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Zimbabue, una de cal y otra de arena

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El artículo es antiguo, de septiembre de 2009, pero para mí -qué voy a decir yo que lo he escrito- muy interesante. Por cierto, Mundo Negro fue la única publicación a la que parecía interesarle lo que pasaba en Zimbabue. Gracias a que existen revistas como ésta.

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Bamako

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‘Bamako’, una película del gran director Abderrahmane Sissako, muestra los efectos de la globalización en África a trravés de un improvisado tribunal popular, que se forma en un patio de una casa cualquiera de Bamako. Allí, diversos representantes de la sociedad civil africana ajustan cuentas con los grandes organismos internacionales.

La economía, una y otra vez lo mismo

La economía, una y otra vez lo mismo

Diferentes analistas y políticos españoles se indignaban hace unas semanas -«Van a por España» llega a titular El País»- por el hecho de que la prensa británica nos haya incluido en el grupo de los PIGS –para hacer referencia a Portugal, Irlanda, Grecia, además de nosotros- (por cierto, Wikipedia ya recoge el término) obteniendo con la nada casual ordenación de las letras un pobre animal del cual no se entiende que tenga tan mala fama si de él se aprovecha todo y sale ese producto que tanto nos gusta y tan bien exportamos.

El caso es que nos indignamos, y puede que con razón, mientras dedicamos páginas de nuestros periódicos a explicar por qué no estamos tan mal como los otros –“vaya tres, esos sí que están mal”- en lugar de a qué y cómo deberíamos hacer para mejor la situación.

No nos gusta tampoco –como no podía ser de otra manera- que tipos como el gurú de la Economía Nouriel Roubini, el mandamás del FMI, Dominicque Strauss-Kahn, o Joaquín Almunia hagan unas declaraciones y nuestra bolsa se desplome, encima un viernes por la tarde, oiga, que así no hay quien pase un fin de semana tranquilo- ni que las empresas de rating nos hayan bajado la valoración y ahora tengamos que pagar más por lo mismo.

Lo mismo le pasaba semanas atrás a los islandeses, que andan de uñas contra su gobierno porque, ateniéndose a la legislación internacional, no le queda otra que pagar –y muy caro- los desmanes cometidos por sus bancos en el extranjero –especialmente en Inglaterra y holandeses- si quiere seguir teniendo crédito internacional. La cosa es así: los modernos bancos islandeses que operaban por Internet lograron los depósitos de miles de ciudadanos extranjeros hasta que llegó el batacazo y, pum, de repente no había dinero para devolver su inversión al señor de Manchester, o al de Amsterdan, que había invertido en él.

La economía, una y otra vez lo mismo

Así que el Ejecutivo de Londres se hizo cargo de la situación, pagó religiosamente a sus ciudadanos y, claro, ahora exige la pasta a Reykiavik. Esto ha pasado ya en otras ocasiones, pero nunca de una manera tan flagrante: debido a la poca población de Islandia, resulta que si el Gobierno quiere pagar sus deudas, cada islandés toca, nada más y nada menos, que a 12.000 euros por persona. Se diría que hasta la misma Naturaleza exige venganza y ha mandado la famosa nube volcánica a toda Europa, pero especialmente a Inglaterra, donde parece que se ha instalado para, como dijo Churchill, aislar a las Islas del Viejo Continente.

Mientras tanto, “pues no pagamos y punto”, dijeron en el referéndum los ciudadanos. Pero ahí, precisamente, es donde entra en juego el ‘orden financiero internacional’, que es de lo que yo quería hablar aunque he dado un poco de vuelta para llegar al asunto.

El FMI ofrece 6.000 millones de euros para un programa de ‘rescate’ para el país, pero, siempre y cuando afronte sus deudas. Si no, no verá ni un duro, como ya le ha dicho Finlandia, que es uno de los que pone la pasta del FMI. (Porque el FMI, igual que la ONU en sí mismos no son nada. No son órganos buenos ni malos, no actúan. Son los países que los controlan y los que ponen el dinero para cada una de sus operaciones, los que toman las decisiones).

¿Y a qué viene todo esto y qué relación tiene con África?

La economía, una y otra vez lo mismo

Pues que esta situación nos puede ayudar a entender la que han vivido algunos países africanos –y también latinoamericanos- durante los años 80 y 90 y cómo es posible que estén ahora peor que en la década de los 70.

