Me salgo hoy de los temas habituales de este blog para hablar de una gran iniciativa que tendrá lugar en Madrid en los próximos días y que me apetecía mucho compartir.
Del 7 al 6 de septiembre se celebra en la Cañada Real (Madrid) el Festival Internacional de Cine 16 kilómetros. Un evento multidisciplinar en el que se proyectarán cortometrajes hechos por los niños y niñas de Cañada, largometrajes de ficción y documentales, y un buen número de actividades paralelas de carácter cultural y participativo. Entre ellas destacan los recorridos culturales, las jornadas gastronómicas, conciertos –flamenco, hip hop, rock– , coloquios, arte urbano y talleres de cine, con los que se pretende para favorecer la reflexión ciudadana.
Dirigido por Carlos Olalla y Ana González, este Festival, que celebra ya su III edición, se presenta como una herramienta de doble recorrido: por un lado, acerca el cine a la población de la Cañada –donde el acceso a actividades culturales es prácticamente nulo- y, por el otro, muestra al resto de la ciudad la riqueza cultural y étnica de sus habitantes. Porque en la Cañada, uno de los mayores núcleos de infraviviendas de España, situado a excasos kilómetros de la capital, viven personas con dificultades económicas, sí, pero que intenta llevar una vida lo más normalizada posible, alejados de los estereotipos que se tienen de ellos. [Os recomiendo este texto de Carmen Alemany, donde cuenta muy bien el día a día en el barrio: «El alma no tiene color. Vivir en Cañada Real«]
En esta ocasión, el Festival pone su atención en la comunidad gitana, mostando las dificultades a las que se enfrentan y presentando presentaremos la riqueza cultural que aportan a la Cañada Real. Además, el otro eje será el de la igualdad de género, poniendo el foco en la importancia de las mujeres a la hora de tejer barrios, especialmente en contextos tan complicados como el de la Cañada.
Durante los diez días que dura el festival, habrá, por supuesto, proyecciónes de películas dentro de la Cañada y otras que podrán verse en la Cineteca del Matadero Madrid, además de talleres sobre igualdad de género, seminarios sobre cultura y transformación y un interesantísimo paseo cultural por la cañada. Toda la información la podéis y actividades están en la web del festival.
Detrás de este festival hay una larga historia, que comienza en el año 2011 cuando la Fundación Voces comenzó a impartir talleres audiovisuales a los niños y niñas de Cañada; lo hacían en la calle, ya fuera invierno o verano, hasta que, trabajando junto al Ayundamiento, lograron locales para realizar las clases. Desde entonces, han editado decenas de cortos en los que los niños mostraban su día a día, sus emociones o sus sueños. Segn explican, este trabajo ha ayudado a los niños a abrir sus mentes, cambiar de referentes, apartase de conductas de riesgo e incluso, e incluso, en algunos casos, mejorar su rendimiento académico.
Entre las películas que se proyectan, y enlazando ya con el tema principal de este blog, tenemos que destacar They will have to kill us first, que cuenta la historia de los músicos de Malí que luchan por su derecho a cantar –como sucedía en la maravillosa Timbuktu, de Abderrahmane Sissako-, cuando los fundamentalistas toman el poder en el país. Los yihadistas, llevados por su interpretación fanática de la religión, impusieron el silencio como norma, acallaron los tambores y las palmas, pero algunos músicos, a los que retrata el documental, decidieron seguir con su música, a costa de lo que fuera.