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Sudáfrica recupera la tradición literaria en lenguas ‘indígenas’

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Sudáfrica recupera la tradición literaria en lenguas ‘indígenas’4/08/2009.- El Indigenous Languages Publishing Project es un ambicioso proyecto que pretende acabar con los desequilibrios del pasado, y cuyo objetivo último es estimular la publicación de materiales en lenguas indígenas: isiNdebele, isiXhosa, isiZulu, Sepedi, Sesotho, Setswana, Swati, Tshivenda y Xitsonga, los nueve idiomas que, junto con el afrikáans y el inglés, son oficiales en Sudáfrica.

El proyecto, llevado a cabo bajos los auspicios de la Biblioteca Nacional de Sudáfrica, servirá para celebrar y promocionar las obras clásicas de la Literatura africana a la vez que animar a escritores veteranos y noveles a seguir publicando en estos idiomas.

Como decía el escritor keniata Ngugi wa Thiong -que antes escribía en inglés y ahora lo hace sólo en su lengua materna, Gikuyy- en Descolonizando la mente, «el lenguaje conlleva cultura y la cultura conlleva un mundo entero de valores a través de los cuales nos percibimos a nosotros mismos y nuestro lugar en el mudo». Por eso es tan importante que niños y mayores puedan leer también en su propio idioma, en el idioma de sus padres y sus ancestros.

El primer paso de este proyecto será reimprimir los Clásicos sudafricanos en lengua indígena, elegidos por un panel de expertos a partir de las obras preseleccionadas en colaboración con los ciudadanos.

 

.»]Sudáfrica recupera la tradición literaria en lenguas ‘indígenas’

África según…

«Cada vez que dices ‘África es…’, las frase se rompe en migajas. De cada generalización, debes excluir al menos cinco países. Y cada vez que piensas que has encontrado una certeza, una característica definitoria, te das cuenta de que lo contrario es verdad en otro lugar del contienente. África está llena de sorpresas»

África según... ‘Africa: Altered States,Ordinary Miracles’. Un libro casi obligatorio para todo el que le interese este continente. Su autor es Richard Dowden, quien ha vivido y viajado por toda África durante más de 30 años. Primero trabajó en Uganda como profesor, luego en muchos otros países como periodista y ahora escribe desde Londres, como presidente de la Royal African Society, -un nombre que suena a siglo XIX pero donde hay muy buenos artículos-.

Minería en Sudáfrica

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La minería es una de las principales fuentes de riqueza de Sudáfrica. O eso dicen. Seguro que da dinero pero ¿para quién? y ¿a costa de qué?.

Minería en Sudáfrica [Fuente: Blog Fading Hope]

Ayer, la Universidad de Wits organizó una conferencia sobre la industria minera en el país. Los ponentes eran miembros de Amandla Forum, una asociación de gente de izquierdas que lucha por una verdadera justicia social.

Algunos ponenetes fueron un poco obtusos, tengo que decirlo. Creo que, más allá de que yo no entendiera bien por el idioma, nadie entendió nada de nada. Otros, en cambio, fueron concisos y claros. Un ejemplo de esto último fue Anne Mayher, una de las personas que está luchando porque las grandes empresas de minería respeten las comunidades y la tierra en la que trabajan.

Algunas píldoras de su intervención.

Miles de personas están siendo desalojadas de sus tierras y sus casas por las operaciones mineras.

– El 90% de las reservas mundiales de platino se encuentran en Sudáfrica. (Según otras fuentes, es el 75%, pero en cualquier caso es una proporción enorme).

– Para producir una onza de platino hay que extraer 10 toneladas de mena

– El platino se utiliza para joyas, teléfonos móviles y, sobre todo, catalizadores para los coches.

Las grandes compañías mineras son casi un Estado propio dentro del Estado. Ayudaron a fundar este país, pues sobre el oro se fundó el crecimiento económico y la fundación de muchas ciudades, como Johannesburgo, que no existía hasta que se descubrieron minas en los alrededores.

– Durante los años del Apartheid, las compañías mineras sostuvieron y apoyaron al Gobierno racista.

– Hoy en día, sólo han cambiado los actores. El nuevo Gobierno del ANC ha bendecido a las grandes compañías mineras y, a cambio, curiosamente:

1)Bridgett Radebe, mujer de Jeff Radebe (primero ministro de Obras Públicas, luego de Empresas Públicas y ahora de Transportes), es la CEO de Mmakau Mining.

