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África en venta

«Durante años han corrido ríos de tinta sobre la importancia mundial de recursos naturales escasos como el petróleo o el coltán y su importancia a la hora de marcar la geopolítica de las potencias mundiales, diseñar guerras y mover los dictados de los gobernantes. Pero, ¿y si al final lo que termina moviendo el mundo es simple y llanamente la tierra cultivable y los alimentos que en ella se producen?África en venta

Desde que en el siglo XVIII Robert Malthus expusiera su teoría sobre la Población, según la cual ésta crecía a un ritmo mayor que la capacidad para producir alimentos, estudios y análisis de todo tipo la han rebatido dejando claro que la Tierra es lo suficientemente grande como para abastecer a todos sus habitantes, y que los nuevos avances científicos permiten mejorar la agricultura obteniendo mayores cosechas. Pero la insuficiencia no es el problema. La verdadera cuestión es, como siempre, ¿a qué precio? (…)

Muchos países emergentes y otros tantos del mundo desarrollado no son autosuficientes en alimentos, algo que hasta hace poco no parecía preocupar a nadie, pues se compraban materias primas a bajo precio.

Pero en 2008 la cosa cambió. A mediados de ese año, los precios reales de los alimentos se situaron un 64% por encima de sus niveles de 2007, una brutal subida que sólo se había producido una vez con anterioridad en la Historia: a comienzos de los 70, debido a la crisis internacional del petróleo. (…)

Según publicaba la Agencia Efe en mayo de 2008, el Gobierno chino está estudiando un plan para estimular a sus empresas a adquirir terrenos de cultivo en regiones en desarrollo para asegurarse así el suministro de cereales. (…) China es uno de los países más dependientes del mundo en lo que a agricultura se refiere e importa, por ejemplo, el 60% de la soja que consume. De hecho, ya antes de la crisis de los alimentos de 2008, Pekín había realizado inversiones en terceros países: en 2005, por ejemplo, compró 1.000 hectáreas de tierra en Mozambique para el cultivo de arroz y maíz.

Y no es sólo China. Según una estimación de The Economist, “en los últimos dos años, hasta 20 millones de hectáreas de tierra arable, un área tan grande cómo toda la superficie agrícola de Francia, ha sido adquirida por países como Arabia Saudí, Kuwait y China”.

También India ha comenzado su carrera en pos del ‘outsourcig’ agrícola. Más de 80 compañías indias han invertido en enormes plantaciones en Etiopía, Kenia, Madagascar, Senegal y Mozambique para cultivar grano destinado al mercado doméstico.

 

»]África en ventaLos Estados del Golfo, por su parte, compran tierras, pero lo que de verdad necesitan es agua. Construidos muchos de ellos en el desierto, sus tierras no son lo suficientemente fértiles como para ofrecer alimentos a todos sus ciudadanos, y los multimillonarios programas de irrigación, que hasta ahora han dado resultados, son difíciles de mantener a largo plazo. (…)

También Corea del Sur y Japón, dos pequeños países superpoblados que durante años han dependido enteramente de la importación de los alimentos (en el caso de Corea, excluyendo el arroz, el 90% de sus alimentos provienen del extranjero) vieron cómo su balanza exterior sufría un severo revés cuando los precios de los alimentos se multiplicaron.

Las poblaciones se revelan

Muchos de los países importadores entraron en verdadero pánico cuando los estados productores restringieron sus exportaciones para asegurarse alimentos en el interior, cuando comenzaron las primeras revueltas. (…)

El caso más llamativo fue el de Madagascar, donde las manifestaciones callejeras contra el presidente, Marc Ravalomanana, terminaron con un golpe de Estado apoyado por el Ejército y la formación de un nuevo Gobierno liderado por Andre Rajoelina. Entre las causas que exacerbaron la protesta se encontraba la firma de un contrato con la coreana Daewoo, por la que el Estado malgache arrendaba a la compañía asiática 1,3 millones de hectáreas -prácticamente la mitad de su territorio arable- durante 99 años a cambio, única y exclusivamente, de trabajo para sus ciudadanos . Todo ello en un país en el que unas 600.000 personas (el 3,5% de su población) dependen del Programa Mundial de Alimentación de la FAO. (…)

Para la FAO, el mayor problema no es la compra de tierras en sí, sino la poca transparencia con la que se están firmando los acuerdos entre estados y empresas. Como explica la FAO, estos intercambios podrían ser positivos y abrir oportunidades en los países más pobres, creando salidas comerciales, empleo e infraestructuras, pero hasta el momento nada de esto se está produciendo.

