En el siglo XIX, los países coloniales construyeron miles y miles de kilómetros de vía férrea para conectar el interior de África con las zonas portuarias. El objetivo era exportar minerales y alimentos para alimentar la revolución industrial en Europa. Y así sucedió con materiales como la goma, el cobre, el algodón y el carbón, que fueron brutalmente extraídos de África.
Han pasado más de cien años y… ¡está volviendo a suceder exactamente lo mismo! Continúa el saqueo de minerales (en zonas de conflicto, a través de grandes multinacionales) y se ha puesto de moda el acaparamiento de tierras para dedicarlas al monocultivo y asegurar así determinados alimentos para… otros países.
Para ello, multinacionales, fondos de inversión y la ayuda al desarrollo de algunos países han unido fuerzas para conectar el interior de África con sus puertos marítimos. Se trata de ‘corredores de crecimiento agrícola’ que permitirán poner en contacto a áreas remotas de fuerte producción agrícola con los mercados globales. En principio, una iniciativa más que positiva para el continente y, sin embargo… no es eso lo que cuentan las comunidades locales. El problema está en que estos ‘corredores de desarrollo’ se dedicarán al monocultivo, especialmente a determinados biocombustibles pensados única y exclusivamente para la exportación, con lo que ello supone en caso de bajada de precios en el mercado, cambio de gustos en la demanda… Además, lo que es más flagrante, buena parte de estas tierras ya se están utilizando por agricultores a pequeña escala que producen para su propia alimentación. Comunidades que verán cómo desaparecen modos de vida hasta ahora sostenibles, y cómo, por supuesto, pierden las tierras más fértiles. Todo ello para unas empresas que, si bien están invirtiendo dinero, eso es cierto, cuentan con enormes ayudas y ventajas fiscales en los países en los que se están instalando y, lo que es peor, están contando con fondos provenientes de la ayuda al desarrollo alegando que se trata de infraestructuras para mejorar la vida de las comunidades (por ejemplo, Reino Unido contribuye con unos 41 millones de libras al corredor de Tanzania, un proyecto cuyo impacto ‘positivo’ no está nada claro para los agricultores y asociaciones locales.
El proyecto World Development Movement ha desarrollado esta infografía con los países, empresas y localización de estos ‘corredores agrícolas’ para que veamos cómo el modelo se repite, un siglo después.
Algunos ejemplos son:
– La línea férrea que unirá el centro de Mozambique con el puerto de Nacala. Construida con dinero de Japón y Brasil, esta infraestructura beneficiará principalmente a empresas como Syngenta (dedicada a cultivos y semillas) , Vodafone, Swiss Re (una ‘reaseguradora‘) o Toyota, perjudicando a los campesinos locales por la cantidad de tierras actualmente cultivables que se están expropiando para el proyecto.
– Entre Etiopía, Sur Sudán y Kenia se están construyendo carreteras, un ferrocarril y una red de oleoductos para exportar petróleo hacia el puerto de Lamu. El principal inversor es Estados Unidos y las compañías que lo llevan a cabo son las mismas que en el caso anterior. Las infraestructuras servirán para exportar petróleo pero también para sacar del país frutas exóticas, caña de azúcar y diversas verduras.
– Otra de estas grandes infraestructuras es la línea de tren que atravesará República Democrática del Congo, Zambia, Zimbabue y Malaui hasta el puerto de Beira, en Mozambique. Los gobiernos que están participando en el proyecto con los de Reino Unido, Noruega y Holanda, a través de compañías como Yara International, Rio Tinto o Sun Biofuels. En este caso, el problema es aún más flagrante porque se han utilizado 11 millones de libras de ayuda provenientes de Reino Unida para apoyar el proyecto. Rio Tinto (de la que tan mal recuerdo tenemos en España) ha sido uno de los partners principales y se beneficiará de la posibilidad de exportar carbón desde las minas del Este de Mozambique.
– Otra línea de tren unirá el puerto de Dar es Salaam (Tanzania) con países vecinos como RDC, Malawi y Zambia, un proyecto en el que participan Unilever, Yara International, Montsanto y Syngenta, y para el que, de nuevo, cuentan con la inestimable ayuda de Reino Unido, que ha destinado ya 41 millones de libras de “ayuda” para el proyecto. Un proyecto que, según diversas organizaciones locales,
** No os perdáis este vídeo de Intermon en el que parodian muy visualmente esta nueva carrera por África.