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Music for Africa III

Creo que ya he hablado otras veces de Adsis, la asociación -¿o debería decir la gran familia? – donde comencé a dar clases de castellano con africanos, casi todos recién llegados a España. Allí es donde conocí a Pape -que por cierto está disfrutando, ¡5 años despues!- de unas semanas en Senegal y donde se terminó de despertar del todo mi pasión por África.

Music for Africa III
Cartel del Festival ‘Music for Africa’, organizado por la Fundación Adsis dentro del proyecto Baroké

Pues bien, el caso es que en Adsis siguen trabajando con inmigrantes a través del proyecto Baroké y para el próximo fin de semana (29 de enero) han organizado un concierto para conocer a nuevas gentes, divertirse y recaudar fondos.

Habrá cinco bandas, en total más de 30 músicos que se han sumado a la iniciativa y que harán disfrutar al personal. Soul, Reagge, percusión y rock, estilos para todos los gustos por tan sólo 8 euros. Dinero que, os lo aseguro por experiencia, irá a parar íntegro a libros, excursiones, meriendas o algún otro tipo de intendencia básica.

Aquí podéis ver un ejemplo de lo que os encontraréis si os animáis a ir a la fiesta:

Costa de Marfil. Un país, ¿dos gobiernos?

Costa de Marfil vive estos días una situación única: los dos participantes en las elecciones, los mismos que se enfrentaron en la Guerra Civil que asoló el país entre 2002 y 2007, se han proclamado vencedores. El presidente, Laurent Gbagbo, cuenta con el apoyo del Ejército y buena parte de los organismos públicos; Alasane Outtara, con el de la Comunidad Internacional. Lo que un día fue “La perla de África” está a punto de estallar.

Costa de Marfil. Un país, ¿dos gobiernos?

Si a cualquiera de los miles de marfileños que en agosto de 1960 celebraban la independencia de su país le hubieran contado que medio siglo después se encontrarían al borde de la guerra, muy pocos lo habría creído. Menos aún lo habrían hecho los jóvenes que a mediados de los 70 se vanagloriaban de vivir en uno de los países más estables y con mejor nivel de vida del continente. Hoy, en cambio, se cuentan con los dedos de una mano los que confían en un futuro en paz.

Precisamente por eso, según datos de Naciones Unidas, son ya 20.000 las personas que han huido del país y se prevé que el número siga en aumento. Tanto que Cruz Roja ha comenzado los preparativos para acoger hasta 45.000 marfileños en Liberia, Guinea, Mali, Burkina Faso y Ghana, todos ellos fronterizos con Costa de Marfil. Son ciudadanos que huyen por miedo a las represalias, incluso aunque no se hayan significado políticamente. Saben que si se desata el conflicto, las milicias armadas de ambos partidos, los Jóvenes Patriotas de Laurent Gbagbo y las Fuerzas Nuevas de Alasane Outtara, no tendrán miramientos con cualquiera que se interponga en su camino. Porque no se trata sólo de política, sino también de dinero y poder, las ambiciones de los “señores de la guerra” que controlan las minas de diamantes, cacao y algodón a lo largo del país. Enfrentamientos velados que subyacen tras la dicotomía entre Gbagbo y Outtara y que hacen que el recuerdo de las fosas comunes y los niños soldado esté todavía muy presente en la vida de los marfileños.

Pero no siempre fue así. ‘La perla de África’ la llamaban en los 60. La economía crecía al 7%, la producción agrícola se multiplicaba, el país se convertía en el primer productor mundial de cacao y Félix Houphouët-Boigny, líder de la independencia y único presidente durante 30 años, paseaba por el mundo dando lecciones de gobernabilidad. Además, allí no existían la xenofobia ni el racismo: los inmigrantes llegaron a conformar el 30% de la población y los matrimonios mixtos estaban a la orden del día.

Era un éxito en toda regla, la prueba de que África también podía prosperar. Hasta que las cosas comenzaron a torcerse: la brutal caída de los precios del cacao a finales de los 70 se sumó al desgobierno, dando paso a las tensiones étnicas, nacionalistas y religiosas. En 1993, la muerte de Boigny suponía el inicio de la descomposición del país. El norte, mayoritariamente musulmán, quería desmarcarse del gobierno del Sur y los políticos supieron exacerbar las diferencias étnicas, religiosas y nacionales para pescar en río revuelto. Desde entonces las tensiones aumentaron fomentadas por los propios dirigentes que no dudaron en inventar conceptos como el de ‘ivorité’ -por el cual sólo los ciudadanos marfileños de pura cepa podían presentarse a las elecciones- para quitarse contrincantes de en medio, Ouattara entre ellos.