Seguro que económicamente decir esto es un disparate y no se me ocurre, por supuesto, pretender comparar Ghana con Islandia o con Grecia. Sólo digo que sirve para entender por qué ciertos países han ido hacia atrás en lugar de para adelante, y eso a pesar de los millones de dólares y euros recibidos en ayuda, ayuda, por cierto, sobre la que también habría mucho que hablar.

El desarrollo de los acontecimientos no fue exactamente igual al actual, pero las consecuencias sí vinieron a ser las mismas, aunque agravadas en extremo al tratarse de países que provenían de un nivel económico infinitamente inferior.

En los años 70, muchos países africanos pidieron préstamos al exterior para poner en marcha sus estados, sus universidades, sus policías, su servicio de educación… Ellos se lo pedían a otros gobiernos y organismos internacionales mientras que Islandia lo conseguía a través de inversores extranjeros a los que ofrecía una alta rentabilidad.

Ni unos ni otros invirtieron bien este dinero: en un caso se lo quedaron los gobernantes, corruptos; en otro, los banqueros, los que invertían en bolsa y los grandes analistas que ganaban sueldos multimillonarios.

La economía, una y otra vez lo mismo

Pero la cosa funcionó durante unos años tanto aquí como allí. Hasta que se produjo el cataclismo. En un caso fue la brutal subida de los tipos de interés del dinero provocando una enorme deuda externa en decenas de países y en el otro el batacazo de la banca financiera.

Al final, no queda otra, los ciudadanos a pagar. Y como está pasando en Grecia, ajuste estructural para todos. En Europa, esto supone una vuelta atrás en el Estado del Bienestar, reducción de sueldos, disminución de ayudas… En África y Latinoamérica significó, casi literalmente, la desaparición del Estado: no había dinero para escuelas, ni hospitales ni servicios públicos ni nada de nada. fue lo que se llamó la ‘década perdida’ de África. Puede que en un futuro, los economistas hablen de la ‘década perdida’ de Europa, en referecia a estos primeros años del siglo XXI.

Alice Nkom, presidenta de la Asociación para la Defensa de los Presos Homosexuales en Camerún

“Africana, abogada, madre de dos niños, abuela de ocho y defensora de gays y lesbianas”. Así se presenta Alice Nkon, presidenta de la Asociación para la Defensa de los Presos Homosexuales (ADEFHO, según sus siglas en inglés) en Camerún. A sus 65 años, y después de haber sido una de las primeras juristas licenciadas en su país, poco le importa el qué dirán. Sí le preocupa, en cambio, ver cómo muchos padres repudian a sus hijos por su orientación sexual, que el miedo a las represalias impida a sus conciudadanos unirse a su causa y que la homosexualidad siga siendo un tema tabú. Por eso, la semana pasada estuvo en La Laguna, Tenerife, para participar en la I Conferencia sobre Derechos Humanos de las personas LGBT en África y hacer oír su voz.

Alice Nkom, presidenta de la Asociación para la Defensa de los Presos Homosexuales en Camerún
Alice Nkon, durante su estancia en La Laguna. Foto: Aurora Moreno Alcojor

¿Cuál es la situación de los homosexuales en Camerún?
La homosexualidad está penada con condenas que van desde los seis meses hasta los seis años de cárcel. Pero esta ley se contradice con nuestra Constitución, en la que se contempla la Declaración de Derechos Humanos, según la cual debemos “proteger a las minorías sin excepción” y eso nos deja algunos resquicios legales para ir trabajando.

– ¿Cuándo comenzó a trabajar con este colectivo?
La verdad es que fue hace relativamente poco. Yo he estado ejerciendo como abogada durante 42 años, y no fue hasta 2003 cuando empecé a tratar temas de jóvenes detenidos o encarcelados sólo por el hecho de ser homosexuales. Sólo desde entonces, que yo tenga constancia, ha habido más de 30 detenidos.

-¿Ha habido represalias contra usted o su asociación por su trabajo?
Las represalias comenzaron ya en el mismo momento en el que fui a registrar la asociación. Me aconsejaron, por decirlo de alguna manera, que retirar la palabra ‘homosexualidad’ del nombre. Pero no lo hice y ya llevamos siete años funcionando. Además, en Internet y en la prensa de mi país ha habido comentarios agresivos contra nosotros e incluso incitaciones al crimen. Pero lo que más me preocupa es que esto impide a mucha gente unirse a nuestra asociación.

