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X edición de la Muestra de Cine Africano de Valladolid

Entre el 5 y el 9 de junio de este 2017 tendrá lugar la décima edición de la Muestra de Cine Africano de Valladolid, organizado por Umoya.

Contarán con Beatriz Leal, experta en cines africanos, para comentar las películas. En esta ocasión, el ciclo gira en torno a las mujeres y se proyectarán las siguientes cintas.

Cartel de la X Muestra de Cine Africano de Valladolid, que tendrá lugar del 5 al 9 de junio de 2017 en la Facultad de Derecho de la UVa.
Cartel de la X Muestra de Cine Africano de Valladolid, que tendrá lugar del 5 al 9 de junio de 2017 en la Facultad de Derecho de la UVa.
  • El lunes, 5 de junio: ‘Huellas en la Arena’, documental de Jon Cuesta y  la somalí Hayat Traspas sobre Dadaab, el campo de refugiados donde la propia Hayat vivió a principios de los 90. Situado en la frontera entre Kenia y Somalia, es uno de los más grandes y conflictivos del mundo. Tanto Cuesta como Traspas estarán presentes en la proyección para la posterior charla con el público.
    • El martes 6 de junio: Película ‘Ayanda’: una cinta sudafricana en la que se muestra la vibrante y multicultural vida de Johannesburgo, allí donde se juntan gentes de toda África, cada cual intentando salir adelante como puede. Todo ello en un ambiente atípico para una joven de 20 años: el taller de coches de su padre.
    • Miércoles, 7 de junio: B for Boy’: un drama contemporáneo rodado en Nigeria sobre la imperante necesidad de tener descendencia masculina. Amaka, una mujer que se acerca a los 40 años, es presionada por sus padres y suegros para tener un hijo varón.
    • Jueves, 8 de junio: ‘La alegría de Elza, de la guadalupana Mariette Monpierre, recoge la historia de una mujer que, después de trabajar muy duro para que su hija consiga estudiar, ve cómo ésta decide irse en busca de su padre, al que apenas conoce.
    • Viernes, 9 de junio: la sudafricana ‘While you weren´t looking’, que aborda la homosexualidad y la desigualdad en la Sudáfrica actual
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Todas las películas comenzarán a las 19.00 horas y se proyectarán en la Sala Mergelina, de la Universidad de Valladolid.

¡Una ocasión para no perderse!

Para celebrar las diez ediciones pasadas, han hecho este vídeo con imágenes de las películas proyectadas en los últimos años.

Mujeres del Congo: el horror y la infamia

25/05/2017.- La Exposición Mujeres del Congo, de Isabel Muñoz y Concha Casajús, está hasta el 18 de junio en el Museo Nacional de Antropología de Madrid, dentro del ciclo Ubuntu, en el corazón de África.

Mujeres del Congo: el horror y la infamia

La exposición Mujeres del Congo estará en el Museó Nacional de Antropología de Madrid hasta el 18 de junio de 2017..

Mujeres del Congo es una durísima exposición en la que no sólo se recogen imágenes, sino también numerosos testimonios, con el fin de que se escuche la voz y la historia de estas mujeres valientes y luchadoras. Mujeres que han de hacer frente a la discriminación, los malos tratos y la violencia sexual en una de las zonas más peligrosas del mundo: el este de la República Democrática del Congo, donde hace años que la guerra y los conflictos no cesan. Un lugar extremadamente rico en recursos naturales pero donde la población es inmensamente pobre, donde campan a sus anchas los señores de la guerra y los combates por el control del territorio no cesan. Un polvorín en el que se dan cita antiguos militares, tropas oficiales, jóvenes que fueron niños soldados, ruandeses huidos del conflicto entre tutsis y hutus… A todo ello se unen algunas creencias tradicionales, la culpabilización de los ‘niños brujos’ por determinadas desgracias o la ‘hematomancia’ (la magia roja), que utiliza la sangre como elementos central de sus liturgias.

«La fuerza de estas mujeres que afrontan la realidad, rompen el silencio y vuelven a empezar es increíble. Merece ser narrada y ensalzada por todos”.

Es allí donde Isabel Muñoz, Premio Nacional de Fotografía 2016, y Concha Casajús fueron a hacer sus fotos en el 2014. Un trabajo de campo que habría sido imposible sin el apoyo de Caddy Adzuba, periodista congolesa, galardona con el Premio Príncip de Asturias por su continua y valiente denuncia de la violencia sexual contra las mujeres. “sin la protección y estrecha colaboración de Caddy Adzuba, el acesso al tema habría sido prácticamente imposible”, escribe Casajús.

Porque se trataba de fotografiar a mujeres rotas, pero capaces de recomponerse. Mujeres que han sobrevivido a la violencia sexual como arma de guerra o a las violaciones familiares, pero que están dispuestas a enfrentarse a ello.

Una mujer violada a la que han roto sus órganos reproductores es una enferma crónica que no puede terner hijos y un ser que puede contagiar enfermedades peligorsas. El marido suele abandonarla –a ella y a sus hijos, la meda es de seis o siete- con lo cual quedan abodcadas a lamiseria y la exclusión social.” Caddy Adzuba consiguió unirlas y que algunas hablaran en la radio. “La fuerza de estas mujeres que afrontan la realidad, rompen el silencio y vuelven a empezar es increíble. Merece ser narrada y ensalzada por todos”.

Mujeres del Congo: el horror y la infamia
Henriette Kika, una de las mujeres fotografias para la exposición Mujeres del Congo. Su testimonio es, como tantos otros, descorazonador.

