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Derechos Humanos de las Mujeres en África

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¿Has oído hablar de las niñas soldado? ¿Sabes cómo es su vida en las guerrillas de las que tienen que formar parte? ¿Te imaginas el proceso de reintegración en la sociedad de estas mujeres, repudiadas en ocasiones hasta por sus propias familias y vecinos? Es una de las peores violaciones de derechos humanos pero, como buena parte de las que afectan sólo a las mujeres, son a menudo violaciones invisibles, o al menos lo han sido hasta hace muy poco.

18.05.2016.- El caso de las niñas soldado es sólo un ejemplo concreto de por qué debemos dedicar un espacio específico a las mujeres cuando hablamos de Derechos Humanos. Pero ejemplos habría muchos, tal y como explica la jurista e investigadora María Naredo Molero, que hace unas semanas participó en el curso sobre Derechos Humanos en África organizada por el GEA en la Corrala de la UAM, en Madrid.

Porque, ¿acaso es casualidad que existan prácticas como la Mutilación Genital Femenina, extendida por países tan diversos como Mali o Somalia y no haya nada parecido para los hombres? ¿Es normal que prácticamente ningún país africano reconozca el derecho a la herencia las mujeres que cultivan la tierra, o que existan y se perpetúen leyes claramente discriminatorias sobre el divorcio, el adulterio o la custodia de los hijos? La realidad es que los derechos humanos de las mujeres son mucho menos respetados que los de los hombres, a pesar de los diversos mecanismos internacionales establecidos para luchar contra esta discriminación.

Derechos Humanos de las Mujeres en África
En el ámbito político se ha avanzado bastante, pero no tanto en el privado. En la imagen, una mujer participando en las reuniones de la red de la Synaparcarm, (Camerún) que lucha por los derechos de los campesinos frente a las grandes empresas del aceite de palma.Foto: Aurora M. Alcojor

 

En África, la situación es especialmente preocupante, aunque en algunos aspectos puramente formales –como el de la participación política, por ejemplo-, se hayan produdico grandes avances.

Protocolo de Maputo

El Protocolo de Maputo es el nombre por el que se conoce al anexo a la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (1981) en el que se habla de los Derechos de las Mujeres. Este Protocolo, que data de 1995 (aunque no se firmó hasta 2003), es significativamente más reciente que la CEDAW – la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer, aprobada por Naciones Unidas en 1979), por lo que en muchos aspectos va más allá que la propia Convención. Así, el Protocolo de Maputo garantiza no sólo derechos genéricos y específicos para las mujeres, (especialmente en lo relativo a igualdad social y política), sino también aspectos concretos referidos a derechos sexuales y reproductivos, derecho a la tierra, al agua…

Derechos Humanos de las Mujeres en África
El Protocolo de Maputo es el documento más progesista y completo sobre los Derechos de las Mujeres, según afirma la SOAW, Solidarity for African Woman. Sin embargo, la aplicación en la vida real dista mucho de lo que dice el texto.

Además, cabe destacar la existenca de un amplio capítulo dedicado a las prácticas daniñas, como la Mutilación Genital Femenina; y la incorporación de un enfoque interseccional: ya no habla de ‘la mujer’ como “un todo, único y uniformado”, sino que recoge la heterogeneidad de culturas y mujeres.  Sin embargo, también hay que señalar que el propio texto deja entrever determinadas tensiones entre la salvaguarda de las señas de identidad, el colonialismo, el feminismo impuesto desde fuera, las tradiciones que son o pueden ser discriminatorias…

En líneas generales, el Protocolo de Maputo establece para las mujeres igualdad en los derechos civiles y políticos (participación y representación política, derecho a la igualdad en las relaciones familiares, derecho a uana vida libre de violencia…) pero también en torno a los llamados “derechos de tercera generación”: económicos, sociales y medioambientales (desde el acceso a la propiedad de la tierra hasta la igualdad en los asuntos de familia, como la custodia de los hijos o el proceso de divorcio. )

Sin embargo, la realidad se aleja mucho de lo que podemos leer en el anexo a la denominada Carta de Bangul, [en referencia a a la capital de Gambia, donde se adoptó]. Salvando las grandes diferencias entre países (y dejando a un lado aquellos en los que la legislación se inspira directamente en la Sharía, como Somalia), se puede decir que incluso en los países más avanzados -como Ruanda, que figura entre los diez estados con mayor igualdad formal del mundo-, la realidad dista mucho de ser tal.

Se ha avanzado mucho en lo político, sí, pero apenas nada en lo privado: buen ejemplo de ello es el ‘derecho de familia”, donde persisten normas claramente discriminatorias, como la necesidad de obtener permiso del padre para casarse, la permanencia de la poligamia o la desigualdad ante el divorcio.