2) Patrice Motsepe, hermano de Bridgette Radebe (sí, la de antes), es precisamente es el dirigente de African Rainbow Minerals.

3.- T. Sexwale, ministro desde abril de 2009 de «Asentamientos Humanos», fundó y parece que todavía hoy dirige la compañía minera Mvelaphanda

Así está el percal. Y son sólo tres ejemplos, que tampoco es plan de sacar aquí el árbol genealógico.

– «En esta situación, es imposible intentar poner al Gobierno de parte de la gente y frente a las compañías mineras. Porque el Gobierno es parte de las compañías«.

– «Como la Educación no es nada buena en Sudáfrica, muchas veces los locales no consiguen ‘colocarse’ en las minas, o sólo pueden hacerlo en trabajos no cualificados.

-«A la gente le hicieron pensar que el ANC luchaba contra el capitalismo. La verdad es que sólo luchaba por su parte de capitalismo». [Esto lo dijo alguien del público].

Mientras Sudáfrica tiene una de las mejores legislaciones medioambientales del mundo y llega a recoger este asunto en la Constitución, la realidad es que las compañías mineras están «prácticamente exentas» de todas estas normativas, debido al dinero que mueven y a los contactos políticos de sus presidentes.

– Mientras tanto, cada día mueren mineros, legales e ilegales, en Sudáfrica. A veces, cuando la cifra excede de los 50, más o menos, salen en las noticias.

– Mientras tanto, decenas de personas son expulsadas de sus casas y sus tierras cada día. A veces, aunque pocas, también ‘salen en las noticias’: BBC, Marzo de 2008: ¿Quién paga el precio del platino?

David Goldblatt

Un fotógrafo sudafricano que «no puede dejar de fotografiar a Sudáfrica».

David Goldblatt
El hijo de un granjero con su cuidadora. 1964. Fuente: Victoria & Albert Museum, Exploring Photography
David Goldblatt
Mofolo South, Soweto. Fuente: Victoria & Albert Museum, Exploring Photography

 

David Goldblatt
Familia a la hora de la comida. 1962. Fuente: Victoria & Albert Museum, Exploring Photography

David GoldblattEstán exponiendo sus fotografías en Madrid.
Público: Un viaje amargo al corazón del racismo

I had a farm in Africa

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Desde que vimos la película, (Memorias de África) la dichosa frase se nos ha quedado como un latiguillo tonto que utilizamos para las más absurdas situaciones. Lo mismo nos vale para un roto que para un descosido y la decimos así, alargando un poco las palabras, como hace Meryl Streep en la peli, con su cadencia y su acento.

Por ejemplo, cuando alguien dice, refiriéndose a Johannesburgo, que está en África, el resto le contestemos a coro en plan, «Sí, claro, y I had a farm in Africa, no te jode». I had a farm in Africa

También, y aunque no tenga nada que ver con la película, una de las muchas acepciones que le hemos dado a la frasecilla en cuestión es la de “tío blanco con pasta convencido de que, oye, mira, con el Apartheid tampoco vivían tan mal los negros”. No sé muy bien por qué, supongo que debido a que aquí los afrikáners eran los grandes terratenientes, bueno, y todavía lo siguen siendo. Así, si yo conozco a un hombre o una mujer de este tipo, se lo contaría al resto de compañeros como “ayer conocí a uno de los de I had a farm in Africa”.

Son gente que te dice que ‘in the old days’ estas cosas no pasaban, -por ejemplo, que necesites un día para hacer los papeles del coche o que el autobús pase una vez cada tres horas-. ‘The old days’ se refiere, claro, al Apartheid, la dictadura, el periodo de la segregación, como quieras llamarlo, pero desde luego queda mucho más bonito denominarlo ‘the old days’.

El caso es que el viernes pasado, en las miles de horas de avión y escalas que me llevaron a Madrid, conocía a uno de los de ’I had a farm in Africa’, pero uno de los de verdad. Tendría poco más o menos mi edad pero todas las características para poder decir la frasecilla con propiedad y nostalgia real.