Testimonios de la infamia

Una doble página blanca sirve para recoger la mayor de las infamias. Testimonios tan insoportables que la propia hoja recomienda no dejar leer a menores de 16 años. Ignominia relatada en primera persona por mujeres que han sufrido lo indecible y que, sin embargo, se atreven a contarlo, a dejarse fotografiar y a poner palabras al salvajismo.

Estábamos en el bosque y cinco rebeldes me violaron. Mi marido intentó defenderme pero le mataron y descuartizaron. Me dejaron como un aimal, sangrando y con trozos de madera en la vagina. No me tenía en pie. El Dr. Mukwege me salvó pero tengo muchos dolores y no puedo trabjar. Soy madre de 10 hijos mayores y no tengo una casa para vivir con ellos. Me siento inútil, olvidada y abandonada”, explica Henriette Kika.

No es el peor de los testimonios. Algunos no se van de tu cabeza una vez leidos. Como el de Cheusi Kwasila Anne, a quien su marido abandóno porque “según él, me había dejado violar en vez de resistir hasta la muerte”. El, que había presenciado cómo seis hombres la violaban y cómo le introdujeron un cuchillo en la vagina. O el de Zabulonda Mwin Elysée, que estuvo tres años ingresada, sometida a muchas operaciones, tras las violaciones y torturas a las que fue sometida.

 

Las niñas de Kavumu

Mujeres del Congo: el horror y la infamia
Nadège es una niña huérfana de padre y madre, nacida fuera del matrimonio. Tras la muerte de sus padres, ella y su hermanos fueron acusados de brujería. Sólo la salvó el orfanato. Foto perteneciente a la exposición Mujeres del Congo.

Y más desgarrador aún, si cabe, son las líneas que acompañan a las fotografias de las niñas. Niñas preciosas que fueron violadas con dos, seis o cuatro años. Todas tuvieron que ser atendidas en el hospital por sus heridas. Algunas no pueden ir al colegio, porque los niños se burlan de ellas. Otras porque no tienen recursos. Otras porque ni siquiera tienen casa, o familia.

El ejemplo más dramático de toda esta infamia es el de las niñas de Kavumu, una ciudad a unos 25 kilómetros de Bukavu, en la tristemente famosa provincia de Kivu Sur. Allí, entre las numerosas aglomeraciones comerciales surgidas junto al aeropuerto, se lleva produciendo desde hace unos años un terrible fenómemo: la violencia sexual contra niñas menores de diez años.

Niñas que son raptadas, violadas y abandonadas posteriormente, provocandoles numerosos traumatismo. Niñas que proceden de familias desfavorecidas y cuyos padres y madres no pueden protegerles. En estos casos, la fuerza de superación de las madres termina por doblegarse ante el dolor. “Cuando ellas son violadas, sacan fuerzas de flaqueza y valor suficiente para superar lo que sea. Pero cuando se trata de sus hijas, a veces bebés de 18 meses, lloran sin consuelo posible, amargamente, y gritan pidiendo ayuda”.

 

I am not your negro: radiografía del racismo en palabras de James Baldwin

16-05-207.– El racismo institucionalizado, la sociedad blanca que mira hacia otro lado, el cine que lo normaliza, las leyes que lo permiten… En este documental, dirigido por el haitiano Raoul Peck y nominado al Óscar al Mejor Documental, se recogen las reflexiones del pensador y escritor negro James Baldwin, uno de los que mejor supo interpretar y analizar lo que suponía el profundo racismo de la sociedad norteamericana.

Una cinta que se estructura a través de los textos, entrevistas y conferencias del autor y que gira en torno a la muerte de tres referentes de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos: Malcolm X, Martin Luther King, y Medgar Evers. Tres luchadores negros, amigos de Baldwin, asesinados los tres antes de cumplir los 40 años. Unos hechos que Baldwin dejó escritos en su libro inacabado ‘Remember this house’, tan sólo 30 páginas que sirvieron a Peck para dar forma a su documental.

“Querías ser un vaquero como Gary Cooper, y resulta que al salir a la calle eras el indio».

Pero más allá de lo que supuso, para él mismo y para los negros norteamericanos, el asesinato de estos tres líderes, Baldwin hace una radiografía mucho más profunda de lo que supone el racismo en la sociedad norteamericana. Un racismo que, como en la Sudáfrica del Apartheid, y como en tantos otros sitios, se notaba desde el momento mismo en el que uno percibía que había mundo más allá de sí mismo. Desde que ‘a los 6 o 7 años te dabas cuenta de que eras negro’, ya nada te podía permitir ignorar esta circunstancia, escribió Baldwin, nacido él mismo en una familia pobre de Harlem en 1924. El pensador recogió en sus escritos lo que significaba ser negro en un país en el que eran considerados ciudadanos de segunda clase, incluso en el norte, donde, en teoría, no existía la segregación racial. Por eso en cuanto pudo se marchó a vivir a París, donde podía recorrer las calles con libertad. Pero fue allí donde vio las imágenes de una joven estudiante negra, insultada y escupida por sus compañeros blancos a la entrada del colegio, en septiembre de 1957.   Y supo que tenía que volver a su país para luchar, a modo de cronista, con sus escritos y su voz, contra esta lacra.

I am not your negro: radiografía del racismo en palabras de James Baldwin
James Baldwin, autor de los textos en los que se basa el documental, fue un activista, escritor y pensador norteamericano que reflexionó sobre la profundidad del racismo en la sociedad norteamericana.

