De pequeño, Rafael Cabanillas esperaba con ansia el día que el cine ambulante llegaba a su pueblo,Carpio de Tajo (en Toledo), para ver el estreno del mes. Eran los años 60 y no era fácil disfrutar del Séptimo Arte. Mucho antes, en la década de los 30, las ‘Misiones pedagógicas’ creadas por la República habían recorrido las aldeas más pequeñas de España enseñando a los campesinos qué era aquello del cine.
Hoy los tiempos han cambiado mucho, pero en algunos de los lugares más remotos de África todavía es difícil ver una película de cine. Parece que Internet y las nuevas tecnologías han llegado a todos lados, pero la brecha digital sigue muy presente. Rafael ha viajado mucho por el Continente y sabe de lo que habla. “En un cine de la ciudad de Bobo Dioulasso (Burkina Faso), una especie de nave con unos bancos de madera donde proyectaban la película “Jamais sans toi”, el espectáculo no era la proyección de la película, sino el público que parloteaba con los actores. Se levantaban de sus asientos, les hablaban, gritando y avisándoles del peligro que les acechaba; increpando a los personajes como si les fuera la vida en ello. Una interacción entre público y pantalla jamás vista”. Esta y otras experiencias similares determinaron mi percepción sobre la extraordinaria capacidad que el cine puede tener en África. Sin embargo, la mayor parte de las personas consultadas a lo largo de mi periplo por los citados países nunca habían visto una película en el cine. En el ámbito rural ninguno de mis encuestados había asistido a un cine ni visto una película en este formato”.
Por eso se le ocurrió la idea de ‘Cine para África’, un proyecto que pretende recorrer las zonas rurales de varios países africanos proyectando películas educativas. Comerciales y de ensayo, recientes y clásicas, europeas o africanas, pero siempre con el transfondo de la la educación, la democracia, la igualdad y la justicia, entre otros valores.
Y como el proyecto parte de la premisa de que “mejor enseñar a pescar que dar un pez”, ‘Cine para África’ tiene el objetivo de ser una iniciativa sostenible y durable en el tiempo. Por eso, pretende crear estructuras asociativas que continúen el proyecto y sigan difundiendo el interés por el cine.
Todos los pormenores del proyecto se pueden encontrar en la web Lánzanos, dedicada a la cofinanciación de proyectos. Pero en pocas palabras, prevé visitar Mali, Burkina Faso, Benin y Togo y necesita 20.500 euros con los que adquirir medios materiales: todoterreno, pantalla, tela, generador eléctrico… y cubrir otros gastos. Una vez terminado el proyecto, que quiere llevar a cabo entre abril y mayo, -antes de que comience el periodo de lluvias-, todo se quedará allí, para continuar con el mismo. La persona que colabora desde el terreno es Tourbate Barquina Targbata, que vive en un poblado al norte de Togo, junto a la frontera con Benin. Desde allí, Tourtabe (que en la minoritaria lengua nawd del norte de Togo, significa “Hojas de Baobab) será el continuador del proyecto una vez que Rafael vuelva a casa.
** Rafael Cabanillas es profesor y autor de varios libros sobre África. Entre ellos, un poemario titulado ‘África en la mirada’ en la que nos podemos encontrar páginas como ésta, y el relato de sus viajes ‘Hojas de Baobab’.
«Echarán las cuentas de tu pelo,los números de lo que les debes.Te pedirán el rédito, los intereses,la deuda y el dividendo.Echarán las cuentas de tu pelo,la amortización, los aranceles,los años de carencia, las hipotecasy los valores añadidos.Echarán las cuentas de tu peloy nunca podrás pagarlo que aún les debes».