Derechos Humanos de las Mujeres en ÁfricaY las cosas pueden llegar a ser incluso peores cuando es la fuerza de la costumbre o la tradición la que manda. Aunque existan leyes que dicen lo contario. La poligamia, por ejemplo, es claramente discriminatoria hacia la mujer y es muy dificil de gestionar en igualdad, pero cuando se hace fuera de la ley, la situación es aún más complicada para las mujeres, que quedan fuera de cualquier derecho.

Todo ello por no hablar de los derechos económicos: las mujeres producen cerca del 70% de los alimentos en África, pero son dueñas de menos del 5% de las tierras. Y lo mismo sucede cuando hablamos del acceso a la educación y la sanidad [diversos estudios han comprobado cómo el brote de ébola afectó más duramente a las mujeres por su rol social; los contagios de VIH….],la trata de personas o la esclavitud. Son asuntos que están en la agenda de exigencias de las mujeres, y en los que se ha avanzado, pero que todavía falta mucho por hacer.

 

Derechos Humanos de las Mujeres en África
«Insto a los estados aricanos a ratificar el protocolo de Maputo inmediatamente, porque los derechso humanos de las mujeres africanas no pueden esperar, igual que no pueden hacerlo los de ninguna persona». Graça Machel

 

 

La vida en Katsikas, uno de los campos de refugiados más complicados de Grecia

Ayer, 9 de mayo, celebrábamos el Día de Europa. Pero no se puede celebrar nada sabiendo que al menos un millón de personas duermen en tiendas de campaña en Europa. Sirva al menos esta efeméride para recordarnos nuestra obligación de seguir exigiendo derechos para todas las personas en todos los lugares del mundo.

En uno de esos lugares del mundo ha estado María Llinás, una buena amiga, apoyando el trabajo en el campo de refugiados de Katsikas. Reproduzco aquí muchas de las cosas que me ha contado y algunas de las que he leído sobre este lugar.

La vida en Katsikas, uno de los campos de refugiados más complicados de Grecia
Una de las carpas sirve como improvisada escuela para las niñas y niños que han llegado a Katsikas, al norte de Grecia. Foto: María Llinás

Katsikas podría ser un privilegiado destino turístico perdido en las montañas griegas. Un pequeño enclave perteneciente a la localidad de Ioannina, lugar de postal, de atardeceres rojizos reflejados en su inmenso lago mientras el sol se pone entre las montañas.

Sin embargo, Katsikas se ha convertido en sinónimo del particular infierno en el que viven hoy miles de refugiados desperdigados por la Unión Europea. Katsikas está en Grecia, a unos 400 kilómetros de Atenas y es uno de los campos más recientes y, según algunos periodistas, uno de los peores para vivir.

El campamento de Katsikas se creó en el mes de marzo, aprovechando el terreno en el que en otro tiempo hubo un antiguo aeropuerto militar– y en teoría de la intendencia se ocupa el ejército griego. En la realidad, son las ONGs las que gestionan el campo. Porque allí las raciones escasean, los baños son insuficientes y el terreno es el menos adecuado para instalar tiendas de campaña: resulta que en la zona las lluvias son intensas y se formaban grandes barrizales. Para remediarlo, el ejército tapó la tierra con piedras. El problema del barro se resolvió (a medias) pero dormir se ha convertido en misión casi imposible.

Desde esas piedras, “que se te clavan incluso con botas de montaña”, me escribe María Llinás, que ha ido a Katsikas a apoyar como voluntaria. Básicamente a ”estar” con la gente, a ser consciente de lo que está pasando y a volver con fuerzas para seguir denunciándolo. Para seguir contandolo y que no se nos olvide, para que no se convierta en una realidad a la que somos indiferentes. Y para recordarnos también que un campo de refugiados es un lugar lleno de vida, “lleno de gente normal haciendo mil cosas” y en el que las necesidades son infinitas.

La vida en Katsikas, uno de los campos de refugiados más complicados de Grecia
De momento, no hay otra forma de lavar la ropa en Katsikas. Un trabajo que, como siempre, también aquí recae en las mujeres. Foto: María Llinás

Porque gestionar un campo de refugiados, –en el que conviven menores, adultos, embarazadas, jóvenes y abuelos; enfermos y sanos; personas de distintas nacionalidades y costumbres; gente que lo tenía todo y tuvo que salir corriendo sin nada; gente que nunca tuvo nada y que hoy vive más, si cabe, en la miseria– es una verdadera locura. Bañar a los bebés, curar a los enfermos, repartir comidas, jugar con los niños y niñas, ver las necesidaes de las mujeres, escuchar sus historias, ayudarles con la traducción… Todo hace falta y todo es para ya pero por suerte, siempre alguien dispuesto a echar una mano. Un equipo de voluntarias y voluntarios que van y vienen bajo la batuta de las responsables de la gestión en el campo, Olga, Berta y María, coordinadoras sobre el terreno de la ONG Olvidados. Una pequeñísima asociación surgida en Madrid para apoyar a las personas que, tambien en España, viven por debajo del umbral de la pobreza. Una diminuta ONG que ha logrado convertir el pedregal en un lugar más o menos habitable.