Pero en Europa no fuimos muy conscientes de lo que sucedía, porque en aquellos años África ya sufría su gran tragedia, el genocidio de Ruanda, y las cámaras de televisión no podían estar a todo. Tras varios cambios de gobierno y un golpe de Estado, en 2002 comenzaba oficialmente la guerra civil con la sublevación de los rebeldes en la zona norte del país. Pero tampoco entonces el conflicto llegó a nuestras pantallas, quizás porque ya habíamos tenido bastante con las guerras de Sierra Leona y Liberia y sus impactantes imágenes de niños soldado y muertos arrastrados por las calles.

La contienda duró cinco años y terminó con una frágil paz. Tan frágil que, como explica Javier Espinosa, corresponsal de El Mundo, “la crisis que sufre ahora el país es tan sólo la continuación aplazada de la que comenzó en el año 2002″. Así que hoy nos encontramos con los mismos protagonistas, las mismas barbaridades y los mismos damnificados: siempre la población civil, que ha emprendido una huida en masa hacia los países vecinos o intenta seguir con su día a día a la espera de que, finalmente, no llegue la sangre al río y la situación se solucione de forma dialogada.

LAS CLAVES DEL CONFLICTO

¿Qué ha ocurrido? Tras las últimas elecciones, celebradas en noviembre, ambos candidatos se han proclamado vencedores.
¿Cómo es posible? La Comisión Electoral no fue capaz de dar un resultado claro. Tras unos días de indecisión, terminó declarando vencedor a Outtara, con un 54% de los votos, pero para entonces el Tribunal Constitucional ya había proclamado a Gbagbo como ganador. Ante esta disyuntiva, la Comunidad Internacional, liderada por Francia, se volcó en el apoyo a Outtara y desde París hasta se amenazó con la intervención. Finalmente, la CEDEAO ha impuesto algo de cordura y aboga por la negociación para evitar a toda costa la guerra.
¿Quién tiene razón? Es prácticamente imposible saberlo, pero lo más probable es que ninguno de los dos contrincantes haya jugado limpio en la votación.
¿Qué papel juega Francia? Como antigua potencia colonizadora, siempre ha mantenido un importante control sobre el Gobierno y la economía marfileña. Boigny fue su gran aliado, pero las relaciones con el Ejecutivo de Gbagbo no son nada buenas.
– ¿Qué alega Gbagbo para no dejar el poder? Dice que la Ley está de su parte, ya que el Constitucional le proclamó ganador. En cualquier caso, afirma estar abierto a un nuevo recuento de votos. Sus críticas más furibundas han ido contra Francia porque, dice, ésta es una prueba más de la injerencia del Elíseo en la ex colonia..
¿Quién es y qué ofrece Ouattara? Fue primer ministro con Boigny, sus relaciones con Francia son inmejorables -es amigo personal de Sarkozy- y sus apoyos se encuentran sobre todo en el norte del país.
¿Qué implicaciones supone para el resto de África? Las ramificaciones pueden ser muchas y graves, ya que las fronteras coloniales atraviesan grupos étnicos que probablemente terminarían por verse implicados.
¿Qué opciones tiene el país?

a) Retirada de uno de los contrincantes. Lo más probable es que fuera Gbagbo, ya que tiene en contra a toda la Comunidad Internacional. De momento, le han ofrecido asilo político y tiene garantizado que no será procesado por violación de Derechos Humanos.
b) Intervención. Tanto Francia como la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental amenazaron con hacerlo, pero esta posibilidad se ha ido diluyendo con el paso de los días.
c) Gobierno de Unidad: Es la solución que se tomó en Kenya y Zimbabwe tras situaciones parecidas, pero aquí parece más difícil. Como explica Jean-Arsène Yao, redactor de Mundo Negro y originario de Costa de Marfil, “el reparto de poder es complicado. Ninguno de los dos aceptaría ser el primer ministro, así que la única opción sería que se repartiesen la presidencia y la vicepresidencia, y que a Outtara se le asegurase que podrá presentarse en 2015″.
d) Guerra Civil. Aunque ambos contendientes afirman no querer un enfrentamiento armado, ninguno de los dos parece dispuesto a dar su brazo a torcer para evitarlo.

(Texto publicado originariamente en Gea Photowords)

Camerún amenaza a los grupos gays, liderados por Alice Nkom

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Desde hace unas semanas, la presión que habitualmente sufre el colectivo homosexual en Camerún, y en especial los miembros de la ADEFHO y su presidenta Alice Nkom –cabeza visible del movimiento en el país- ha crecido enormemente a cuenta de una subvención por de la UE para realizar un proyecto de defensa de los Derechos Humanos entre gays y lesbianas.

