06-02-2016.- ¿Cómo construir un discurso transformador, elaborado conjuntamente y que sea respetuoso con las personas pero a la vez tajante contra tradiciones que atentan contra los derechos humanos? Ése es el reto del periodismo cuando se habla de Mutilación Genital Femenina y es el tema que intentaron abordar ayer en Madrid cuatro periodistas europeas y africanas que han trabajado el tema desde distintos ángulos. Una realidad que no se circunscribe sólo a la práctica concreta de la mutilación sino que lleva asociada una amplia carga de machismo, pobreza, tradición… y en el que también entran en juego las narrativas que imponemos desde Occidente,-presentando, como decía Eliza Anyangwe, a las mujeres en categorías estancas, ya sea como ‘víctimas’ o ‘súper héroes’-, y ofreciendo en ocasiones historias paternalistas, edulcoradas o exageradas sobre sus vidas.
El encuentro, organizado por UNAF dentro de las V Jornadas Internacionales contra la Mutilación Genital Femenina contó con esta mesa redonda sobre comunicación. Una charla moderada por Gemma Parellada, que lleva más de una década informando sobre África desde el continente, y en la que participaron Jolly Kamuntu, periodista y activista de RDC; Eliza Anyangwe, periodista camerunesa que vive y trabaja en Londres escribiendo sobre desarrollo y mujeres y Emanuela Zuccalà, que acaba de publicar en español su investigación sobre Mutilación Genital Femenina en diversos países africanos.
Fue un acercamiento amplio, inclusivo, a esta práctica a la que sólo en la última década hemos comenzado a prestar atención y de la que, en realidad, no sabemos cómo, dónde ni en qué momento comenzó a practicarse. ¿Cómo se inventó tan execrable práctica y por qué se extendió por tantos países, especialmente africanos (de los 30 estados en los que se tiene conocimiento de esta práctica, 27 son africanos)?. Sí está claro que no está directamente relacionado con ninguna religión: se da en países islámicos (como Somalia, donde la prevalencia es del 98% de las niñas, prácticamente la totalidad de las nacidas allí), pero también cristianos, como Etiopía; y, a la vez, importantes figuras de ambas religiones se han pronunciado contra esta práctica.
Sí sabemos, en cambio, que existen diversos tipos de mutilación y que la práctica está firmemente arraigada en las comunidades que la practican, hasta el punto de que negarse a realizarla es considerado una carga para la niña y la familia que lo haga, “No es tan fácil presentar la idea de que la MGF es mala, salvo incidiendo mucho en el punto de vista médico”, tal y como explica Emmanuela Zuccalà, periodista italiana especializada en género y desarrollo, que ha viajado durante meses investigando sobre la mutilación genital femenina. Un proyecto con el que ha constatado los tabués y sobreentendidos que existen a la hora de hablar sobre MGF y en general sobre sexo. Y sin embargo, teniendo en cuenta que apenas se lleva 20 años trabajando y luchando contra la MGF, es un gran éxito ver la cantidad de mujeres que han sido capaces de rebelarse contra ella y, además, contar su experiencia delante de una cámara par ayuda a otras mujeres.
En el coloquio, en el que entraron en consideración muchas otras cuestiones, se habló también de otras múltiples formas de abuso que se dan contra las mujeres, como recordaba Jolly Kamuntu, periodista en República Democrática del Congo. Precisamente allí no existe tradición de practicar la mutilación y, sin embargo, las violaciones y mutilación genital (no como tradición practicada a las niñas, sino como cruel arma de guerra) se ha convertido en el día a día de las mujeres en las zonas más conflictivas del país.
Se habló también de leyes, de la responsabilidad de los estados -la mayoría han legislado en contra de esta práctica, pero sólo algunos,como Kenia, trabajan activamente contra ella-, de la importancia de trabajar con los hombres y de continuar levantando la voz contra la mutilación, no sólo desde los medios internacionales sino, especialmente, desde los propios medios locales. En definitiva, un abordaje amplio y extenso sobre multitud de cuestiones que no se pueden obviar si queremos, de una vez por todas, acabar con la mutilación genital femenina.
[…] Por fin en África […]