Organizar todo esto es una locura. Hay una nave que es el centro de operaciones y almacenaje, y luego se han creado algunos espacios especiales en tiendas: el baby haman, el woman haman como sitio de encuentro para las mujeres, la escuela, la tienda de ropa gratis… (…)  Se hacen turnos de trabajo y no se para ni un segundo. Muchos de los refugiados colaboran en las tareas, aunque para las mujeres es complicado porque todas tienen hijos a su cargo, incluyendo a varios bebés que han nacido aquí”.

La vida en Katsikas, uno de los campos de refugiados más complicados de Grecia
El reparto de comidas por parte de las ONGs se ha convertido en imprescindible para completar la magra ración que reparte el ejército griego.

Pasarme toda la mañana en la «tienda gratis» me ha acercado a la historia de tres sirias que han venido en chanclas buscando zapatos”, me cuenta María por Whatsapp. “Al decirme que no tenían otra cosa les he preguntado cómo se las han apañado para estar en chanclas desde enero, y a partir de ahí me han contado cómo salieron de su casa con lo puesto. Un día cercaron su ciudad y los de Daesh empezaron a violar a las niñas y las mujeres, así que su madre y su padre las cogieron corriendo y salieron huyendo”.

 “Hay una pareja joven también de Siria que nos ayuda un montón en el almacén de ropa y la tienda. Son muy cultos y hablan inglés perfectamente. Esta tarde lo he visto a él muy serio y al preguntarle si todo iba bien me ha contado que ayer destrozaron su casa y mataron a su íntimo amigo. Imaginaros, gente joven con el futuro minado, de repente en tierra de nadie”.

Las historias son interminables. Tantas como refugiados hayen estas tiendas de campaña que dan cobijo a cerca de 1200 personas. Historias de mujeres y hombres que sacan fuerzas de flaqueza para seguir con sus vidas en medio de la desolación.

Un desastre, sí. Una tragedia. Pero sobre todo, la consecuencia de muchas decisiones egoistas o equivocadas tomadas por Europa, no sólo sus instituciones, sino también su ciudadanía, instalados como estamos en nuestro anodino –y menguante- estado del bienestar. Y, sobre todo, una realidad que nos debería hacer relexionar sobre la respuesta –personal- que estamos dando a una crisis que tiene lugar al lado nuestra. Nuestra implicación, solidaridad y acciones. Nuestras exigencias a las instituciones, locales, nacionales e internacionales. Y, por supuesto, y vuelvo acitar a mi compañera: “a tratar de hilar estas situaciones con nuestras propias vidas. Ir a la raíz del espanto y ver cómo nos resuena: cuánta guerra hay en nuestra vida, cuánta actitud de desprecio a lo diferente, cuánta desconexión entre nuestro estilo de vida y las consecuencias que tiene en un mundo global”. Una reflexión interna para reclamar y exigir todos los derechos para todas las personas.

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A continuación comparto algunas de las imágenes del día a día en Katsikas. Todas las fotografías son de María Llinás.

Tres décadas recorriendo África

En los días claros, Sergio Mestre, un experimentado guía turístico y empedernido viajero, divisa desde su ventana el Monte Camerún, el volcán más alto de África central (4.095 metros) y el más cercano al mar de todo el mundo. Es sólo uno de los innumerables atractivos turísticos de Camerún. Un país tan diverso que muchos lo han definido como una África en miniatura, y que en un tamaño similar al de España ofrece un enorme variedad de climas, paisajes y pueblos.

Quizás por ello Mestre decidió instalarse en Camerún, después de haber pasado por más de una treintena de países africanos. Un tipo que lleva 30 años viajando por el continente no puede estar equivocado cuando ha elegido quedarse aquí. Lo del Monte Camerún, tan alto y tan cercano al mar que permite pasar de los cráteres a la playa pasando por la selva sin solución de continuidad, es sólo la guinda del pastel para este aficionado a la escalada desde que tenía 14 años. En este país centroafricano conviven doscientas setenta etnias, inmensas playas vírgenes, grandes cordilleras, reservas naturales y un enorme y variado patrimonio cultural e histórico. Y allí vive Sergio desde hace una década: primero en una pequeña ciudad costera, Limbe, y posteriormente en la urbe más grande del país: Douala. Una ciudad que al principio te engulle entre las motos, las obras y el pegajoso calor que provoca la cercanía al mar, pero que luego te mima con sus exquisitas raciones de pescado fresco y su extraordinaria vida nocturna.

