‘La vie sur terre’, una película del relizador mauritano-maliense Abderrahmane Sissako, fue la elegida para inaugurar ayer el Festival de Cine Africano de Córdoba.
Sissako es autor de varias películas entre las que destaca la célebre ‘Bamako‘ (2006) en la que un grupo de personas se reúne en el patio de una casa de Bamako para juzgar al FMI y otras organizaciones internacionales por los efectos devastadores de las políticas de austeridad que durante años aplastaron a África.
Menos conocida es ‘La vie sur terre’ (1998), que cuenta la historia de un emigrado que vuelve al pequeño pueblo donde se crió después de años viviendo en Francia preguntandose si “todo lo que aprendo lejos de ti –su padre- merece la pena por lo que olvido sin vosotros”.
El regreso tiene lugar en vísperas de la celebración del nuevo milenio, el esperado año 2000 ante cuya inminente llegada se organizaron innumerables fastos en todo el mundo. Nada de esto sucede, en cambio, en el pequeño Sokolo, el pueblecito maliense al que regresa el protagonista.
Allí, con un estilo poético, en el que las imágenes se suceden entre casas de barro, paseos en bicicleta y hombres sentados escuchando la radio, nos encontramos con diversas escenas de la vida cotidiana en el pueblo, que parece tener un elemento central: el único teléfono de la zona, situado en la oficina de Correos. Mientras por la radio escuchamos, perfectamente, lo que acontece en París minuto a minuto para celebrar el nuevo milenio, los protagonistas siguen luchando para comunicarse por un teléfono que, “a veces funciona a veces no, es cuestión de suerte”.
La película hace innumerables referencias a Aimé Césaire, el poeta de Martinica e impulsor del movimiento de la negritud, del que se lee incluso un extracto de su Discurso acerca del colonialismo en la radio local. Una emisora muy rudimentaria, que funciona como elemento vertebrador del pueblo, pues se escucha en todos los rincones.
La película es más que interesante para conocer la vida cotidiana en una zona rural, y visualmente espectacular. Aunque mi opinión no es la de una experta, en Afribuku, que de esto saben un rato, la consideran una obra maestra, así que os recomiendo que la veáis y opinéis por vosotros mismos.