El pasado 6 de diciembre, el escritor y profesor Patrice Nganan fue detenido por las fuerzas de seguridad de Camerún cuando se disponía a tomar un vuelo hacia Zimbabwe en el aeropuerto de Douala. Sus familiares no supieron nada de él hasta dos días después, cuando tuvieron conocimiento de que estaba en una cárcel de Yaoundé (a unos 500 kilómetros), detenido por «ofensas al presidente».
Nganang ha sido siempre un activista e intelectual muy crítico con Paul Biya -en el poder desde el año 1981-, pero la tensión ha subido especialmente tras la gestión que el gobierno de Yaoundé ha hecho de la crisis en las provincias anglófonas (una zona de Camerún que desde hace años reclama más autonomía y recursos al gobierno central y que el pasado mes de octubre llegó a declarar la independencia).
La detención tuvo lugar justo al día siguiente de la publicación de una columna en Jeune Afrique en la que criticaba la maneraen la que está actuando el ejecutivo frente a las reclamaciones de la parte anglófona del país.
Ante esta situación, colegas y compañeros de Nganang han lanzado un manifiesto en el que exigen su liberación inmediata, y que está abierto a la firma de quienes quieran apoyarlo.
Nganang es autor del libro Tiempo de perro, en el que relata el Camerún de los años 80, y profesor de la Universidad de Stony Brook en Nueva York, pero sobre todo, es un activista por los Derechos Humanos en su país -aunque no vive allí sí viaja frecuentemente-, y apoya numerosas iniciativas locales y populares para empoderar a la población. (Buen ejemplo de ello es su apoyo a Génération Change, un movimiento de jóvenes que trabajan por mejorar sus barrios y que tiene su sede en la ‘Maison de l’écrivain, financiada gracias al escritor).
Antes, en 2013, entrevisté a Ngagang en Madrid y esto es lo que comentaba sobre su país: «El sistema político de Camerún no permite que exista una oposición fuerte. El Estado es de alguna manera el Partido, y viceversa. No existe una estructura clara para la oposición; sin embargo, sí hay individuos que están trabajando en este sentido. Lo mismo sucede en el campo cultural y social. Están surgiendo muchas iniciativas, a cargo de escritores, periodistas, estudiantes… Pero, de nuevo, no tienen estructuras para trabajar». (Se puede leer la entrevista completa aquí).