Sergio Mestre, viajero y guía turístico, observando el Río Wouri, a su desembocadura en Douala, Camerún.
Sergio Mestre, viajero y guía turístico, observando el Río Wouri, a su desembocadura en Douala, Camerún.

Sentados en una terraza del barrio de Deido, en una ambientadísima calle repleta de bares música y vendedores de comida, hablamos de cómo eran los viajes en otros tiempos, no tan lejanos pero sí completamente diferentes. Porque son ya tres décadas desde que este viajero empezó a recorrer África, que se dice pronto. Eso significa que ya en los años 80, cuando Internet era todavía un sueño remoto en las ciudades africanas y en las europeas, Sergio ya paseaba por el Sáhara enviando de vez en cuando telegramas a casa para avisar de que estaba bien. Eran otros tiempos, de más aventura y probablemente más seguridad. “En los años 80 o 90 me encontraba con mucha gente que viaja con lo puesto, como yo, cruzando el desierto mientras hacía autoestop, sin rutas planificadas ni fecha exacta de vuelta”. Claro, que tampoco existía un peligro real de que te secuestrasen, no existía terrorismo en esa zona, recuerda. Al contrario, lo más habitual era ser tratado como un verdadero marajá. “En el año 88 recuero un viaje en autostop por Argelia. Cualquiera te paraba y siempre te cogían. Muchas veces me invitaron a su casa, me agasajaban con comidas, la mejor habitación… Y al día siguiente me volvían a dejar en un sitio donde me pudiese coger otro viajero”.

Tres décadas recorriendo África
Una de las excursiones que propone Sergio Mestre es la subida al Monte Camerún. Una travesía de varios días por el volcán más alto de África central a través de sus cráteres y su selva.

Eran viajes lentos, sin prisa, aprovechando las vacaciones largas de un estudiante de Bachillerato. Pequeños encuentros con este continente que le apasiona y que decidió descubrir más a fondo. La idea, realizar un viaje desde Tánger a Ciudad del Cabo en transporte público y sin fecha de vuelta – mientras lo permitiesen los ahorros, claro-. Comenzó así una aventura que de la que volvió con muchas experiencias a sus espaldas –incluido un robo con paliza en Suazilandia, precisamente un país donde no hay representación consular española- y una idea clara: la de instalarse en el continente.

Hoy, diez años después, allí sigue, instalado en Camerún, viviendo como uno más en una casa sencilla de un barrio normal desde donde prepara increíbles viajes a los turistas que se deciden a visitar la zona. Turistas que menguan cada día más debido a las informaciones sobre Boko Haram, a pesar de que los ataques de este grupo terrorista se han producido tan sólo en la zona fronteriza con Nigeria, a cientos de kilómetros de las excursiones que propone Mestre.

Turismo sanitario

Una complicada situación que le ha llevado a dar un vuelta de tuerca a su experiencia gestionando viajes. Desde hace unos meses, sus clientes ya no son sólo españoles que quieren conocer África, sino también cameruneses que buscan en España una solución a sus problemas de salud. Es el llamado ‘turismo médico’ –o evacuaciones sanitarias, como se denomina allí–: enfermos de cierto nivel adquisitivo que buscan cura a sus dolencias en centros acreditados en Europa. En este sentido, España ofrece profesionales e instalaciones tan buenas como Francia o Inglaterra, pero a precios más asequibles. “Obviamente, es muy complicado competir con las ex colonias, no sólo por el idioma, sino también porque el usuario busca países donde tenga referencias y conozca a alguien», explica Mestre. En Francia, por ejemplo, todos tienen un primo o vecino viviendo allí, cosa que no sucede en España. Pero esto no desanima a Mestre, que ya ha comenzado las gestiones con algunos centros médicos de Camerún. Mientras tanto, sus servicios como guía siguen disponibles. Y no se me ocurre nadie mejor para conocer este fascinantes país.

Porfinenafrica, en Cinco Continentes

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Porfinenafrica, en Cinco Continentes29-Abril-2016.-Hoy toca sesión de ‘autobombo’. Ayer nos entrevistaron para la sección ‘Blogosfera’ del programa Cinco Continentes, de Radio 5. Un programa dirigido por Sandra Urdín en el que repasan cada semana las noticias internacionales dando tiempo y espacio a reflexiones, reportajes y miradas poco habituales en los informativos diarios.