De madre inglesa y padre sudafricano, el chaval era originario de Zimbabwe, donde se habían asentado sus padres para trabajar una gran granja. Pongamos, por redondear, que tuviera 30 años, lo que significaría que había nacido en realidad en Rhodesia del Sur, como se llamaba antes Zimbabwe, y donde hasta el año 80 hubo un sistema muy parecido al del Apartheid.

Allí había crecido y vivido feliz hasta hace una década, cuando su granja fue ocupada violentamente. Aprovechando la nacionalidad del padre, la familia había decidido venirse a Sudáfrica. Desde entonces tienen también una inmensa propiedad en este país y han diversificado sus negocios a la construcción.

El chico me contó que ahora se iba ahora a Londres, donde también tiene familia, porque el sector estaba parado y no había mucho trabajo. Cuando le dije que yo era de Madrid, me contó que pretendía aprender español y a la pregunta de por qué, me respondió que porque pretendían invertir en tierras en Uruguay, que ni él ni su familia se fiaban del devenir de Sudáfrica y que Latinoamérica era más seguro.

Yo no pude evitar desconfiar -prejuicios, sí, lo sé- y pensar en él como en uno de los de los ‘old days’. Pero no, no pronunció el eufemismo. Tampoco se le notaba resentimiento en la voz. De hecho, hablaba como diciendo: «mira, yo tengo mis tierras, mi dinero y mi trabajo, si intentan joderme, me voy y santas pascuas, aquí los que pierden son ellos; yo me voy con mi inversión a otra parte».

Y eso me preocupó. Porque ya se sabe que en economía a veces importa más la percepción que la realidad, y la percepción de este chico era que en cualquier momento les podían quitar las tierras. Por lo poco que yo sé del tema, ésa es una posibilidad bastante remota, aunque es cierto que cíclicamente te habla del tema, probablemente con la intención del Gobierno de calmar a los que exigen una verdadera reforma agraria.

Entiendo que una familia llegada de Zimbabwe tenga el miedo metido en el cuerpo y no se fíe ya de nadie, pero el problema es que en estas cosas todo es empezar: si tu vecino se va, cómo te vas a quedar tú. Durante los primeros años de la Transición democrática, unas 800.000 personas blancas abandonaron Sudáfrica, y se calcula que cada uno de estos supuso la pérdida de cinco puestos de trabajo en el país. Si ahora que Sudáfrica afronta su primera recesión económica en 17 años comenzaran a irse los empresarios, la situación volvería a repetirse. Y esto sería muy peligroso para el país.

I had a farm in Africa
[Foto: Online NewsHour: Land redistribution in South Africa. Una página interesantísima para todo lo relacionado con la incipiente y muy gradual Reforma Agraria que se está llevando a cabo en el país].

Con esto no quiero decir que no sea necesaria una Reforma Agraria, pero una de verdad, para dar tierras a los pequeños campesinos a los que les fueron arrebatadas hace no tanto tiempo. Pero sí que sería un problema que se hiciera a lo loco como en Zimbabwe, donde las ocupaciones no han sido más que eso y la tierra no ha ido a parar ni mucho menos a quienes de verdad la necesitaban y estaban dispuestos a trabajarlas, sino a los amigotes de turno del Gobierno.

Y tampoco quiero decir que Sudáfrica esté en el camino de Zimbabwe, ni muchos menos, pero sólo el hecho de que haya gente que lo piense, ya es un problema.

Al hilo de esto, un artículo interesante publicado en el años 2000:
Zimbabue/ «La guerra de las fincas» . ¿Será Sudáfrica la siguiente?

Liz McGregor, la autora, venía a dejar claro que NO, pero no todos los propietarios de tierras parecen sentirse seguros.

Discursos y hechos

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15/07/2009: Obama ha estado en Ghana y ha dejado para la posteridad uno de sus discursos. Asumió la parte de culpa de los estados occidentales por el continuo saqueo de África, pero criticó también la actuación de gobernantes corruptos que utilizan a su país como si fuera el patio de su casa para su propio interés y el de sus amigos.

Obama en el Parlamento ghanés
Obama en el Parlamento ghanés. Fuente: SA Good News

El presidnete de Estados Unidos dijo, entre otras cosas, que “El futuro de África depende de los africanos” y que “la historia ofrece un veredicto claro: los gobiernos que respetan los deseos de su propia gente, que gobiernan por consentimiento y no coerción, son más prósperos, más estables y más exitosos que aquellos que no lo hacen”.

