«Una vez cada siete años cada hombre de entre 18 y 50 años estaba obligado a pasar 4 meses en la mina. El peor destino eran las plantas procesadoras, donde se utilizaba mercurio para separar el mineral de la piedra. Los hombres tenían que mezclar el mineral y el mercurio con los pies desnudos, lo que resultaba invariablemente en intoxicaciones letales. Al principio se les caía el pelo y los dientes. Después empezaban a sangrar por los orificios corporales y después inevitablemente morían».
Los mineros no comen cuando están dentro de la mina (no hay donde) y para aguantar las 8 horas seguidas de laburo mascan continuamente hojas de coca. La coca quita el hambre, mantiene alerta y reduce la sensación de cansancio. Todos los mineros llevan en la mejilla la bola de coca que lleva casi una hora formar cada mañana. Así pueden aguantar una o dos horas empuñando el martillo neumático de 65 kilos, subiendo y bajando por chimeneas equipadas con escaleras de madera sin asegurar hechas a mano, y arrastrándose por los túneles acarreando las canastas de 30 kilos sin miedo, a pesar de las inexistentes condiciones de seguridad.
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