En el documento, Raoul Peck intenta plasmar a través de imágenes de archivo, del mundo del cine o la publicidad, las lúcidas reflexiones del escritor. Imágenes que contraponen una idílica sociedad americana con la brutalidad policial; anuncios que intentan venderse entre las emergentes familias negras frente a niños y jóvenes malviviendo en los barrios más pobres de las grandes ciudades..

Encontramos también cómo el cine ha estigmatizado desde siempre a los negros, y cómo a la vez utilizó a los negros ‘domésticos’ (según la terminología de Malcolm X) para crear a sus ídolos, que sólo podían ser elementos exóticos,modélicos y agradecidos al sistema que les había dejado progresar.

Baldwin, que durante años fue considerado ‘individuo peligroso’ por el FBI, habla de la ‘apatía’ moral de la ciudadanía, del monstruo interno que vive en la sociedad blanca para que le dé igual lo que está pasando. “La mayoría de los blancos que he conocido no tienen nada en contra de los negros”, decía Baldwin en una entrevista. “El problema es la apatía y la ignorancia. No sabes lo que pasa al otro lado del muro porque no quieres saberlo”. “Los blancos se han convertido en engendros morales”, llegó a decir. Y más: “El drama es que la mayoría de las personas que dicen que les importa esto, mienten. Lo que les importa es su seguridad y sus beneficios”.

Porque lo que hace Baldwin es darle la vuelta a la historia. No se dirige a la población negra, se dirige a la blanca, y les dice: “¿Me consideras un negrata? Pues eso es porque necesitas uno. Averigua por qué”. Y les devuelve la pelota con una sentencia clara: «No se puede negar la humanidad de otro sin disminuir la de uno mismo”.

Reflexiones que tienen una enorme vigencia hoy en día, y que enlazan con el moviminto Black Lives Matter contra las injusticias a las que todavía se enfrenta la comunidad negra: contra el gatillo fácil de la policía frente a los chavales negros; contra dificultad de los tribunales para condenar determinadas acciones cuando la víctima es negra y el acusado blanco, contra la altísima tasa de paro de los negros… y tantas otras situaciones que siguen demostrando el racismo social e institucional que todavía perdura a pesar de los avances.

 

La atormentada historia de la escritora Bessie Head

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La atormentada historia de la escritora Bessie Head
La escritora sudafricana Bessie Head, autora del libro ‘Nubes de lluvia’.

23/03/2017.-La escritora sudafricana Bessie Head, apenas conocida en nuestros días pero que llegó a tener gran  renombre en su momento, tiene a sus espaldas una intensa y triste historia, ya desde el momento mismo de su nacimiento. Bessie Amelia Emery Head vio la luz el 6 de julio de 1937, diez años antes del establecimiento formal del Apartheid, de la unión de una mujer blanca de clase media y uno de los negros que trabajaba para la familia. Sólo por eso, su vida estaba desde entonces condenada al sufrimiento. Ni blanca ni negra, convertida desde su nacimiento en oprobio para la familia y con una madre encerrada en una institución mental, Bessie fue rechazada por sus familiares y dada en adopción a una pareja que la devolvió por ‘no ser blanca’.

Después, fue enviada a vivir con con un matrimonio de negros con quien pasó la única etapa feliz de su infancia, creyendo que eran sus padres. Pero a los 14 años fue informada a bocajarro de que aquellos no eran su familia, que su verdadera madre había muerto e internada en un psiquiátrico, arrancada de su hogar y enviada ella misma a un internado donde nunca fue bien tratada. Pasó allí unos años de verdadero infierno hasta que a los 16 pudo escaparse y volver con su familia de acogida, donde estudió la carrera de profesora.

Pero las cosas ya nunca iban a ser fáciles para ella. Pronto se dio cuenta de que la educación no era lo suyo y renunció a su puesto para dedicarse al periodismo. Siendo, como era, ni blanca ni negra, esta labor tampoco era fácil, pero consiguió escribir en algunas de las publicaciones más importantes del momento par la población negra, como fue la conocida revista Drum. Pero, tal y como cuenta Ángeles Jurado en el prólogo del libro, la vida le tenía reservada aún más reveses. Sufrió una agresión sexual por parte de un conocido, fue detenida en varias ocasiones y su cabeza comenzó a notar los primeros síntomas de la agitación mental que le acompañaría toda su vida.

Empezó a sufrir fuertes depresiones y aunque por un tiempo pareció estabilizarse tras su boda con un miembro del Partido Liberal, Harol Head,y el nacimiento de su hijo, los problemas regresaron pronto. El matrimonio se rompió cuando el pequeño tan sólo tenía dos años y en 1964, Bessie Head se vio obligada a exiliarse a Botsuana con su pequeño hijo. Allí viviría una serie de experiencias que luego se plasmarían en esta novela, ‘Nubes de lluvia’, como la formación en cultivos comunitarios, la petición de asilo y las dificultades para integrarse.

 

La atormentada historia de la escritora Bessie Head
Desde joven, Bessie Head sufrió problemas mentales heredados de su madre.

Las depresiones continuaron, mientras escribía febrilmente a la luz de una vela y bebía en exceso. Murió con tan solo 48 años, sin haber podido ver el fin del Apartheid. Era el 17 de abril de 1986 y fue enterrada sin grandes alharacas en el pequeño cementerio local. Sin embargo, con los años, Sudáfrica ha terminado reconociéndola como una de sus grandes escritoras, entregándola a título póstumo la Orden de Ikhamanga, en diciembre de 2003. A día de hoy, la biblioteca central de Pietermaritzburg (su ciudad natal) lleva su nombre, y en julio de 2007, cuando la autora habría cumplido los 70 años, diversas ciudades sudafricanas y de Botsuana  recordaron su vida y su obra.