No puedo estar más de acuerdo. Son los africanos los que tienen que luchar por un futuro mejor y para ello, sin ningún género de dudas, necesitan democratizar sus propios países.

Pero resulta que este viaje de Obama a Ghana coincide en el tiempo con otro viaje, el del ministro español de Asuntos Exteriores a un país cercano, Guinea Ecuatorial.

Y en este viaje, sin decir nada, sin discursos, sin grandes proclamas, es donde de verdad se dice todo.

Desde que se descubrió petróleo en la costa de Guinea Ecuatorial, a principios de los 90, el Estado se ha convertido en uno de los más ricos de África. Y digo el Estado y no el país porque es sólo el Gobierno y sus amigos quienes se han repartido el pastel. Según el FMI, el PIB per cápita, medido en paridad de compra con otros países, supera los 18.000 dólares. Supongo que el 60% de los ecuatoguineanos que viven con menos de un dólar al día (365 dólares al año) se preguntan dónde están los 17. 635 que les faltan.

Como el futuro de África está en manos de los africanos, supongo que lo que tendrían que hacer los guineanos es plantarse y decir basta a los 30 años de dictadura interrumpida. Una revolución, un golpe de estado, una revuelta pacífica… Sí, probablemente deberían hacerlo, pero no estaría mal que tuvieran alguna ayuda. Y no me refiero a armas ni a financiación, no, simplemente a algo tan sencillo como que cuando en las últimas elecciones el partido de Obiang obtuvo el 99% de los votos, los observadores españoles no hubieran tenido la poca vergüenza de decir que “las elecciones representaban un avance”.

Desde luego, no creo que les haya parecido ningún avance a los partidos de la oposición -la mayoría prohibidos-, ni a los presos políticos, ni a los que mendigan por las calles de Malabo.

Lo cierto es que, y al final volvemos a lo de siempre, los intereses económicos pueden más que las palabras y los discursos.

Obiang es el protegido de EEUU, porque allí están sus empresas, extrayendo petróleo a mansalva; y también el protegido de España porque esperamos y confiamos que pronto nuestras empresas también estén allí. Y oye, que llevamos muchos años currándonoslo, que esto no es nuevo y, ya en 2006, Zapatero recibió a Obiang en Madrid y tuvieron una reunión de hora y media. Y Rajoy, para no ser menos, se entrevistó también con él, faltaría más, que hay cosas que son ‘política de Estado’ y, mira tú por dónde, para esto sí se ponen de acuerdo los partidos.

Más noticias:
África en el Mundo: A partir un piñón con Obiang

Global Affaires: Guinea Ecuatorial, medio siglo de dictadura ininterrumpida.

Y un interesante artículo sobre el nuevo presidente de EEUU y sus comparaciones entre África y Asia: Los tres errores de Barack Obama en África

‘Futuros’ para Sudáfrica (Dinokeng Scenarios)

'Futuros' para Sudáfrica (Dinokeng Scenarios)

La importancia de Mamphela Ramphele no es lo que hizo durante su lucha contra el Apartheid, si no lo que sigue haciendo hoy en día por mejorar la vida de sus compatriotas.

Además de continuar dando clases y escribiendo sobre la pobreza y la sanidad entre las clases más bajas, Ramphele ha dado forma a un proyecto que pretende promover el diálogo y la acción social entre la ciudadanía sudafricana.

El proyecto se llama Dinokeng Scenarios y consiste básicamente en un foro de discusión en el que personas de todos los ámbitos se han reunido en busca de un futuro mejor para Sudáfrica.

Puede que muchos lo consideren el típico ‘chollito’ que se montan los políticos, escritores o actores cuando quieren dejar de trabajar y no saben ya que hacer, pero al menos este proyecto sirve para que la gente hable, una cosa que, sobre todo durante la era de Mbeki, no estaba muy bien vista. Al estilo de Alfonso Guerra en España, Mbeki también era de los de «el que se mueva no sale en la foto», así que pocos se atrevían a criticar al presidente, quien -aunque ahora algunos le echan de menos después de conocer a Zuma- tenía realmente modos autoritarios y pretendía a toda costa volver a ser reelegido, a pesar de llevar ya nueve años en el cargo.