– ¿Se nota ese miedo?
– Sí, y mucho. A veces me siento muy sola en esta lucha. De hecho, no somos demasiados miembros, pero estamos decididos a hacer ruido. Hay cuatro chicos jóvenes trabajando conmigo, estudiantes con mucho coraje que trabajan como voluntarios y de los que me siento orgullosa. Yo me estoy haciendo mayor y me gustaría que ellos continúen trabajando con la asociación, pero es muy difícil, no tenemos financiación y, de hecho, yo tengo otro trabajo, que es el que me permite sobrevivir.

– ¿No hay más mujeres en la asociación?
– Sí, otra más, pero fue dificilísimo ayudarle a salir del armario. Ahora, poco a poco, está volviendo a tener confianza en ella misma y se ocupa del trabajo con las chicas lesbianas.


– Aparte de la situación legal, ¿cuál es la percepción de la sociedad sobre la homosexualidad?
– Muy mala, la verdad, pero es debido a la ignorancia. Creen que queremos promover la homosexualidad o algo así y además la homofobia está muy extendida, por culpa de la tradición y la religión. Por ejemplo, no podemos trabajar con jóvenes o hacer talleres con ellos porque creen que les estamos ‘reclutando’.


– ¿Entonces, cuál es su trabajo principalmente?
– Lo que hacemos es ayudar a los chicos que son denunciados o van a la cárcel por ser homosexuales. Yo les ayudo legalmente, porque muchas veces los policías y los jueces se sobrepasan en su aplicación de la ley. Pero por otro lado, y esto también es muy importante, nuestra asociación es la única que se publicita abiertamente como de ayuda a los homosexuales y lo hacemos con el objetivo de crear un debate en torno a este tema. Eso es lo primero, que se hable del asunto, que se conozca y se vayan borrando mitos. Ahora la gente está empezando a hablar y, para bien o para mal, todo el mundo tiene algo que decir.


– ¿Tiene esperanzas en el futuro?
– Por supuesto que sí. Y precisamente es el ejemplo de países como España, que han cambiado tanto en tan poco tiempo en lo referido a los derechos de los homosexuales, lo que me da esperanzas para seguir adelante.

¿Las mujeres blogueamos menos?

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¿Las mujeres blogueamos menos?Hoy no toca África.
Llevaba ya un tiempo queriendo hablar de este tema pero no había encontrado la oportunidad hasta ahora. Es un asunto que en varias ocasiones he comentado con amigos  y teníamos la impresión de que las mujeres tienen menos blogs que los hombres. Era una teoría basada en lo que vemos a diario. Sin ir más lejos, entre mis conocidos, son muchos más los chicos que las chicas que tienen blog; entre los que leo habitualmente, resulta que la mayoría de los autores son hombres, y, por supuesto, los números uno de los rankings de blogs son mayoritariamente de tíos.

Lamentablemente, el Informe sobre el estado de la blogosfera hispana Bitacoras.com 2010 lo confirma: un 78% de los bloggers hispanos son hombres. Y eso que la situación ha mejorado respecto a 2009, cuando sólo un 19% de los blogs correspondían a mujeres.

La pregunta del millón es a ¿qué se debe esto esto? En el informe se habla de una brecha digital entre sexos que se hace más patente incluso en el caso de los blogs pero hay que tener en cuenta que este informe analiza toda la blogosfera hispana, y puede que haya países de Amércia Latina donde no se haya alcanzado el mismo grado de igualdad que en España. 
Esa podría ser una respuesta, pero mi sensación es que en España también pasa lo mismo (no he encontrado ningún estudio que hable sólo de nuestro país). Lo que es seguro, al menos, es que los blogs más conocidos son de hombres. Ya en 2007, Adolfo Estalella, investigador de la Universidad Oberta de Catalunya que está realizando una tésis sobre blogs, escribía «El caso es que o bien las mujeres bloguean mucho menos que los hombres, o bien no son visibles (o ambas cosas al mismo tiempo). Lo que es incuestionable es que la mujeres no están presentes en las posiciones de poder: ausentes de las conferencias, de los tops y rankings y posiciones de autoridad.»