Una obra en la que destacan otros títulos como Mru: A Question of Power, Serowe: Village of the Rain Wind o la mencionada recopilación de relatos La coleccionista de tesoros. Ojalá pronto los tengamos todos en español.

 

Aquí podéis ver un pequeño vídeo con algunos retazos de su biografía.

Bessie Head retrata su propia historia y la sociedad de su tiempo en ‘Nubes de lluvia’

22/03/2017: Desde hace unas semanas, podemos leer en castellano la novela ‘Nubes de lluvia’, escrita por una de las primeras autoras africanas en ser publicada y leida en Occidente, a pesar de que su figura es muy desconocida en España. La buena noticia se la debemos a Palabrero Press, una jovencísima editorial –nacida en Holanda, en 2016- que tiene como objetivo “publicar obras clásicas y modernas que merecen un lugar en el panorama editorial actual”. En ocasiones, traducen al español obras que no estaban en nuestro idioma y a veces reeditan en en ediciones bilingües. En este caso se ha tratado de la primera opción, pues hasta ahora sólo habíamos podido leer a Bessie Head en los relatos recogidos en ‘La coleccionista de tesoros y otros cuentos de los pueblos de Botsuana’, un libro editado por la extinta editorial El Cobre y que ya sólo encontramos en bibliotecas.

Con esta ‘Nubes de lluvia’, Bessie Head nos traslada a Botsuana, donde ella misma se instaló huyendo de Sudáfrica, sin dejar de aprovechar la oportunidad para contarnos lo que estaba sucediendo en su país natal, cuando el mundo todavía no había querido darse cuenta de lo que suponía en Apartheid.

Portada del libro Nubes de lluvia, de Bessie Head, ilustrada por Lydia Mba.
Portada del libro Nubes de lluvia, de Bessie Head, ilustrada por Lydia Mba.

La novela, que tiene buena parte de biográfica, aunque el trasunto de la autora sea un protagonista masculino, tiene lugar en Botsuana, en una diminuta y remota aldea cerca de la frontera con Sudáfrica. Un lugar donde las lluvias son prácticamente inexistentes, donde “las precipitaciones correspondientes a un año entero podían caer en un solo mes, un día o incluso una hora”, y en el que las mujeres viven prácticamente solas, ocupándose de la cosecha, porque los hombres pasan largas temporadas aislados en los campos, pastoreando un ganado famélico que busca inútilmente algo que comer.

Es la aldea de Golema Mmidi y hasta allí llega el protagonista, Makhaya Maseko, tras haber huido de Sudáfrica, donde le esperaba la cárcel. Su crimen no se especifica pero queda claro que era un activista anti Apartheid “Te guardas un papel en el bolsillo done has escrito tu plan de volarlo todo por los aires y te meten en la cárcel antes de que hayas volado nada”. Frente al horror de la violencia y la ignominia de la que viene, Makhaya encuentra en la pequeña aldea de Golema Mmidi una especie de paraíso: no sólo es un lugar tranquilo, además cuentan con el apoyo de un voluntario británico –¡un blanco, nada menos!– que convive con ellos proponiéndoles nuevas fórmulas para el mejor cultivo de sus tierras.

Es la primera novela de Bessie Head y en ella refleja tanto las dificultades de la vida rural en Botsuana como las indignidades del Apartheid en Sudáfrica.

Makhaya, que en Sudáfrica era periodista y no ha tocado un rastrillo en su vida, se convierte de pronto en un entusiasmado de las nuevas técnicas agrícolas, guiado por Gilbert, el voluntario británico, con el que descubre, también, que un blanco puede ser y portarse como una persona. Makhaya se convierte así en mano derecha del británico y en responsable de trasladar los conocimientos a las mujeres de la aldea, con las que conectada fácilmente gracias a su peculiar forma de ser –muy distinta a la de otros hombres- y sus conocimientos del idioma local. El resto del relato lo terminan de completar el viejo Dinorego y su hija María, la viuda Paulina Sebeso, que aparece ya avanzado el libro pero va ganando protagonismo hasta el final, y la entrañable Mma-Milipede, que pone cordura a todo el conjunto.

Es la primera novela de Bessie Head y como casi toda su escritura, incluso aunque trate del exilio, aborda el tema de los efectos del apartheid en Sudáfrica. Un crudísimo y acertado relato de lo que fue el Apartheid y lo que significó para sus gentes sin apenas nombrarlo y en una etapa muy temprana, cuando todavía el mundo no había puesto sus ojos en Sudáfrica. Fue, de hecho, gracias a ella, que se comenzó a conocer esta realidad fuera de su país. Esta novela la escribió por encargo, en apenas un año, para una editorial norteamericana que había leído una de sus cuentos.

“Los horrores de la violación, el asesinato y el derramamiento de sangre en los suburbios formaban parte del pasado de Makhaya (…)

“Las cosas no estarían tan mal si los hombres negros, en bloque, hubieran decidido no aceptar la opresión y no acrecentarla con sus propios tabúes y tradiciones. Nunca llamaría a un hombre blanco ‘bass’ ni ‘amo, así lo mataran de un tiro. Pero todos los hombres negros lo hacían. Lo hacían. ¿Por qué? ¿Para que no los mataran de un tiro? ¿Por qué no morir de un tiro en lugar de ser un muerto viviente, víctima de la humillación? (…)

Lo había visto en los suburbios de todas las ciudades donde los negros se venían obligados a vivir. Allí no era más que un Perro negro: “los perros negros solo pueden entrar por la puerta trasera porque son nuestros siervos”.

