16-04-2015 Mujeres, jóvenes, niños, hombres. Personas todas, como tú, como yo, como nosotros. Muertos sin rastro, sin nombre, sin que su historia se cuente en los periódicos. Otra vez. Y ya van… ni se sabe cuántas. Porque las muertes en el Mediterráneo no quedan registradas. Son olvidadas horas después de producirse.
Venían de Libia, donde se dan cita inmigrantes llegados de otros países de África. Una embarcación de la que fueron rescatadas 144 personas aunque, según han contado los supervivientes a Save The Children, hasta unas 400 personas más viajaban junto a ellos. Los datos de la misma organización indican que sólo en el pasado fin de semana (11-13 de abril), llegaron más de 5000 inmigrantes en 18 pateras, de los cuales unos 450 eran niños. Mientras tanto, la Unión Europea no cuenta con un programa de salvamento, eso provocaría un ‘efecto llamada’, como explica Guerra Eterna en su blog:
Se cumplen así las prioridades de los gobiernos de la UE. Italia clausuró el programa Mare Nostrum y la UE lo sustituyó por Tritón, un simple sistema de protección de las costas italianas con menos buques. El problema de Mare Nostrum, además de ser muy caro, es que servía para salvar vidas, vidas que acto seguido pasaban a residir en Europa. En opinión de gobiernos como el británico y el español, suponía un incentivo para intentar dar el salto. Esas vidas estaban mejor en el fondo del Mediterráneo como alimento de los peces. Ese es el incentivo que sería de utilidad.
Otra catástrofe que se produce a las puertas mismas de Europa y a la que, otra vez más, no prestamos la suficiente atención. Una catástrofe que no dejará de repetirse mientras las desigualdades sigan aumentando y millones de personas sigan sufriendo en sus países de origen.