¿Será simplemente que tenemos menos iniciativa, menos ambición, más deseo de pasar desapercibidas?. ¿O que escribimos de otros temas, temas que interesan menos, como, a lo mejor, igualdad y solidaridad o, también es cierto, belleza o dietas..? ¿O será cuestión de enlaces, relaciones en red, yo te promociono, tú me promocionas? A lo mejor es que nosotras somos más vagas, o estamos más ocupadas, o utilizamos el tiempo libre en otras cosas (los voluntarios de las ONGs son mayoritariamente mujeres… pero también la mayoría de la gente que te encuentras por las tiendas). 


No tengo ni idea de cuál puede ser la respuesta pero es un tema que me interesa porque no entiendo a qué se debe y tampoco he encontrado muchos datos ni estudios sobre esto. Un artículo del New York Times de 2008, Blogging Glass Ceiling hablaba de la existencia de un cibertecho de cristal, que impediría a las mujeres llegar a lo más alto de los ranking de blogs y frente al cual se organiza cada año la conferencia BlogHer, que pretende que las mujeres ganen notoriedad.
Otro, animaba a las que tienen hijos a seguir con su blog bajo el título: «Cariño, no molestes a mamá. Estoy ocupada con el blog» sobre mujeres bloggeras y madres.

Pero aún aceptando que este ‘cibertecho’ exista, eso no explicaría por qué entre los miles de blogs de los que nunca estarán -ni lo pretenden- a la cabeza de ninguna lista no hay un porcentaje más o menos equilibrado entre hombres y mujeres. 

[Actualización: ¿También las mujeres opinamos menos?  «Hay muy pocas mujeres que escriben en la sección de Opinión». Mi propio análisis, entre el 3 y el 9 de mayo, da este resultado: de los 14 artículos de apertura de página, solo dos están escritos por mujeres, y de los 35 restantes, otros dos«, por Eva Peruga, defensora de la Igualdad en El Periódico de Cataluña.

Dos meses para el Mundial

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Quedan 60 días para el esperado Mundial de Sudáfrica. El primer gran evento deportivo que celebra un país africano y una oportunidad única para que los ojos de todo el mundo se fijen en el continenete.

Un acontecimiento que dejará muchas cosas buenas para este país con tan difícil historia pero que no será ni mucho menos la panacea para la población. Unos se verán beneficiados porque se está generando trabajo en la construcción y en los servicios, pero no serán todos. Como siempre, no está claro si los beneficios llegarán a la población más humilde y, de hecho, algunos ya han empezado a perder, como las mujeres de Kewtown, cerca de Ciudad del Cabo, que podrían ser desalojadas de sus casas para ampliar el párking del Estadio de Athlone.

Para entender mejor lo que supondrá el Mundial para Sudáfrica, os recomiendo este reportaje emitido en Documentos TV hace unas semanas. Sólo he encontrado este avance, así que si alguien sabe cómo verlo entero en Internet, que ponga el enlace, please.

La inmigración va por delante de nosotros

Lo explica Nicolás Castellano en la Ser: resulta que los inmigrantes que estos últimos años venían a España «no eran analfabetos, ni huían del hambre, ni estaban engañados por las mafias«, según las conclusiones de un estudio realizado por la Cruz Roja en el centro de internamiento Nº6 de Mauritania después de entrevistar a 650 inmigrantes allí recluidos.

Os recomiendo leer el artïculo entero y también echar un vistazo a los comentarois de los lectores. Muchos no se lo creen. Yo sí creo que se ajusta a la realidad, pero hay que tener en cuenta que el estudio se ciñe sólo a las personas que llegaban a Canarias desde Senegal y Mauritania, como señala el artículo, y no a inmigrantes de otras procedencias.

Por mi pequeña experiencia dando clases de español a subsaharianos, suscribo las conclusiones. Recuerdo que en Adsis decidimos crear distintos niveles para que las clases fueran más provechosas para los inmigrantes y más fáciles para los ‘profesores’. Se formaron sólo un par de grupos de alfabetización mientras que la gran ayoría eran alumnos que sí sabían leer y escribir, sobre todo en francés, lo que les facilitaba mucho el aprendizaje.

También recuerdo que sí, que la mayoría tenían algún tipo de trabajo en sus lugares de origen, pero no sé si realmente sus sueldos serían mayores que la media de sus países. Mucho eran pescadores, algunos vendían baratijas en el mercado y otros trabajaban en la construcción. Pero todos tenían claro que a) en us país no tenían futuro; y b) en España había trabajo y prosperidad esperándoles.