África en venta

[En las tierras que ‘no pertenecen a nadie’ resulta que han vivido miles de campesinos durante generaciones. Foto: Una casa en una zona de frondosa vegetación, muy adecuada para la producción de alimentos en los alrededores de Maputo, Mozambique. Aurora, octubre de 2008].

No se conoce con exactitud a cambio de qué algunos de los países más pobres y corruptos de la tierra están vendiendo sus áreas agrícolas. Estados como la República Democrática del Congo o Etiopía han arrendado propiedades asegurando que estaban desocupadas, pero lo cierto es que cientos de pequeños campesinos las habían estado usando durante generaciones, aunque no tuvieran derechos de propiedad sobre ellas.

(..)

The Economist refleja, citando sin nombrar a un político camboyano, que “un contrato para alquilar cientos de acres de arroz contiene menos detalles de los que encontrarías en un contrato de alquiler de una casa”..

 

Escenas cotidianas (II). Tiendas

Escenas cotidianas (II). Tiendas
[Una tienda de frutas en Reiger Park, un township a las afueras de Johannesburgo. Foto: Aurora, mayo de 2009]

Escenas cotidianas (II). Tiendas

[Otro puesto, mucho más humilde, en Reiger Park. Foto: Aurora, mayo de 2009]

Chuches para los niños:

Escenas cotidianas (II). Tiendas

[Foto: Aurora, mayo de 2009]

Y naranjas para los mayores:

Escenas cotidianas (II). Tiendas
[Foto: Aurora, mayo de 2009]

Además de alimentos de todo tipo, también se venden camisetas, sábanas, ropa interior, faldas y pantalones. Como los inmigrantes en Madrid, sólo hace falta una tela o un saco donde exponer la mercancía y ya está montada la tienda.
Escenas cotidianas (II). Tiendas

Escenas cotidianas (I). Peluquerías

Escenas cotidianas (I). Peluquerías
Peluquería ambulante en Soweto. Julio 2009. Foto: Aurora M. Alcojor

Es de lo más común encontrarse con estas peluquerías ambulantes por toda la ciudad. Esta es de Soweto, pero también las hay donde yo vivo, en los alrededores de los centros comerciales.

Escenas cotidianas (I). Peluquerías
Mujeres haciéndose trenzas en la calle. Junio de 2009. Foto: Aurora M. Alcojor

 

En ocasiones no hace falta ni siquiera un techo. Unas sillas estratégicamente situadas junto al muro hacen las veces de salón de belleza.

¿Qué es lo que más molesta?

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Hoy me encuentro en el correo con un montón de alertas de google sobre Zimbabwe. Me extraña porque no suele haber tantas así que supongo que ha pasado algo. Y sí, algo ha pasado. Resulta que el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación ha dado 28.810 euros a una asociación zimbabuesa: Gays and Lesbians of Zimbabwe.

¿Qué es lo que más molesta?

Y esto le parece una aberración a muchos.
Santiago González dice: «El Negrito del África Tropical que cultivando cantaba: «somos lirios, somos rosas» se encuentra muy contento esta mañana porque Moratinos piensa en los subsaharianos»

El Periódico ‘Minuto Digital’ subraya: «El Gobierno de España, con más de 4 millones de parados, ha regalado casi 30.000 euros para financiar a los gays de Zimbabue«.

En Periodista Digital lo reseñan tambén, con estas palabras: «En el país de la crisis, el que no ha tocado fondo, donde hay más de 4 millones de parados y se acaba de aprobar in extremis darles 420 € al mes a los desempleados sin paro, el Gobierno ZP destina 28.810 euros a financiar a los gays de Zimbabue».

En La Vanguardia, una lectora habla de «regalarle, sí, regalarle, casi 30.000 euros a los gays y lesbianas de Zimbabwe para que se organicen sus grandes fiestas. (…) ¿No creen que es un insulto y grave a esos padres de familia que no tienen para dar de comer a sus hijos, ni para pagar la hipoteca?»