Y el protagonista sufre y vive en su cuerpo el odio acumulado por años y años de ignominia: “Porque odiaba al hombre blanco de un modo extraño. No era algo sutil ni taimado ni mezquino sino una acumulación poderosa de años y años y siglos y siglos de silencio”.

Pero, sobre todo, esta novela es un reflejo de la vida rural, de las dificultades y de la realidad de las mujeres en el África austral. Porque también en Botsuana hay opresión, aunque sea menos organizada que en Sudáfrica y venga de la mano del hombre negro. Head no se olvida de ella y la plasma en el retorcido y malvado jefe local, Matenge, que vive a expensas de esclavizar y engañar a su pueblo, al que considera inferior por naturaleza y tradición.

Además, las comunidades se enfrentan también al tribalismo tradicional, que no permite el avance de la ciencia. Asombra ver cómo tan pronto como en los años 60, Bessie Head carga contra algunas tradiciones, como las creencias que impiden a los bostuanos comer o cultivar determinados alimentos que les permitirían vivir mejor. “Gilbert se topó con prejuicios extraños que rodeaban los hábitos alimenticios y los tipos de cosechas que la gente estaba dispuesta a cultivar”. Es el caso del mijo, que crece bien sin agua y resiste a enfermedades pero que las tribus de la clase alta se niegan a comer porque son las que tradicionalmente han alimentado a los más pobres.

Una novela que habla también de desarrollo en términos que bien podrían haber sido escritos hoy: “Para qué hablar de desarrollo y producción alimentaria sin tener en cuenta a quienes de verdad producían los alimentos (o sea, las mujeres)”. Y en las que escarba en las formas que ser, vivir y sobrevivir de la población femenina: “Ningún hombre trabajaba tanto como las mujeres de Botsuana, ya que la responsabilidad de proporcionar alimento a las enormes familias era de ellas” (…)

 “Mma- Millipede había aprendido a distinguir las dos formas que tenían las mujeres de relacionarse con los hombres en su país. Una era una relación puramente física (…) Cada mujer tenía seis o tiene amantes,incluido el marido. La otra era más seria y menos habitual. Podía degenerar en una crisis psicológica y en el suicidio por parte de la mujeres porque se asumía que el hombre merecía adoración y esta adoración alcanzaba las proporciones de un régimen de la más peligros naturaleza(…) ¡Mma-Millipede había tenido que coser varios trajes de funerales, así que temía este tipo de relación y daba preferencia, en contra de su conciencia, al primero. Porque era mejor tener un país lleno de mujeres promiscuas que de mujeres muertas, ¿no?”.

 Una novela, en definitiva, en la que Bessi Head se refleja a sí misma, pero también a una humanidad que ha de enfrentarse a la arbitrariedad y apoyarse los unos en los otros para sanar la heridas profundas que no se ven a primera vista, intentando disfrutar de los pequeños detalles de la vida.

‘Camaleón. La España del extranjero’: una radiografía a la sociedad española a través de la experiencia de Despin Tchoumke

13/03/2017.- Entrevistamos al Camaleón: un joven camerunés que vive en España desde hace más de una década y ha visto con sus propios ojos el ‘auge y caída’ de la economía nacional. Muchos años observando nuestra sociedad con ojo crítico que ahora plasma en el libro: ‘Camaleón. La España del extranjero’.

La historia de Despin Tchoumke no es la de los miles de migrantes que llegaron a las costas europeas en patera tras un aterrador viaje. Tchoumke lo hizo en avión, con una beca y directo al corazón de Europa: de Douala, donde trabajaba como comentarista deportivo, a París con visado de estudiante. Se acababa de inaugurar el siglo XXI y España empezaba a despuntar como una gran potencia económica. Desde Francia se notaba el resplandor “sabíamos que en España no había paro” Despin, emprendedor por naturaleza, quiso conocer lo que pasaba aquí. Como buen bamileke, le interesaba en mundo de los negocios e intuía que en España podía haberlos. Tras algunos viajes a nuestro país y aprender un poco de español, decidió instalarse en Madrid. Corría el año 2004 y las expectativas eran buenas. Sin embargo, las cosas se torcieron rápido y Despin terminó viviendo, literalmente, debajo de un puente. Más en concreto, bajo el de Segovia, en el centro de la capital. Allí, en la calle, la vida era más digna que en los albergues para personas sin hogar que conoció, nos cuenta. “Imagínate lo que vi”, dice. “La dignidad no se puede perder”.

Y allí fue donde comenzó a observar y conocer a la sociedad española. No sólo a la gente como personas personas individuales, sino al conjunto. “Allí vi la deshumanización de esta sociedad”, plasmada en la realidad de la calle. “Porque hay mucha gente que vive en la selva aunque no haya pisado la selva de verdad”. Allí se encontró con compatriotas y jóvenes de otros países africanos, pero también conoció a camaleones españoles, personas de aquí que terminaron viviendo en la calle y que, al igual que él, tuvieron que adaptarse para sobrevivir.