Una delicia de programa y un placer haber compartido espacio con temas tan interesantes y candentes como el Yidahismo internacional en el Este de Asia, la valla que quiere levantar Austria contra los refugiados o el futuro de la ayuda humanitaria en Siria tras el despiadado ataque contra un hospital de Médicos sin Fronteras en Alepo, que provocó 18 muertos.

Me entrevistó Luis Vallés, que ha resumido estupendamente el espíritu del blog: hablamos de la importancia del trabajo y la iniciativa de las mujeres en África, de la necesidad de ofrecer otros puntos de vista y de que sean los propios africanos quienes exigan y defiendan sus derechos.

Podéis escuchar el programa completo aquí. La entrevista está a partir del minuto 44, pero merece la pena escuchar toda la emisión.

 

Harriet Tubman, una abolicionista y feminista en los billetes de 20 dólares

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26-04-2016. Los billetes de 20 dólares estadounidenses pasarán de lucir la figura de un desconocido Andrew Jackson –séptimo presidente del país y tristemente recordado solo por implementar la ley que forzó a las tribus indígenas a abandonar sus tierras- por la imagen de Harriet Tubman, que se convierte así en la primera mujer en aparecer en la moneda legal de este país.

Harriet Tubman, una abolicionista y feminista en los billetes de 20 dólares
Harriet Tubman, que nació esclava, fue una firme luchadora abolicionista. En recuerdo de su tesón y su lucha, su imagen aparece ahora en los billetes de 20 dólares de Estados Unidos.

(La primera, sí, pero no nos asombremos tanto, basta con mirar a nuestras monedas y billetes, a ver qué nos encontramos…)

Tubman fue una destacada activista contra la trata de esclavos, a pesar de haber nacido ella misma en una plantación, privada de libertad, y vivir como esclava hasta los 27 años. A esa edad consiguió escapar, marchar al norte y comenzar desde allí cerca de una veintena de misiones de rescate a través del conocido Ferrocarril Subterráneo.

Por su cabeza se llegaron a ofrecer 40.000 dólares de la época, viva o muerta, pero eso no le impidió regresar en un buen número de ocasiones al Sur para permitir la fuga de decenas de esclavos. Las cifras varían según las fuentes, pero podría haber facilitado la salida a unos 300 personas, a los que no sólo acompañó durante el viaje sino a los que también ofrecía apoyo para que rehicieran sus vidas. Tras la guerra, una vez abolida la esclavitud, se convirtió en una firme defensora del derecho al voto de las mujeres.

Harriet Tubman, una abolicionista y feminista en los billetes de 20 dólares
Fotografía de Harriet Tubman, una de las 'conductoras' del Ferrocarril Clandestino que liberó a centenares de negros de la esclavitud.

La de Tubman (1920-1913) es una increíble historia de vida en la que nos encontramos con las durísimas condiciones de vida de la población negra en Estados Unidos, y tantos otros lugares del mundo, hasta hace relativamente muy poco tiempo. La propia Tubman fue golpeada y maltratada desde que era un bebé, y en su adolescencia recibió un severo golpe en la cabeza que le provocó mareos, vértigos, vómitos y visiones durante toda su vida. A pesar de ello, no se rindió nunca y hasta el momento de su muerte se preocupó de otros afroamericanos que no tuvieron tanta suerte como ella.

Lo mejor de que Harriet Tubman haya llegado hasta los billetes de 20 dólares es que lo ha hecho a través de una votación popular que ha servido como campaña para da a conocer a mujeres influyentes en la historia del país –ninguna de las cuales aparece en los billetes ni monedas, claro- , entre las que se encontraban Eleanor Roosevelt (defensora de los derechos de las mujeres), Rosa Parks, activista contra la segregación racial) y Wilma Mankiller (primera mujer jefa de la nación de los indios cherokee).

Todo ha sido el resultado de una campaña lanzada por la organización http://www.womenon20s.org/ Women on 20, que tiene como objetivo conmemorar la inclusión de las mujeres en la democracia americana como ciudadanos de pleno derecho en 1920; reconocer la contribución de las mujeres al país y hacer desaparece los símbolos de odio, intolerancia y desigualdad que todavía existen.

 

Primeras impresiones desde Camerún

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Situado en el Golfo de Guinea, Camerún tiene una extensísima frontera con Nigeria, Chad y República Centroafricana. Al sur, sus vecinos son Guinea Ecuatorial, Gabón y Congo Brazaville.
Situado en el Golfo de Guinea, Camerún tiene una extensísima frontera con Nigeria, Chad y República Centroafricana. Al sur, sus vecinos son Guinea Ecuatorial, Gabón y Congo Brazaville.