En esta situación, en agosto de 2008 se reunió por primera vez el equipo -35 personas lideradas por Ramphele- de Dinokeng. Dinokeng es una palabra que en sepedi, uno de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica, significa «encuentro de ríos», y es además un área concreta al norte de Gauteng, la provincia en la que se encuentran Johannensburgo y Pretoria.

Básicamente, estos expertos expusieron en un documento lo que consideran los avances que ha realizado el país en estos 15 años de democracia (la firma de la Constitución, instituciones independientes, mejoras económicas y de buena parte de la población)y las cuestiones que todavía debe enfrentar (sanidad, educación y vivienda, principalmente).

A partir de ahí, dibujan tres escenarios posibles para Sudáfrica:

'Futuros' para Sudáfrica (Dinokeng Scenarios)
1.- Walk Apart. «Sudáfrica continúa en el camino en el que está hoy. Los problemas -desempleo, pobreza, inseguridad y mala educación y sanidad- empeoran. El Gobierno no es capaz de mejorar los servicios públicos, de hecho, usa los trabajos oficiales como recompensa por apoyo político. La confianza de los ciudadanos en las insituciones públicas disminuye, comienzan a protestar y el Gobierno responde aumentando las ayudas. Esto funciona durante un tiempo, pero para 2010, comienza a fallar. (…) Para 2020, Sudáfrica pasa de ser una democracia en desarollo a un estado autoritario». También podríamos llamarlo «escenario Zimbabwe».

'Futuros' para Sudáfrica (Dinokeng Scenarios)
2.- Walk Behind. «El Estado decide activamente liderar el proceso de desarrollo. Interviene en la economía, expandiendo programas públicos para crear más trabajo. Pero no tiene en cuenta la realidad económica. Como el Estado necesita más dinero para sus proyectos, aumenta los impuestos y congela salarios. Para 2012, los inversos privados comienzan a retirarse mientras que los profesionales del sector público empiezan a abandonarlo para ir al privado. Para 2017, los grandes proyectos estatales dejan de ser competitivos y comienzan a costar dinero, en lugar de proveerlo. El Gobierno gasta más de lo que ingresa. (…) Al final, digamos que para 2019, el Gobierno tiene que pedir dinero internacional, por ejemplo al FMI, que impone condiciones: reducir el coste en gasto social, es decir, empeorar el nivel de vida de los ciudadanos. Esto lleva al descontento social. El estado impone su ley por la fuerza. De nuevo, la democracia se ve comprometida«.

'Futuros' para Sudáfrica (Dinokeng Scenarios)

3.- Walk together. «En este escenario, los retos los afrontan los propios ciudadanos a través de compromiso activo, junto a un fuerte liderazgo de todos los sectores. El buen Gobierno y la ciudadanía activa son la clave para solucionar los serios problemas sociales del país. (…) Los ciudadanos comienzan a tomar la iniciativa, a través de comités de salud, anticrimen, padres de asociciones y cualquier otro tipo: los ciudadanos demandan la mejora de la educación, la sanidad y la seguridad. (…) Empiezan a exigir más responsabilidades y cuentas claras a los políticos (…) La oposición presta atención a las necesidades de los ciudadanos (…)». En definitiva, los ciudadanos toman las riendas de su situación.

En realidad, no es que se necesitasen sabios para exponer estas posibilidades. Los tres futuros son bastante obvios, pero lo importante es que una persona como Ramphele, con sus credenciales como activista anti-apartheid y la ‘fuerza moral’ para decir las cosas claras, puede exponer crudamente esta situación sin que, por ejemplo, el Gobierno le acuse de esta ‘dirigida por los blancos’, como hace cada vez que alguien le critica.
Por otro lado, Ramphele puede también dirigirse a los ciudadanos, a los negros sobre todo, para instarles a que ellos mismos hagan cosas por mejorar sus barrios y sus pueblos. Si ella, en los años 70 fue capaz de crear clínicas en zonas remotas, cómo es que no se puede hacer ahora. Ésa es su pregunta y ésa es su forma de, a los 52 años, seguir movilizando a la gente.

Mamphela Ramphele

Dicen que «detrás de todo gran hombre hay siempre una gran mujer». Sólo que el hombre siempre se hace famoso y la mujer no. El hombre se lleva las medallas y la mujer sonríe a la audiencia en un segundo plano.