Es entonces cuando, en su mente, comienza a acumular las historias y anécdotas que luego terminarían por dar forma a este libro que ahora se publica: ‘Camaleón. La España del extranjero”. Un texto repleto de reflexiones, dedicado a la conciencia humana y a la deshumanización de la sociedad, pero siempre desde el humor, igual que en la charla que mantenemos con él. Despin se ríe, entremezcla ideas a priori contradictorias y se hace continuamente preguntas mientras hablamos. Una conversación en la que tienen cabida los pequeños sentimientos humanos y la alta geopolítica, las reflexiones en torno a la Françafrique y la crítica a los dirigentes africanos; los reproches a las ONGs que viven de victimizar al continente (“mostrando al niño con moscas en los ojos”) y las palabras amables para la clase media, “la más solidaria a pesar de ser la que más ha sufrido la crisis”.

De ese Tercer Mundo que para mí es primero, provienen muchas de las personas que también sacan adelante este otro país europeo, occidental y moderno que es España. Somos primero los negros, tal vez los africanos o los morenos. Somos esos a los que, en el metro, a veces, no se les sienta nadie al lado, somos los que escuchan si viven en un árbol, los que, en sus trabajos, reciben comentarios amables: ¿Qué haces tú aquí estando mi primo en paro? [Extracto del libro ‘Camaleón. España vista a ojos de un extranjero’].

Sin embargo, le pregunto por el racismo con el que se ha encontrado y me responde con una concesión: “No hablaría de racismo, pero sí de ignorancia. Los españoles me han resultado generosos por naturaleza, quizás por su cultura. Pero creo que hay mucha ignorancia, y eso provoca rechazo ante lo desconocido”.

'Camaleón. La España del extranjero': una radiografía a la sociedad española a través de la experiencia de Despin TchoumkePero no todo es reflexión profunda. El libro también está plagado de anécdotas, como aquella que dice que, en realidad, Despin es de Burgos. “Es lo que terminé por decirle a la policía cada vez que me paraban, quer era continuamente, para preguntarme por los papeles”. Un permiso de residencia que consiguió finalmente después de casi cuatro años de estancia y que le permitió montar montar su propia ONG:  para apoyar a compatriotas en su misma situación y con la que, además, consiguió enviar varios paquetes de productos sanitarios a su país.

Desde entonces, ya con un trabajo y permiso de residencia, ha continuado con su radiografía de la sociedad española: la burbuja económica, la política, movimientos sociales como el 15M o la bestial subida del paro son algunos de los temas que trata Despin a través de sus ojos de extranjero. Además, hay espacio también para echar la vista hacia su su país natal y reflexionar en torno a los problemas que vive África, ya sean endógenos o provocados desde fuera. Despin habla igual del expolio sufrido por los países africanos a costa de manos europeas que del saqueo de sus propios dirigentes, de la corrupción interna y del desastre económico provocado por la mala gestión. Un libro que compila “muchas horas de trabajo, de poner ideas en orden, corregir y reescribir” pero con el que, asegura, “nadie se va a aburrir”.

De momento, ya tiene más de un centenar de lectores asegurados: los que han apoyado la edición del libro a través de la campaña de Crowdfunding que ha lanzado en Libros.com y en la que todavía se puede colaborar hasta finales del mes de marzo.

Los camaleones que han salido de su país natal y han hecho su vida en otros lugares, que dejan atrás su familia, su comunidad, su baile, sus costumbres para llevar consigo sólo esperanza, una vez atraviesan sus correspondientes momentos difíciles, casi todos terminan reflexionando sobre el hecho de que, en cualquier lugar del mundo donde haya hambre, ésta ha sido provocada. Y también pensamos a menudo en que, en nuestros países de origen, se sufre un problema de desarrollo económico y también de mentalidad que impide las pretensiones de cualquiera.

Por eso este libro se titula Camaleón, y por eso lo he escrito, para que mi experiencia sirva a otros a interpretar una sociedad nueva, en este caso la española, e interpretarse también a sí mismos en ella; para recordar que no sólo existe la democracia, también la humanidad. Porque cada día de mi vida, cuando camino por la calle solo, grito hacia dentro: pobre camaleón, cómo te manejan. Cuándo se acabará esta película.  [Extracto del libro. Aquí se puede leer un fragmento más largo del mismo].

“En Uganda, la población LGTB no se queda escondida en casa, luchamos a pesar de las dificultades”

2-03-2017.- Si ser gay en Uganda y sobrevivir es complicado, organizar abiertamente un Festival Internacional de Cine Queer se antoja toda una temeridad. Sin embargo, es lo que ha hecho, a pesar de las dificultades, el jovencísimo director de cine Kamoga Hassan, que el pasado mes de diciembre inauguró este festival en Kampala. Ahora, Hassan ha pasado por Bilbao, donde se proyectó su película ‘Outed: the painful reality’ dentro de la programación de Zinegoak, Festival Internacional de Cine y Artes Escénicas Gaylesbotrans, que le otorgó el premio especial de esta edición. Además, el director de Queer Kampala, participó en una mesa redonda en colaboración con Amnistía Internacional para analizar la situación actual de la comunidad LGBT en los países africano donde la homosexualidad está prohibida por ley.

 

“En Uganda, la población LGTB no se queda escondida en casa, luchamos a pesar de las dificultades”
El director de cine Kamoga Hassan, junto a la activista de Amnistía Internacional Violeta Assiego, durante la mesa redonda en la que analizaron la situación de la comunidad LGTB en los países africanos donde está penada.