Por eso venían. No porque se murieran de hambre en sus pueblos ni porque les engañaran las mafias. Venían porque si ves que tu hermano envía 400 euros a casa cada mes, tú quieres hacer lo mismo.

Ahora, en cambio, la tendencia empieza a cambiar y el número de inmigrantes que llega a nuestro país ha disminuido drásticamente. Un estuido de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) concluye incluso que en 2014 no llegará ningún inmigrante a nuestras costas.

Habrá quien piense que esto es resultado de las medidas antiinmigración tomadas por el Gobierno. Yo creo que éstas no tienen nada que ver y de hecho me pregunto qué pasará ahora con las patrulleras que mandamos a controlar las costas de Senegal y a dónde irá a parar ese dinero destinado para este tipo de ‘cooperación’.

Mi opinión es que ahora dejan de venir porque si ves que tu hermano, o tu vecino, ya no manda dinero a casa y te dice que no tiene trabajo, decides quedarte. Así de simple. La inmigración va por delante de nosotros.

Los políticos, y no el asesinato de Terreblanche, son los que desatan las tensiones raciales en Sudáfrica

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Este domingo fue asesinado en Sudáfrica Eugene Terreblanche, un granjero blanco, a manos de dos de sus empleados, a los que supuestamente no había pagado el dinero que les adeudaba por unos trabajos. El asunto no habría sido más que un asesinato más de los muchos que a diario se cometen en el país -estos días se habla y mucho de los más de 3.000 granjeros asesinados desde que acabó el Apartheid- de no ser porque Terreblanche era, nada más y nada menos, que el líder del Movimiento de Resistencia Afrikaner (Afrikaner Weerstandsbeweging), un partido de ideología nazi que defiende la supremaciá blanca. Su biografía es todo un ejemplo de que todavía quedan nostálgicos del Apartheid en Sudáfrica y entre sus hazañas figura la de haber pasado cinco años en la cárcel por estar a punto de matar a unos de sus empleados negros a golpes.

Este hecho ha llevado a varios periódicos a hablar de un resurgimiento de la tensión racial en el país y ha obligado al propio Zuma a pedir «calma» a la población. Se teme que los sectores más racistas utilicen la muerte de Terreblanche como excusa para tomarse la venganza por su mano y que, a su vez, esto pueda provocar una contrareacción de la población negra.

El caso tiene además ramificaciones políticas, ya que no han sido pocos los que han acusado al líder de las Juventudes del Congreso Nacional Africano, Julius Malema, de incitar al odio a los blancos debido a sus declaraciones y a su costumbre de cantar en público una canción de los años de lucha contra el Apartheid en la que se animaba a «matar a los bóers, matar a los granjeros». El Tribunal Supremo le ha impedido utilizarla en los mítines, pero él, con el apoyo de buena parte del CNA, hace caso omiso de los jueces.

En el año que estuve en Sudáfrica no encontré a nadie hablar bien de este personaje de 28 años que no tiene estudios pero que ha conseguido medrar en el partido y convertirse en el portavoz extraoficial, el que dice lo que le viene en gana cuando le apetece, y al que su partido arropa escudándose en su juventud y en que es la voz de la calle. Una afirmación esta última que nadie corrobora ya que los blancos lo ven como el hombre que va a llevar al país al desastre y los negros como un aprovechado que vive del cuento.

No creo que se deba culpar a Malema del asesinato de Torreblanche, pues no sería más que otra forma de seguir incitando al odio racial, pero sí que alguien debería pararle los pies a este tipo, al que ya han condenado por sus afirmaciones machistas en más de una ocasión.

Por otro lado, tampoco sería justo presentar a los blancos como las víctimas en esta situación, ya que hoy en día la población más desfavorecida sigue siendo claramente la mayoría negra que todavía no ha alcanzando un nivel de vida ni remotamente parecido al de los blancos, a pesar de que esté de moda hablar de la pobreza entre los blancos.

Lo que sí deberían hacer los políticos sudafricanos, de uno y otro lado, es mostrar más altura de miras y dedicarse a arreglar todos los problemas a los que se enfrente el país en vez de estarse echando muertos encima. Pero claro, esto es mucho más fácil que trabajar por un futuro que, quieran o no, tendrá que ser construido en común.