He mirado mucho el mapa de Camerún estos días. No es que el país sea enorme, -su tamaño es similar a España, aunque no llega a la mitad de habitantes (22 millones)-, pero me han fascinado sus ‘formas’.  Enclavado en el Golfo de Guinea, tiene una frontera de nada menos que 1700 kilómetros con Nigeria, -disputas territoriales incluidas, aunque resueltas pacíficamente en los tribunales internacionales-, y un larguísimo extremo norte que se va estrechando progresivamente hasta morir en el Lago Chad, del que posee una parte. Al este, otros tantos miles de kilómetros compartidos con vecinos inestables: Chad y la República Centroafricana. Y al sur, una línea prácticamente recta, que le separa de Guinea Ecuatorial, Gabón y Congo Brazzaville.

Una geografía poderosa y una vegetación exuberante, gracias la riqueza de los suelos y una climatología que hace que la actividad agrícola sea la base de la economía y el primer ‘empleador’ del país. Cacao, madera, café, algodón, plátano, caucho y, cada vez más, palma aceitera, son los recursos principales del país, aunque también exporta hidrocarburos desde que se descubrieran algunos yacimientos petrolíferos en su territorio.

Camerún es uno de los pocos países africanos que ha vivido en paz permanente desde el momento cero de su independencia, en 1960. Y eso que no lo tenía fácil: tras la colonización, la parte norte de la antigua colonia decidió unirse a Nigeria, mientras que la zona sur se sumó a Camerún como estado federado. Un estatus que mantuvo hasta 1972 cuando ambas partes se unificaron en un solo estado. Una fecha, la de la ‘reunificación’, que se celebra más si cabe que la propia independencia.

 

Primeras impresiones desde Camerún
La riqueza del suelo y la climatología provocan una inmensa exuberancia vegetal en la zona central de Camerún.

Desde entonces, ha acogido refugiados de uno y otro lado de sus fronteras, ha soportado la piratería en las aguas del Golfo de Guinea, y ha dirimido conflictos territoriales de forma pacífica. Todo un ejemplo a seguir que sin embargo se enfrenta ahora a un nuevo problema: el terrorismo de Boko Haram y las incursiones periódicas del grupo armado en el extremo norte del país. Una situación que está provocando enormes quebraderos de cabeza a un país en el que comenzaba a despuntar el sector turístico -es una joya en bruto- y en el que las distintias religiones han convivido en pefecta armonía.

También conviven con normalidad los dos idiomas oficiales: francés  e inglés, y las más de 230 lenguas habladas en el país. Sin embargo, la realidad dista mucho del bilingüismo perfecgto del que hablan las leyes: Aunque se supone que inglés y francés comparten espacio a partes iguales,la realidad es que el francés se impone masivamente en todo el país salvo en las dos provincias claramente anglófonas. De igual modo, incluso si las administraciones y los medios de comunicación están supuestamente obligados a utilizar ambos idiomas, es el francés quien ha ganado claramente esta batalla. En la televisión pública, sin ir más lejos, las noticias se ofrecen por bloques de reportajes que se repiten primero en un idioma y luego en otro, pero siempre predomina el francés.

Económicamente, Camerún fue uno de los países duramente afectados por la crisis de finales de los años 80, la caída de los precios de materias primas como el cacao y devaluación del Franco CFA en 1994. Desde entonces luchan por recuperarse. La situación parece haber mejorado en los últimos años, pero todavía las tasas de pobreza siguen siendo muy altas.

Hoy, como en todas las grandes urbes africanas, las motos chinas invaden sus calles y las construcciones financiadas por el gigante asiático están a la orden del día. No en vano, el principal socio comercial de Camerún en el último lustro ha sido China, mientras que Francia ha ido perdiendo su lugar y mantiene una tendencia a la baja”, según la Oficina de Información Diplomática de España en el país.  Eso no significa, claro, que las empresas francesas no sigan teniendo un lugar prominente en casi todos los sectores, como sucede en el de la explotación de palma aceitera, que es precisamente lo que hemos ido a conocer y de lo que hablaremos en próximos posts.

 

¿Qué pasa con las grandes plantaciones de aceite de palma en África?

Después de muchos meses de preparativos, lecturas, correos, llamadas, solicitudes de visado, más lecturas, informes, entrevistas por skype… Después de muchos preparativos, decía.. ¡el lunes me voy durante unas semanas a Camerún!. Iré a Yaoundé, para entrevistarme con algunas organizaciones locales, y a los alrededores de Douala para visitar las plantaciones  de aceite de palma. Serán pocos días, muchos menos de los que me habría gustado, pero creo que va todo bien preparado y volveré con mucha información sobre el país y sobre este producto del que tanto estamos hablando este año en Carro de Combate, el proyecto en el que colaboro.