Camerún amenaza a los grupos gays, liderados por Alice Nkom
Alice Nkon, durante su estancia en La Laguna (Tenerife) para participar en la Conferencia sobre Derechos Humanos de las personas LGBT en África. Foto: Aurora Moreno Alcojor

Lo que antes eran miradas furtivas y cuchicheos se han convertido en una campaña de insultos y amenazas que alcanzaron su punto álgido el 11 de enero cuando Kengoum Celestin, abogado  al igual que Nkom, aseguró en la televisión nacional que tenía unos amigos que “la esperaban en un rincón oscuro para festejarla”.

El Gobierno, por su parte, en lugar de proteger a sus ciudadanos, la acusa de actuar contra la “legalidad, la soberanía y la independencia de Camerún” y ha pedido a la Unión Europea que cancele esta subvención.

Desde España, algunas asociaciones como Triángulo  se están movilizando para que las amenazas no se conviertan en realidades y este asunto no pase ‘desapercibido’ en la UE, tal y como lo hacen tantos otros.

Letras en el Sáhara

Letras en el Sáhara14.01.2011.- Una iniciativa en la que todos podemos colaborar: la creación de una biblioteca en Samara, en el Sáhara, para acercar un poco más la cultura a los miles de refugiados saharauis que no pueden, practicamente, salir de sus campamentos. Una idea que «nace en la red y desemboca en el desierto», como dice Javier Sánchez en su blog, y que pretende alejarse de los canales oficiales y utilizar las herramientas que ofrece la Red para ayudar en la construcción del proyecto Bubisher.

En los enlaces de arriba encontraréis toda la información, además de fotografías sobre el buen ritmo que lleva la construcción de la biblioteca. Pero lo más importante es saber que podemos colaborar con determinados libros -no con cualquiera, buscan libros específicos por ‘los altos costes de envío y gastos de almacenamiento’, señal de que han estudiado bien qué se necesita y qué no-, donaciones (1 euro=7 adobes para las paredes) o, simplemente, dando difusión al proyecto.

Animaos, que merece la pena.

Secesionismo en África

Hasta 13 conflictos intraestatales, del total de 53 países de África. Conflictos que se suman a los provocados entre países y que en muchas ocasiones son los que continúan echando leña al fuego, con la intención de debilitar a los estados a los que pertenecen o lograr apoyo exterior.

Conflictos que provienen en su mayoría de la creación de los estados-nación hace ahora 50 años, pero entre los que no es fácil establecer paralelismos, más allá de tratarse de lugares generalmente olvidados y desconocidos.

Para que sepamos un poco más de ellos, el próximo 20 de enero se presenta en Barcelona el libro ‘Secesionismo en África‘, en el que diversos autores explican las causas históricas y la situación presente de estas zonas, coordinados por Jordi Tomás.  A tenor del momento histórico que está viviendo África estos días con la más que probable independencia de Sudán del Sur -lean, por cierto, las crónicas desde el terreno de José Miguel Calatayud en Periodismo Humano-, este libro aparece en un buen momento y parece lectura obligada.

Algunos de ellos, son:

Secesionismo en África
Secesionismo en África, de Jordi Tomás (editori) y otros, nos explica los problemas fronterizos y territoriales en diversos países de África.

– Los Tuaregs en Níger,
– La región de Casamance en Senegal,
– El Sur de Nigeria,
– La zona meridional de Camerún,
– La provincia de Cabinda, en Angola,
– La franja de Caprivi, en Namibia,
– La región de Barotseland y Zambia,
– Los secesioonistas de Katanga, en la R.D. Congo,
– Ruwenzururu, entre Uganda y R.D. Congo,
– Sudán Meridional,
– Somalilandia
– Eritrea

Vía El Señor Kurtz

¿Por qué la Comunidad Internacional apoya el referéndum de Sudán?

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Si todo sigue el guión previsto, dentro de unos seis meses Sudán del Sur se convertirá en un país independiente, el Estado numero 54 de África y, previsiblemente, el 193 de Naciones Unidas. Será, además, una rara avis en el panorama mundial: uno de los pocos países que ha conseguido reorganizar sus fronteras coloniales. Y, sobre todo, será la excepción a una regla que la Unión Africana -al igual que casi todas las organizaciones supranacionales- se había prometido no romper jamás: la de no tocar las fronteras heredadas porque la alternativa de un continente plagado de miniestados se antojaba peor que la realidad.