Hablamos con él después de una larga semana de eventos, encuentros y entrevistas con los medios que le han dejado ciertamente agotado (venía ya de su paso por el Festival de Cine de Berlín, donde participó como jurado), pero se anima rápido cuando comenzamos a hablar del festival. Un evento que se define como un encuentro de tres días articulado a través de estrenos, charlas con los artistas, discusiones y proyección de películas que traten temas sobre la comunidad LGTB, de origen ugandés o del resto de África y del mundo (entre ellas unas cuantas de origen español: ‘My Brother’, ‘La Orquídea’, The Second First Date). El Queer Kampala se celebró durante tres días en diciembre de 2016 y, a pesar de las enormes dificultades, lograron reunir a unas 800 personas y los organizadores ya prepararan su próxima edición para diciembre de este 2017.

¿Cómo nace el Festival Internacional de Cine Queer de Kampala y cuál es el balance de la primera edición?

La idea de montar un festival surgió como reacción a la profunda homofobia que se está viviendo en Uganda desde hace ya años. Queríamos ofrecer un lugar seguro donde poder hablar de los problemas de la comunidad LGTB, compartir experiencias y estar juntos. Queríamos explicar que la homosexualidad no es algo ‘no africano’, concienciar a la población, dar información correcta sobre la identidad sexual –frente a los bulos que corren por todo el país- y promover la dignidad de las personas LGTB.

Los problemas a los que nos enfrentamos tuvieron que ver, principalmente, con la dificultad de mobilizar a la gente porque en otras ocasiones, la policía ha entrado a reventar actos como éste. Por eso era elemental encontrar un lugar seguro. Así que lo que hicimos fue primero crear la web, con la información, y ahí dábamos un número de teléfono, pero no de Uganda, sino extranjero, para que la policía no pudiera rastrearlo. Allí la gente podía enviar un mensaje y nosotros, tras hacer algunas preguntas de seguridad para evitar posibles infiltrados, les mandábamos la localización de cada evento. Además, había un equipo de unos 20 voluntarios que iban sobre el terreno para mobilizar e informar a la gente que no tiene aceso a redes sociales.

“En Uganda, la población LGTB no se queda escondida en casa, luchamos a pesar de las dificultades”
Equipo organizador del Queer Film Festival de Kampala (Uganda), que celebró su primera edición en diciembre de 2016.

Tu película ‘Outed: the painful reality’, cuenta una historia basada en hechos reales. ¿Por qué elegiste esta historia?

Quería mostrar lo que ha estado pasando en Uganda en los últimos años. La película cuenta lo sucedido en los días posteriores al 25 de febero de 2014 en Uganda. Ese día, un periódico local, Red Pepper publicó los nombres y fotografías, junto a información directa sobre los lugares donde vivían, de 200 personas a los que bautizó como los ‘Top homosexuals’ del país.

Era, además, el día después de la aprobación de la ley que penalizaba con cárcel la homosexualidad. El resultado fue la persecución, asalto y vejaciones de aquellas personas que aparecieron en el periódico. Uno de ellos era John Alex Kogozi, un joven apodado Vida, que tuvo la mala suesrte de, además, aparecer en la portada, a pesar de que nunca se había declarado oficialmente homosexual. A partir de ahí, Vida perdió su trabajo, su casa y sus amigos.

¿Cómo es posible que los medios de comunicación estén actuando así en Uganda?

El problema de los medios de comunicación es que se aprovechan de la homofobia reinante con el único objetivo de vender más. Si sacas un periódico y quieres vender más, o ser más popular, lo más fácil es cargar contra los gays, publicar o ‘sacar’ del armario a alguien. Y, lo que es peor, dan sus datos personales y sus datos de contacto. Son muy poco profesionales.

Más que ‘poco profesional’, es casi criminal.

Sí, efectivamente, es casi criminal porque saben que al ‘sacar’ a la gente del armario, le están exponiendo a un grave peligro. Y además, estos medios saben que cuentan con el respaldo de la ley, así que si vas a los tribunales a denunciarles, no consigues nada, por lo que prácticamente nadie les denuncia. [Antes de la ley de 2014, sí hubo algún caso en el que las denuncias sirvieron para algo, pero la situación ha empeorado desde entonces].

“En Uganda, la población LGTB no se queda escondida en casa, luchamos a pesar de las dificultades”
Cartel de la película ‘Outed, the painful reality’, en la que Hassan cuenta la historia real de una de las personas a las que la prensa denunció públicamente como homosexual y cuya vida fue destrozada por ello.

¿Cuál es la situación de la comunidad LGTB de Uganda?

La persecución es enorme, no sólo por las autoridades, sino también por el ostracismo al que somos sometidos por nuestros propios vecinos. Yo mismo tengo que cambiar cada poco tiempo de lugar de residencia. Sin embargo, la comunidad LGTB está muy bien organizada, a pesar de ser uno de los paíes más complicados para vivir. En Uganda no nos quedamos escondidos en casa, asumimos el riesgo de luchar, y cada día surgen nuevos activistas, a pesar de las dificultades.

Hay un discurso muy amplio que asocia la homosexualidad a algo importado del colonialismo. ¿De dónde viene esa idea?

La verdad es que no lo sé. De hecho, las relaciones homosexuales sí existían antes de la colonización en Uganda, y no eran atacadas. De hecho, fue la comunidad británica la que trajo la criminalización de los gays y lesbiansas. Al mismo tiempo, ahora se están implantando en Uganda multigud de iglesias evangélicas, de origen norteamericano, que son las que más intensamente han comenzado a atacar a la comunidad LGTB, asustando a la población y diciendo verdaderas barbaridades.

En cuanto a la política, ¿cómo se explica la fijación y la agresividad de la legislación de los últimos años?