Y así uno tras otro.

En realidad, el tema parece más politiqueo que otra cosa, y aquí lo importante es meterse con el Gobierno, pero que utilicen como arma arrojadiza una subvención de menos de cinco millones de pesetas es realmente triste. Sobre todo porque parece que lo que más molesta es 1) Que los fondos salgan de España y 2) Que vayan a parar a gays!

Creo que se podría discutir cómo se va a utilizar ese dinero, si no había Derechos Humanos más importantes que proteger en Zimbabue -o incluso en España, vale- o en qué consiste exactamente el Proyecto que van a llevar a cabo, pero, a priori, sí parece ajustarse a lo que se pedía, ya que las ayudas iban destinadas a » la realización de actividades dirigidas a la divulgación, promoción y defensa de los derechos humanos«.

En fin, que a mí me parece bien que el Gobierno haya tomado esta decisión. Porque digo yo que si lo que queremos es «promover y defender los derechos humanos», qué más da que sean los de Zimbabwe o a los de Toledo, por ejemplo.

Y si alguien está en contra de que este dinero se destine fuera de España, pues en su derecho está, pero que lo diga claramente. Sin excusas del tipo de que «vivimos la peor crisis de la Historia». Por favor, que no intenten tomar el pelo a los demás.

África, mujeres y periodismo

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Cuando se trata de África, cuando se trata de mujeres, mejor un titular llamativo que volver a contar la triste historia de siempre, deben pensar los periódicos (los españoles, al menos).

 

África, mujeres y periodismo
Mujeres de Congo. Foto: Acnur

Había pensado en esto cuando vi que la mayoría de los periódicos digitales se hacían eco de lo indignada que estaba Hillary porque alguien le había preguntado por la opinión de su marido en lugar de por la suya, pero no había escrito nada. Hoy me he encontrado estas reflexión por casualidad y, como estoy totalmente de acuerdo con ella, directamente, ‘copio y pego’.

Del blog ‘Papers Papers’, escrito por Gonzalo Peltzer, Toni Piqué y Emilio Deheza.

«Se enfadó hoy Hillary Clinton […], muy bien enfadada, en Kinshasa. Una estudiante congolesa le preguntó por la opinión de su marido sobre las inversiones chinas en el país. Sic. Esa pregunta es una estupidez.Peor es la decisión de El País, El Mundo y La Vanguardia de publicar en su página de inicio el clip con el enfado de la Secretaria de Estado al oír la pregunta. Durante horas. Y de centrar sus crónicas en esa anécdota.» (…)

En el NYT no encuentro nada del enfado y sí una documentada crónica sobre la penosa situación en ese país africano. Con periodismo. Con los 17 millones y todo lo demás, incluido este detalle:

One woman, Chantal Mapendo, 32, came up to Mrs. Clinton and told her how she had been living for three years with her six children in the camp and that it was dangerous for her to go out to look for food, because women were often raped doing so. “Our life is very bad,” she said

El texto entero se puede ver aquí: Ningunear la tragedia

Niños y sida

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Domingo en el Museo África, un centro heterogéneo en el que se realizan exposiciones de todo tipo, siempre y cuando tengan alguna relación con África.
Niños y sida
Entrada del Museo África, situado en el centro de Johannesburgo.
Lamentablemente, el Sida tiene ya una fuerte relación con el Continente, y estos día la exposición que ocupa la planta baja está relacionada precisamente con la enfermedad.

Antes de entrar tenía la sensación de que ya lo tenía todo leído y sabido sobre el Sida, así que iba a ser un poco más de lo mismo. Y no, no descubrí nada nuevo, pero hubo cosas que me impactaron.

Especialmente, los materiales para niños que abordan cómo tratar la enfermedad y ‘vivir’ en ella. Sé que hay miles de niños huérfanos por el virus, y otros miles infectados, pero no puedo ni imaginarme cómo es contarle a un niño que tiene Sida y que tiene que lidiar con la enfermedad toda su, probablemente corta, vida.

 

La vida en un semáforo

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Esta familia siempre está aquí, sentada en este semáforo.