¿Por qué la Comunidad Internacional apoya el referéndum de Sudán?
Mapa de África según sus etnias. Fuente: The New York Times

¿A qué se debe este cambio de postura por parte de casi toda la Comunidad Internacional? Partimos de la base de que las reivindicaciones del pueblo sursudanés son absolutamente legítimas y que el Gobierno de Jartum ha dado sobradas pruebas de no estar dispuesto a integrar y tratar de igual a igual a los pueblos del Sur. Pero sabemos que esto por sí solo no es ni mucho menos suficiente para que el mundo entero se ponga de parte de los oprimidos, presione a los implicados, invierta millones de dólares en un referéndum y acepte a la ligera el nacimiento de un país que puede sentar precedente en un futuro próximo.

Jeffrey Gettleman, responsable del New York Times para África del Este escribe en un artículo, titulado «A colonial curse come up for a vote«, algunas de las causas que han podido favorecer este apoyo al Sur de Sudán:

– El fuerte apoyo católico a sursudán, que ha hecho que éste no sea uno más de los conflictos olvidados del mundo.
– Las ingentes cantidades de petróleo que se encuentran en territorio de Sur Sudán.
– El apoyo de Al-Bashir -buscado por genocidio por la Corte Penal Internacional- al Ejército de Resistencia del Señor, un grupo rebelde especialmente sádico que actúa impunemente por la zona.

Tambien señala Gettleman que podría sentar un precedente para otros lugares, empezando por el Sáhara Occidental y siguiendo por el enclave angoleño de Cabinda, la región de Ogadén en Etiopía y, por supuesto, Somalilandia alegando que la falta de sentimiento nacional y la división en diversas tribus o grupos étnicos es denominador común en un buen número de países africanos.  Y tiene razón, pero debemos recordar que la diversidad étnica no implica, necesariamente y por sí sola, conflictos y guerras -miren por ejemplo a Ghana-; al igual que la uniformidad tribal no augura por sí misma un futuro féliz -véase Zimbabwe-.

“Voces de Mozambique”, la historia de Josina Machel

Me enteré por casualidad de que ayer ponían el documental  ‘Voces de Mozambique’ en la Filmoteca. Había oído hablar de él pero no había podido ir a verlo en el estreno, así que allí me planté puntual para no perderme esta película, de la que me llevé un par de gratas sorpresas.

“Voces de Mozambique”, la historia de Josina Machel
Josina Machel, cuando ya se había unido a la guerrilla del Frelimo. Fuente: Mozambiquehistory.net
El documental reconstruye la historia de Josina Machel, una de las primeras mujeres  que entraron a formar parte de la guerrilla del FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique) que luchaba por la liberación de Mozambique, y una de las más ardientes defensoras de la liberación de la mujer, fuertemente reprimida en aquellos primeros años 60.
Parte el documental de un hecho simbólico: en Mozambique el Día de la Mujer se celebra no el 8 de marzo, como en Occidente, sino el 7 de abril, en recuerdo precisamente del día en el que murió Josina, con tan sólo 25 años de edad.  –Lo mismo sucede en Sudáfrica, donde este día se conmemora el 9 de agosto, en recuerdo a la revuelta de las mujeres ante la imposición del Apartheid de que llevaran el libro de pases-.
Hilado a través de una joven investigadora, Josina Malique (el nombre no es casualidad, sus padres se lo pusieron porque nació precisamente el día que murió la otra Josina)  que busca el recuerdo de la heroína mozambiqueña por todo el país, en el documental aprendemos que con tan sólo 16 años, Josina dejó el instituto donde estudiaba con la firme intención de unirse a la guerrilla, que operaba desde la vecina Tanzania. Su intento de huida –fue apresada en la frontera- le valió sus primeros meses de cárcel, pero esto no le amedrentó para volverlo a intentar, en esta ocasión con más suerte.

Cuando pudo por fin unirse a la guerrilla, participó en la creación de un incipiente servicio social y de enseñanza para jóvenes mozambiqueños en Tanzania y más tarde entró a formar parte del ‘Batallón femenino’. Era joven, inteligente y decidida: le ofrecieron una beca para ir a estudiar a Europa pero decidió continuar en primera línea de la lucha. Es así como llegó, junto a otras 25 mujeres, al campo de entrenamiento de Nachingweya, en la zona liberada de Cabo Delgado, al norte de Mozambique. Allí conocería a Samora Machel, futuro primer presidente del Mozambique independiente y su futuro marido. Juntos tuvieron un hijo, pero muy pronto Josina comenzó a darse cuenta de que algo no iba bien. No era capaz de aguantar los entrenamientos y las largas marchas, se sentía constantemente fatigada y débil.  A los pocos meses, el 7 de abril de 1974, murió sin poder ver el momento de liberación de su patria. Fue enterrada en Tanzania, hasta que pudo volver a su país, ya independiente, en 1975. Una historia sin duda trágica que tenía todos los ingredientes para convertirla en la heroína del pueblo y las mujeres mozambiqueñas.

