Reflexiones sobre el Día de la Mujer. Cosas que no se dicen

El Día de la Mujer ha dejado reflexiones para todos los gustos y me gustaría reseñar tres que me han interesado especialmente. Una habla de diferencias salariales, la otra de cómo se manipula la historia, la tercera de la prohibició absoluta de abortar en Nicaragua, y la última de una situación que existe todavía en muchas partes del mundo.

Carmen Castro escribe en Sin Género de Dudas algo con lo que no todos estarán de acuerdo pero que hay que analizar: con algunas medidas sociales como la de ampliar el permiso de maternidad (sin hacer lo propio con el del padre) o fomentar la contratación a tiempo parcial para quienes atiendan al cuidado de familiares (generalmente mujeres) «se está contribuyendo a fijar la etiqueta de ‘menos disponible para el mercado laboral’ que tienen todas las mujeres sean madres y/o cuidadoras o no; y sobre todo influye en la percepción del empresariado que asocia un mayor riesgo en la contratación de mujeres«. Esto es lo que se conoce, explica, como «discriminación estadística».

En La Ciudad de las Diosas subrayan que hoy se hablará mucho de las obreras calcinadas en una fábrica o de la huelga de 13 semanas que se cerró con una gran manifestación de mujeres en 1909, un 8 de marzo, «pero de la huelga de 1905 llevada a cabo contra el acoso sexual de los capataces no hablarán porque echa por tierra la teoría de que las obreras sólo se rebelaron por la explotación de clase(…) Llevaban meses denunciando a la patronal que había capataces que las acosaban sexualmente, pero los patrones no escuchaban, por eso el 28 de marzo las obreras del taller de pintura de porcelana Haviland, en Limoges, Francia, declaran la huelga. Su objetivo: que terminasen los abusos sexuales de los capataces. Violencia sexual de hombres que eran de su misma clase social. Hombres que se aprovechan del escaso poder que el patrón les entregaba y lo usaban contra quienes vienen directamente “bajo ellos” en la escala patriarcal: las mujeres de su clase».

Begoña Martínez, una nicaragüense que vive en España, explica por qué este verano no irá a su país: «Una de las razones de que ande tan contenta últimamente es que estoy embarazada de tres meses (…)A pesar de que puedo perfectamente volar en el segundo trimestre, este año no iré a Nicaragua» ¿Por qué? «Han prohibido el aborto EN TODOS LOS SUPUESTOS, INCLUIDO EL TERAPÉUTICO. Esto quiere decir que si eres médico y tratas a una embarazada en peligro de muerte, y la salvas pero pierde el bebé, vais los dos a la cárcel por aborto provocado. (…) No hablemos ya de casos de violación o incesto: también prohibido. Esto ha disparado los casos de suicidio de adolescentes embarazadas. (…)

Por su parte, en Periodismo+Derechos Humanos ponen el énfasis en la situación de las mujeres en algunas partes del mundo, como Burundi, donde «quedarse embarazada y dar a luz conlleva grandes riesgos para la vida de la madre«.


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