¿Qué pasa con las grandes plantaciones de aceite de palma en África?
El reconocible fruto de la palma aceitera son estas bolitas de color rojo.

Como ya conté por aquí, el principal proyecto de Carro de Combate para este año es investigar y analizar el mercado mundial del aceite de palma y la cadena de producción que lo lleva a más de la mitad de los productos que consumimos habitualmente. Se trata de una apuesta de gran envergadura para la que obtuvimos una excelente respuesta: lo recaudado en nuestro crowdfunding nos permitirá llevar a cabo el proyecto e investigar en Asia y América Latina.

Sin embargo, los fondos no fueron suficientes para completar la investigación en otro de los lugares en los que el aceite de palma se extiende como la espuma: África. Precisamente el lugar de donde es originario este ingrediente. Pero nosotras no queríamos dejar de lado a África, -¡no me lo perdonaría!- porque también allí la expansión de la palma está teniendo sus efectos y ha provocado ya el enfrentamiento con un buen número de organizaciones y campesinos tradicionales. Pero también porque hay discursos que ensalzan el aceite de palma como cultivo clave para impulsar la agricultura y el desarrollo económico en un continente que bien lo necesita, y queremos saber qué parte de realidad hay en ello.

Así que decidimos destinar nuestros magros fondos propios –los obtenidos por la venta de Amarga Dulzura, principalmente– para no dejar de lado a África. Porque hoy en día ya encontramos grandes plantaciones de aceite de palma en países como Nigeria (principal productor del continente), Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Liberia, Sierra Leona (donde los campesinos se están enfrentando también a las grandes compañías), Togo, Benín, Gabón, Uganda, Camerún

Producción de aceite de palma utilizando maquinaria tradicional en Camerún.
Producción de aceite de palma utilizando maquinaria tradicional en Camerún.

Y Camerún es precisamente el país donde iremos a trabajar sobre el terreno. ¿Por qué allí? Porque tiene una larga e histórica relación con el aceite de palma –ya en 1964 se creó la empresa estatal de aceite de palma (luego privatizada)-; porque el gobierno ha declarado la palma como objetivo prioritario para el desarrollo agrícola del país –se ha propuesto aumentar la producción en un 26% en los próximos tres años-, y porque la movilización local ha conseguido la paralización de un mega proyecto que venía de la mano de estadounidense Herakles Farm, entre otras cosas.

De África queremos conocer también qué han hecho tradicionalmente las poblaciones locales con el aceite de palma: cómo lo transforman, para qué lo utilizan, qué propiedades le atribuyen y por qué es un ingrediente tan apreciado en determinadas zonas. No pretendemos convertir esta investigación en un tratado antropológico ni quedarnos en lo anecdótico; somos conscientes de que África está plenamente integrada en el sistema económico mundial y participa en los mismos procesos de intercambio internacionales, pero sí nos parece importante dedicarle un tiempo a conocer la relación de la palma con las poblaciones locales. Y en este sentido, queremos especialmente hablar con las mujeres. Como las que se reunieron a principios del mes de enero en Mundemba para constatar los problemas que los grandes monocultivos de palma les han provocado a ellas y sus familias y, de paso, exigir a los poderes públicos que tengan más en cuenta a la población local.

Por último, queremos saber qué empresas y países están detrás de estos monocultivos. No es nada nuevo ya hablar de la voracidad china en África, pero en cambio se sabe muy poco de la de otros pequeños gigantes asiáticos, como Malasia, Kuala Lumpur, o Singapur. En el caso del aceite de palma, son éstos países quienes, principalmente, están adquiriendo tierras para las plantaciones aunque encontramos también empresas europeas (Bolloré, Socfin, Unilever…) y norteamericanas, así como fondos de inversión de muy diversas procedencias.

Y con todo esto en mente, con muchos contactos y mucho trabajo por delante, a finales de mes nos vamos a Camerún para preguntar a los campesinos, a las asociaciones de mujeres, a las organizaciones de defensa del medio ambiente, y también a las empresas, a los responsables de las plantaciones y a los responsables gubernamentales. Para poder contaros lo que está pasando.

 PD: Y si queréis colaborar con el proyecto, aunque el tiempo del crowdfunding ya acabó, podéis apoyarnos convirtiéndoos en mecenas de Carro de Combate. Tendréis acceso a todos nuestros Informes de Combate y, además, estaréis ayudando a hacer un periodismo independiente y crítico.

Malawi, Zimbabwe, Etiopía… La hambruna se extiende por África

Cerca de tres millones de personas, el 16% de la población de Malawi, sufren en estos momentos un déficit grave de alimentos, según informaba la semana pasada la ONG África Directo, que trabaja sobre el terreno. La causa directa es la brutal sequía que está afectando a buena parte del África subsahariana, provocada por fenómenos climáticos como El Niño.