“Voces de Mozambique”, la historia de Josina Machel
Janet Mondlane, durante el entierro de su marido, asesinado en 1969. A la izquierda, con los brazos cruzados, se encontraba el entonces presidente de Tanzania, Julius Nyerere. Fuente: ‘No easy Victories‘
Y en medio de esta historia, aparece una mujer blanca, con perfecto acento inglés, hablando de los años que pasó con Josina en los campamentos de guerrilleros.  ¿Y ésta quién es? Pues otra mujer a la que bien le podrían hacer también un documental. Se trata de Janet Mondlane, viuda nada más y nada menos del fundador del Frelimo. ¿Pero qué hacía allí? La Wikipedia nos lo aclara: nacida en 1935 en Illinois en una familia de clase media-alta, conoció al que sería su marido durante una especie de campamento de verano para jóvenes, adonde Eduardo Mondlane había ido a dar una conferencia sobre el futuro de África. Cinco años después se casaron y en 1963 se trasladaron a Mozambique para comenzar la ‘lucha de liberación’ contra los colonizadores Portugueses.

Kuxacanema

Y otro descubrimiento más, ver cómo Samora Michel supo utilizar el cine –noticiero incluido: Kuxacanema- como modo de concienciación (y quizás también adoctrinamiento) social, y descubrir que su equipo dejó miles de rollos de película grabados, especialmente desde el momento de la independencia, pero también del entrenamiento en los campos de guerrilleros, de los discursos y de las celebraciones. Un ingente material que se ha ido perdiendo tras las casi dos décadas de guerra y la posterior etapa de posguerra, pero de la que todavía se pueden salvar algunas joyas. De ello se ocupa el Instituto Nacional de Cine de Mozambique, que se encuentra en proceso de recuperación de los archivos.

“Voces de Mozambique”, la historia de Josina Machel
Con su moto, Ercilia recorre decenas de kilómetros para reunirse con mujeres campesinas.
Pero el documental no se queda sólo en el pasado. Se acerca también al día a día de las mujeres mozambiqueñas de hoy y nos presenta al resto de voces que hacen de éste mucho más que un documental histórico. Conocemos así a Vania, ingeniera de 28 años que reconstruye el edificio histórico más emblemático de Maputo, en el que se originó el movimiento clandestino de liberación Mozambicana.  Tenemos también a Ercília, presidenta de la Cooperativa de mujeres de Chokwe, al sur de Mozambique; y a Esperanza Muthemba, hermana mayor de Josina Machel, que también participó en la lucha de liberación y hoy sigue trabajando por la mujer a través de la tradición oral.
Cartel promocional de la película 'Voces desde Mozambique
Cartel promocional de la película ‘Voces desde Mozambique

Un completo documental que nos descubre la Voz de muchas mujeres, de ayer y de hoy, de las que apenas se conocen  datos y que han sido relegadas por la Historia. Noventa minutos para conocer mejor la lucha de los negros de Mozambique frente a los colonizadores portugueses, pero también la de las mujeres, gracias a fotos y vídeos de archivo que se entremezclan con entrevistas a personalidades como Graça Machel, segunda esposa de Samora Machel y actualmente casada con Nelson Mandela, que trabaja en favor de los derechos humanos de niños, mujeres y refugiados, o de Rosa Langa, periodista y escritora mozambiqueña.

Escrita y dirigida por Susana Guardiola y Françoise Polo, la película es una producción de Bausan Films, una productora que ya ha trabajado sobre otros temas africanos y que es responsable también de la excelente ‘María y yo’, sobre una joven autista.

Belenes africanos y del resto del mundo

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Belenes africanos y del resto del mundo
Belén de la República Democrática del Congo
Belenes africanos y del resto del mundo
Belenes africanos y del resto del mundo

Belenes africanos y del resto del mundo
Belenes africanos y del resto del mundo
Belenes africanos y del resto del mundo
Belén de Aguja de pino, Filipinas
Belenes africanos y del resto del mundo
Belenes africanos y del resto del mundo
Belenes africanos y del resto del mundo
Todas las imágenes son fotografías de la Exposición de Belenes del Mundo que estos días se ha podido ver en el Museo Mundo Negro, en la sede de los misioneros combonianos en Madrid.