El 16 de agoto de 2012, 34 mineros fueron asesinados por disparos de la policía durante una protesta pacífica para exigir mejores condiciones laborales. Este acontecimiento noqueó a los sudafricanos, muchos de los cuales no pudieron evitar recordar un suceso similar, ocurrido años atrás, en la época del Apartheid: la matanza de Sharpeville, ocurrida en marzo de 1960, y en la que fallecieron 69 personas. Muchas cosas habían cambiado entre estos dos acontecimiento, pero la ciudadanía y la prensa no pudieron evitar las comparaciones: las fuerzas de seguridad abriendo fuego contra la población mientras ésta se manifestaba pacíficamente.
Este hecho puso de manifiesto la realidad de una Sudáfrica que no termina de levantar la cabeza 25 años después del fin del Apartheid. Efectivamente, a pesar de los muchos avances logrados, todavía se perpetúa la desigualdad y las malas condiciones de vida de buena parte de la población; a ello se une la brutalidad policial, dirigida ahora por quien durante tanto años luchó contra esto mismo: el gobernante Congreso Nacional Africano.
Por suerte, igual que durante el Apartheid siempre hubo medios y periodistas dispuestos a saltarse la censura para mostrar la Sudáfrica que el régimen quería esconder al mundo, hoy son también muchas las personas dispuestas a ir más allá de la versión oficial. Es el caso de los realizadores del documental ‘Miners shot down‘, en el que se recrea el día a día de la huelga de los mineros hasta la matanza por parte de la policía y la posterior investigación. Para ello, han contado con material de rodaje de la propia policía, de cámaras de televisión e incluso de cámaras de seguridad, material no visto hasta ahora y que se recopiló principalmente durante la investigación llevada a cabo por las autoridades.
El pasado 23 de noviembre, esta investigación fue galardonada con un premio Emmy al mejor documental en los premios Internacionales Emmy, un galardón que sirve de colofón a esta cinta, premiada en numerosos festivales de Cine y Derechos Humanos en todo el mundo.
Tras recibir el galardón, su director, Rehad Desai, recordó que la comisión de investigación sobre los hechos concluyó hace ya más de un año (admitiendo que la operación policial fue ‘tácticamente defectuosa’) y que todavía se sigue esperando una decisión justa para las víctimas.
Rehad Desal, destacado realizador de documentales sudafricano, sufrió en sus carnes la persecución del Apartheid, y pasó unos años en el exilio, hasta su vuelta en 1990. En el año 2003 fundó Uhuru Productions, la productora de cine y televisión con la que ha realizado el documental.
En esta cinta nos cuenta lo sucedido, comenzando el relato de los hechos en la semana anterior a la matanza, cuando comenzó la huelga. Una huelga en la que entraban en conflicto muchos intereses y en la que había diversos enfrentamientos: para empezar, los mineros habían dejado de confiar en el sindicato que les representaba, por lo que decidieron forzar la negociación por su cuenta, directamente con los gestores de la empresa, una de las mayores productoras de platino del mundo.
Para explicar todo lo sucedido, el documental cuenta con la participación de abogados, periodistas, trabajadores de la mina, policías y, también, uno de los grandes representantes de la compañía: Cyril Ramaphosa, ex secretario general del Sindicato Nacional de Mineros y ahora accionista de la empresa y miembro de la Ejecutiva Nacional del CNA, al que en numerosas ocasiones se ha acusado de favorecer a los grandes conglomerados industriales frente a la población.
Un documental, en definitiva, que dibuja esta nueva Sudáfrica que, en algunos aspectos, se parece demasiado a la vieja, y una cinta que sirve a la vez para recordar a las víctimas de Marikana y para continuar exigiendo reformas y cambios en el actual partido gobernante.