio se aparece ante el visitante como un espejismo. Un lugar de verdes paseos, inmensas cascadas, ferrocarril propio y hasta playa, a más de 1000 kilómetros del mar. Se trata de ‘Sun City’, un inmenso ressort del tamaño de una verdadera ciudad en el que hay de todo lo que se pueda imaginar.

Sun City, el casino de Sudáfrica
La playa artificial de Sun City. Foto: Aurora M. Alcojor

Un lugar en el que predomina la opulencia, casi insultante una vez conocida Sudáfrica, y en el que se da cita la flor y nata de buena parte del continente. Situado a menos de 300 kilómetros de Johannesburgo y Pretoria, Sun City es el lugar favorito de vacaciones para muchos sudafricanos adinerados. Allí hay hoteles –todos de 5 estrellas–, campos de golf, parques acuáticos y hasta una ‘Ciudad Perdida’, un monumental palacio que sobresale sobre la arboleda que le rodea en memoria de una supuesta leyenda sobre –y cito textualmente de su web -“una antigua civilización que llegó a estas tierras desde el norte de África y que construyó un espectacular palacio para su rey y su enorme imperio hasta que un terremoto lo redujo a ruinas”.

Sun City, el casino de Sudáfrica
Los elefantes de ‘la Ciudad Perdida’, en Sun City. Foto: Aurora M. Alcojor

Por supuesto, no le falta una jungla de exótica vegetación y, una de las imágenes más conocidas de Sun City, las réplicas a tamaño natural de elefantes y otros animales que terminan componiendo un extrañísimo, pero a pesar de todo, admirado conjunto.

Y detrás de todo este glamour hay algo sin lo que Sun City nunca hubiera sido posible: el juego. Porque Sun City, quizás incluso antes que un inmenso ressort, es un inmenso casino en el que se dan cita todos los juegos imaginables,  un lugar que abre los 365 días del año y que atrae a cientos de jugadores de todo el país.

De hecho, Sun City nació precisamente en este lugar porque allí sí estaban permitidos los juegos de azar. Durante el Apartheid, el juego era ilegal en toda Sudáfrica y sólo algunos de los llamados bantustantes [inmensas zonas en las que se encontraban las peores tierras y en las que el Gobierno de Pretoria pretendía instalar a los negros (ésa era su idea de desarrollo separado) dándoles categoría de estado semiindependiente] tenían permiso para crear establecimientos de este tipo. Uno de ellos era el Bantustante de Bophuthatswana y esto fue lo que llevó al magnate sudafricano –hijo de inmigrantes judíos rusos- Sol Kerzner a elegir este lugar para crear Sun City, la ‘ciudad del sol’ que pronto se convertiría en la perla de su imperio, tras abrir las puertas al público el 7 de diciembre de 1979.

Sun City, el casino de Sudáfrica
El lujo, casi insultante si lo comparamos con la miseria de buena parte del país, es la tónica predominante en Sun City. Foto: Aurora M. Alcojor

Su buena localización, la abundancia de tierra y la mano de obra extremadamente barata que era posible encontrar en estos bantustantes hicieron que el negocio se convirtiera pronto en un éxito, aunque no estuvo exento de polémicas. De hecho, durante años, los opositores denominaron despectivamente a este sitio como “El brillo del Apartheid”, subrayando que todo lo que relucía en él se debía, única y exclusivamente, a la política racista que permitía los mayores lujos para unos mientras otros vivían en la más absoluta miseria.

De hecho, a mediados de los 80, un grupo de artistas conocidos como el AUAA (Artistas Unidos contra el Apartheid) grabaron una canción llamada “Sun City” en la que, entre otras cosas, declaraban que nunca actuarían en este lugar. Se convertía así en foco del boycot cultural que buena parte del mundo llevó a cabo contra el Apartheid.

A pesar de todo, Sun City resistió los últimos años del Apartheid y ha continuado floreciendo desde de que se restableciera la democracia en 1994 y el juego se legalizase en todo el país. Allí se celebran ahora eventos de alto standing¸ como Miss Sudáfrica o festivales para jóvenes adinerados. Sigue siendo un lugar prohibitivo, pero ahora en él se dan cita blancos y negros.

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Muertos en Kenia

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Fueron decenas pero apenas se habló de ellos. Si acaso para tener la oportunidad de poner una foto impactante. Su desgracia coincidió con la explosión nuclear en Francia, así que no tuvieron derecho ni a cinco minutos de portada.

El oleoducto cruza el cercano barrio de chabolas de Sinaí y muchas de las víctimas son residentes que intentaban hacerse con la gasolina que había caído. Algunas de las chabolas están construidas sobre las propias tuberías del oleoducto”. Lo cuenta José Miguel Calatayud en El País  Y eso es realmente grave, más allá de si los muertos han sido 10 o 100. Personas viviendo sin las menores medidas de seguridad junto a un oleoducto. O junto a la vía del tren. O en el vertedero.

[Les hemos dicho] cuando veáis que la gasolina fluye, alejaos, pero  parece que la gente no aprende la lección«, dice el portavoz de la policía keniana. Claro, qué fácil,  ¿pero quién se resiste a la tentación de conseguir gratis unos cuantos litros de gasolina? No es la primera ni será la última vez que esto ocurre, y no es sólo en Kenia, sino en buena parte de África. Este veranos lo vimos en Benín y ahora lo cuentan desde Nairobi: cuando un camión vuelca, todos se lanzan a por el combustible; cuando una tubería se rompe, hasta los más pequeños se acercan a por el preciado líquido.

No hay gobierno aquí”, declara un comerciante del slum a The Guardian. “Si lo hubiera, las autoridades habrían advertido que la tubería llevaba 12 horas fluyendo antes de la explosión”. ¡Doce horas! Medio día en el que todos los vecinos sabían lo que estaba pasando y ni una sola autoridad local se preocupó de ello. Hoy, en cambio, el Ejército se pone a buscar a una turista británica desaparecida en un ressort de lujo.

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«No son países, son commodities»

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Ante la desidia de las últimas semanas, en las que no encuentro las ganas ni el tiempo para escribir, sólo me queda al menos dejar los buenos vídeos que encuentro por ahí. Éste, de Intermón Oxfam, es una maravilla.

Pone, blanco sobre negro, la realidad de la compra de tierras en países pobres y aquello de «los miles de euros en infraestructuras y creación de puestos de trabajo». En palabras sencillas y en tan sólo tres minutos. Merece la pena, sin duda.

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África en positivo

Un vídeo de Jesús Manzano, que se define como innovador social, activista y colaborador de varias ONGs. Me gusta mucho la idea. Hay que conocer y denunciar todo lo malo que pasa en África, pero no nos quedemos ahí. Que también hay cosas buenas.
África en positivo from Jesús Manzano on Vimeo.

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