Malawi, Zimbabwe, Etiopía... La hambruna se extiende por África
Una de las mujeres afectadas por la hambruna en la zona central de Malawi. / Foto: África Directo

Ya en el mes de diciembre, Unicef alertaba de una posible hambruna en el país debido a la escasez de maíz provocada por la sequía, y en los últimos meses la situación no ha hecho más que empeorar. En el vecino Zimbabwe, la situación es también muy preocupante, hasta el punto de que algunas informaciones hablan de familias con acceso a medicamentos antriretrovirales pero no a a alimentos y el número de personas con necesidades alimentarias se  acerca ya al millón y medio. Por su parte, la situación no es mejor en el cuerno de África: tan sólo en Etiopía más de 10 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y en Somalia cerca de otro millón, la mayor parte de ellos desplazados internos a causa del conflicto, tienen dificultades para acceder a los alimentos.

La agricultura es un asunto central en países como Malawi, cuya economía y subsistencia depende en buena medida de un sector agrícola extremadamente sensible a las lluvias. Sin embargo, a principios de esta década, hubo un tiempo en el que todo parecía indicar que el país había conseguido convertirse en un referente para la producción agrícola.

Según publicaba El País, el gobierno de Malawi decidió «poner en el centro de sus políticas a más alto nivel la lucha contra la malnutrición». Además, tomó sus propias decisiones, oponiéndose a algunas de los consejos de organismos internacionales, como el del Banco Mundial, que le recomendaba no dar semillas a sus agricultores. The New York Times iba en la misma línea asegurando que en 2009 Malawi había logrado convertirse en un exportador neto de alimentos. ¿Cómo?, se preguntaba el periódico: «Ignorando a los expertos«, respondía literalmente.

Malawi, Zimbabwe, Etiopía... La hambruna se extiende por África
Uno de los niños afectados por la hambruna en Malawi. Foto: África Directo

Durante unos años la situación pareció floreciente, pero en los últimos 24 meses la crisis ha ido in crescendo. Tal y como explican desde África Directo: ya a finales de 2014, la temporada agrícola se demoró debido a la tardía llegar de las lluvias. Después, en enero de 2015 se produjeron importantes inundaciones que se cobraron la vida de 276, obligó al desplazamiento de más de 200.000 personas. Después, volvió de nuevo la sequía. Y esto tuvo un efecto devastador en las cosechas.

Todo ello se sumó, claro, a otros problemas como a deforestación, la erosión y el mal cuidado de la tierra, tal y como denunciaba en su momento el servicio de información medioambiental Mongabay. “Con cerca de 11 millones de personas en un país no muy grande, Malawi es uno de los países más densamente poblados de África, y sus mejores terrenos para el cultivo han sido invadidos por grandes plantaciones de tabaco, té y azúcar”. Mientras tanto, los agricultores independientes tienen que utilizar terrenos cada vez menos productivos, y las mujeres continúan talando árboles para cocinar, lo que sigue provocando la erosión de la tierra.

Malawi, Zimbabwe, Etiopía... La hambruna se extiende por África
Distribución de comida en el centro de Alinafe, en Malawi. Se calcula que unos 3 millones de personas sufren malnutrición en Malawi.

En la actualidad, las zonas más afectas son las regiones del centro del país, como Mwadzama y Mwansambo, donde el propio Gobierno y la ONG ya están repartiendo alimentos “Pero nos hacen falta más donantes, si no, unas 15.000 personas no tendrán comida para sobrevivir”, explica José Mª Márquez Vigil, responsable de la Fundación África Directo, desde la cual se apoya el centro de Alinafe, que gestiona proyectos relacionados con salud, nutrición y rehabilitación, fisioterapia, clínica móvil, oficina de prevención, diagnóstico y asesoramiento sobre el SIDA, laboratorio, farmacia, programa de huérfanos y población vulnerable, accesibilidad a saneamiento básico y agua potable y, promoción de la seguridad alimentaria. Todo un reto para el que buscan ayuda y con el que se puede colaborar directamente desde su web.

Más allá de la ayuda de emergencia, y pensando ya en el largo plazo, esta situación pone de manifiesto dos cosas: 1) Que el cambio climático y los fenómenos medioambientales extremos siguen afectando con más dureza a los países con menos posibilidades de hacerle frente y con menor responsabilidad en su existencia. 2) Que el crecimiento económico vivido por África en la última década todavía no se ha traducido de forma evidente en la lucha por la seguridad alimentaria para todos los ciudadanos del continente. Este es, sin duda, uno de los grandes retos de cara al futuro.