Los polílticos lo que hacen es aprovecharse del rechazo ya existente. Es una forma de salir al paso ante las exigencias de cualquier tipo de la población. Cuando la gente pide mejoras económicas o sociales o la población amenaza con rebelarse, el Gobierno utiliza la cuestión de la homosexualidad para recuperar el apoyo popular.

¿Qué puede hacer la Comunidad Internacional para apoyar a la población LGTB en Uganda?

Lo mási importante es apoyar a las comunidades locales, a los defensores de derechos humanos, a las personas voluntarias… Además, es bueno que se hable de nosotros, que tengamos presencia en los medios de comunicación internacionales. La visibilidad puede ser peligrosa pero, a la vez, es la única forma de protegernos que tenemos.

En cuanto al festival, necesitamos fondos y apoyos para seguir adelante y poder celebrar la segunda edición, que tenemos prevista para el próximo mes de diciembre. Así que cualquier ayuda es bienvenida: desde compartir en Redes Sociales al apoyo económico, que se puede hacer directamente a través de nuestra web.

Ciclo Queer Afrika en el Festival Zinegoak de Bilbao 

“En Uganda, la población LGTB no se queda escondida en casa, luchamos a pesar de las dificultades”Aprovechando la presencia de Kamoga Hassan en el Festival Zinegoak, el festival Internacional de Cine y Artes Escénicas Gaylesbotrans, los organizadores aprovecharon para llevar a cabo distintas actividades relacionadas con el conocimiento de la realidad LGTB+ en el continente africano. Entre ellas, el ciclo Queer Afrika, que mostró 7 documentales con historias de Uganda, Camerún, Sudáfrica, Cabo Verde o Kenia en BilbaoArte. Además, se celebró un enccuentro abierto para todo el público en el que Hassan Kamoga, director de Queer Kampala, acompañado de la activista LGTB+ y Violeta Assiego, miembro de Amnistía Internacional, ofrecieron su visión de la realidad LGTB africana

“Era una obligación para nosotros reconocer el trabajo, esfuerzo y valentía de las personas que organizan este evento cultural y de sensibilización” explicó Pau Guillén, director del Festival. “Y es un honor recibir a su director para entregarle el premio en persona y rendirle este merecido homenaje”. El premio se entregó el viernes 24 de marzo, cuando se proyectó también la mencionada película de Hassan: Outed: the painful reality.

 

 

Me llamaron negra. Victoria Santa Cruz

Afroperuana de armas tomar, Victoria Santa Cruz fue probablemente la mayor exponente del arte negro peruano y una gran defensora de la negritud y el orgullo afroamericano de todo el continente. Nacida en octubre de 1922 en Lima, llegó a ser una reconocida  compositora, coreógrafa y diseñadora. Viajó por todo el mundo con sus ritmos y sus canciones y llegó a ser directora del Centro Nacional de Cultura de su país. Falleció a los 91 años en su Lima natal.

Como difusora y defensora de la cultura negra, dejó escrito uno de los más bellos poemas en el que explia cómo fue para ella el descubrir que, efectivamente, era negra. «Claro que ya antes sabía que era negra, pero no sabía lo que sifnificaba ser negra». Lo cuenta estupendamente aquí («una puñalada es una caricia comparada con aquello que me pasó. Fue muy doloroso y nació en mí una cosa de revancha terrible»  y   lo canta aún mejor aquí:

me gritaron negra from REVISTA.VOZAL on Vimeo.

 

Este es el texto del poema:   Me gritaron negra. Por Victoria Santa Cruz

 Tenía siete años apenas,

¡Qué siete años!

¡No llegaba a cinco siquiera!

De pronto unas voces en la calle

me gritaron ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

“¿Soy acaso negra?”- me dije

¡SÍ!

“¿Qué cosa es ser negra?”

¡Negra!

Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía.

¡Negra!

Y me sentí negra,

¡Negra!

Como ellos decían

¡Negra!

Y retrocedí

¡Negra!

Como ellos querían

¡Negra!

Y odie mis cabellos y mis labios gruesos

y mire apenada mi carne tostada

Y retrocedí

¡Negra!

Y retrocedí . . .

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

Y pasaba el tiempo,

y siempre amargada

Seguía llevando a mi espalda

mi pesada carga

¡Y cómo pesaba!…

Me alacié el cabello,

me polvee la cara,

y entre mis entrañas siempre resonaba la misma palabra

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra!

Hasta que un día que retrocedía , retrocedía y qué iba a caer

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¿Y qué?

¿Y qué?

¡Negra!

Si

¡Negra!

Soy

¡Negra!

Negra

¡Negra! Negra soy

¡Negra! Si

¡Negra! Soy

¡Negra! Negra

¡Negra! Negra soy

De hoy en adelante no quiero

laciar mi cabello

No quiero

Y voy a reírme de aquellos,

que por evitar -según ellos-

que por evitarnos algún sinsabor

Llaman a los negros gente de color

¡Y de qué color!

NEGRO

¡Y qué lindo suena!

NEGRO

¡Y qué ritmo tiene!

NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO

NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO

NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO

NEGRO NEGRO NEGRO

Al fin

Al fin comprendí

AL FIN

Ya no retrocedo. AL FIN

Y avanzo segura. AL FIN

Avanzo y espero. AL FIN

Y bendigo al cielo porque quiso Dios

que negro azabache fuese mi color

Y ya comprendí. AL FIN

¡Ya tengo la llave!

NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO

NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO

NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO

NEGRO NEGRO

¡Negra soy¡