La vida en un semáforo

Los veo cada tarde cuando vuelvo del curro. La calle es Rivonia, y mi casa está un poco más adelante, así que lo normal sería que fuese en el carril de la izquierda y pasara de largo, pero justo en este cruce en el que están ellos es el que tengo que coger para ir al super o al videoclub, así que por unas cosas o por otras, al final casi cada día giro a la derecha justo donde ellos están.

Generalmente es la madre y la hija; el padre sólo está de vez en cuando. La madre está ahí pero no pide ‘activamente’, sólo se levanta cuando alguien le va a dar algo. No se acerca a pedir a cada coche. Suele estar jugando con la niña, dándole de comer, hablando con la vendedora del periódico de los ‘sin techo’ (algo así como La Farola que había en España) o simplemente mirando a los coches que pasan.

Siempre está sentada, contra la farola, o en una pequeña piedra que han puesto ahí (sobre la que está sentado el padre en la foto). Probablemente se ha dado cuenta de que quien no le va a dar nada no se lo va a dar por mucho que pida, y a la inversa, y ha decidido simplemente vivir tranquila y disfrutar de su hija.

Yo nunca les doy dinero, pero a veces sí algo de comida, aprovechando que salgo justo del Spar o que ese día no me he comido la fruta. Un día le di una caja de lápices que me habían dado en una conferencia. Eran lápices pequeños, de colores, y pensé que a lo mejor la madre lo guardaría como un ‘pequeño tesoro’. Pero todo lo contrario, se los dio a la niña, que se puso a pintar con ellos en la acera, supongo que destrozándolos al instante.

En fin, una vida en un semáforo. ¿Qué será de esa niña cuando tenga cuatro o cinco años más? ¿Podrá ir al colegio?, ¿encontrará un trabajo?, ¿podrá cambiar su vida? o, simplemente, ¿tendrá que buscarse un nuevo semáforo?.

Ingqumbo Yeminyanya. Recuperación de lenguas indígenas

Ingqumbo Yeminyanya. Recuperación de lenguas indígenas
Catálogo de libros publicados en lenguas indígenas. Biblioteca Nacional de Sudáfrica.

Entre los primeros libros en publicarse dentro del Indigenous Languages Publishing Project aparece Ingqumbo Yeminyanya, un libro escrito en la década de los 40 por el autor Xhosa A. C. Jordan, que cuenta la historia de un príncipe Xhosa que, después de estudiar en la Universidad de Fort Harare -la única donde estudiaban los negros entonces- vuelve a casa para ser el rey de su pueblo.

El choque entre modernidad y tradición es el eje central del libro y la historia recuerda en parte a la del propio Nelson Mandela, también príncipe Xhosa, que fue a esta misma Universidad y que, antes incluso de haber acabado los estudios, se encontró con que tenían preparada para él una boda con una mujer a la que no conocía de nada.

Para evitarla, se escapó con un primo suyo a Johannesburgo. Allí empezaría su proceso de sensibilización sobre lo que significaba realmente ser negro en Sudáfrica.

En sus memorias, Long way to freedoom, Mandela cuenta lo siguiente:

[La cita no es totalmente literal, está resumida]

“Comenzaba a darme cuenta de que un hombre negro no tiene por qué aceptar las docenas de indignidades dirigidas a él cada día. La primera vez que vi a un negro, uno de mis compañeros de Universidad, negarse a hacer un recado que le había mandado un blanco, algo habitual en aquellos días, me quedé asombrado e incluso me sentí incómodo con la actitud de mi compañero. Si me lo hubiera pedido a mí, simplemente habría hecho ese recado”.

«Cuando todavía no había acabado la Universidad, me enteré de que se había arreglado todo para mi boda con una princesa Tumbu. No daba crédito a lo que oía. Para entonces, yo esta más avanzado social que políticamente. Mientras que no me había planteado luchar contra el sistema político del hombre blanco, estaba bastante preparado para rebelarme contra el sistema de mi propia gente”.

«Opuestos totalmente a los matrimonios apañados, decidimos escapar a Johannesburgo, lo cual suponía tener que dejar la Universidad. Así lo hicimos, ayudados por una mujer que se ofreció a llevarnos en su coche. Íbamos sólo nosotros dos y la mujer, pero ninguno pudo sentarse junto a ella. En aquellos días, era obligatorio para un negro ir en el asiento de atrás si conducía un blanco”.