Para no hacer lo mismo, quiero contar en este blog la historia -y el presente- de Mamphela Ramphele, la madre de los hijos de Steve Biko y su compañera y amante durante un tiempo.

Steve Biko vivió rápido, alcanzó pronto la fama y murió joven, más o menos como decía James Dean. Ramphele, en cambio, tuvo que luchar por cada una de sus conquistas, poco a poco, paso a paso, y, por supuesto, esquivando los inmensos obstáculos que se podía encontrar una mujer negra nacida en Sudáfrica en 1947, un año antes de que se impusiera el Apartheid.

Frente a todas las expectativas, hoy es una ‘mujer de éxito (doctora, activista, antropóloga, direcitva universitaria, ejecutiva) que todavía sigue luchando por un futuro mejor para su país. Mamphela Ramphele

Juventud
Como ella misma ha admitido, a pesar de todos sus problemas, Ramphele fue uno de los ‘niños afortunados’ del Apartheid. Nacida en una remota aldea del Transvaal, una de las provincias más pobres de Sudáfrica, sus padres eran ambos profesores, lo que le valió para crecer con el apoyo de los dos -normalmente los hombres se veían forzados a emigrar a las ciudades, con lo que los niños crecían sólo con las madres-.

La profesión de sus padres le sirvió para tener un mayor acceso a la educación, y con 14 años fue enviada a estudiar fuera a un colegio, del cual recuerda que los estudiantes (negros) no podían dar la mano a los profesores (blancos) y en la iglesa local entraban por puertas separadas.

Acabado el instituto, Mamphele decidió seguir estudiando y se propuso entrar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Natal, la única que admitía a negros sin un permiso especial del Régimen. Tras varios problemas administrativos, por fin consiguió ingresar en la Universidad en enero de 1968.

Años de activismo
En la Universidad conocería a Steve Biko, también estudiante de Medicina, y se convirtió en presidenta del comité local de SASO, la Organización de Estudiantes Sudafricanos.

La relación con Biko fue poco común, ya que ella se casó con su novio, Dick Mmabane -quien le había apoyado psicológia y financieramente durante los años más dificiles- y Biko por su parte contrajo matrimonio con otra mujer. A pesar de ello, Biko y Mamphele tuvieron dos hijos (una murió al poco de nacer y el otro nació después de la muerte de su padre). A pesar de esta complicada relación, siempre fueron, además de amantes, amigos y compañeros de lucha.

En 1977, Biko moría después de ser torturado por la Policía y la propia Mamphela recibió una ‘orden de prohibición’ por parte del Gobierno. Estas ‘prohibiciones’ consistían en que la persona en cuestión no podía mantener reuniones de más de dos personas ni participar en público, pero además eran expulsados de la zona donde vivían y trasladados a lugares remotos. A Mamphela le tocó el distrito de Tzaneen, un lugar en le que nunca había estado antes y donde no conocía a nadie, pero allí fue capaz de seguir difundiendo la ideología de Conciencia Negra (Black Consciousness) que, además de promover la dignidad de los negros, establecía la creación de escuelas y clínicas sanitarias como la mejor forma para sacar a sus conciudadanos de la miseria. En esta línea, Ramphele establecio una clínica para negros en la remota Tzaneen.

La orden de prohibición contra ella duró todavía siete años más, pero durante este tiempo, concibió un nuevo centro de salud y siguió estudiando hasta lograr una Licenciatura en Comercio y sendas diplomaturas en Higiene Tropical y en Salud Pública.

En los años 80 su situación comenzó a mejorar y, una vez levantada la orden de prohibición, fue a vivir a ciudad del Cabo, donde pasó del activismo de calle a una carrera como académica -escribió varios libros sobre la pobreza en Sudáfrica y comenzó a dar clases-. En 1991, cuando el país no era todavía una democracia pero empezaban a caer los cimientos del Apartheid, fue elegida como una de los cuatro vice ‘deputy vice chancellors’ (algo así como vice-rectores) de la Universidad de Cape Town. Cinco años después, se convertía en la primera Vice Rectora de la institución, a la que pocos años antes sólo blancos podían acceder.
Ahora, también, ha puesto en marcha el proyecto Dinokeng Scenarios, «futuros» para Sudáfrica.