Además del trabajo hecho propiamente por mujeres, en estos años, algunos cineastas hombres también dedican especial atención a la problemática a la que han de enfrentarse las féminas, desde su infancia hasta la vejez. Algunos de ellos son Ousmane Sembène, Mahama Johnson, o Djibril Diop Mambéty.
Sembene, conocido como el padre del cine africano, siempre puso mucha atención a la mujer, su valor y su fuerza dentro del cine y la sociedad africana. Una de las películas que mejor reflejan esto es Emitai (1971), en la que narra la revuelta de las mujeres (y sólo ellas) contra los soldados del ejército francés que en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, exigían a los nativos tributos en forma de arroz, su única forma de subsistencia. Todo ello en un momento en el que la mayoría de los hombres de la zona se encuentran luchando en Europa. Ante la negativa de las mujeres, comienza una fuerte represión basada, como el resto de la historia, en hechos reales. Es, en definitiva, una película que muestra tanto la implicación política del autor como su sensibilidad a las historias relacionadas con las mujeres y como la propia resistencia de éstas ante los invasores.
Otro realizador que siempre ha tratado temas relacionadas con la mujer es Mahama Johnson Traoré (Dakar, 1942; París 2010). De origen senegalés, fue uno de los fundadores de Fespaco, y ya en 1968 rodó su primera película, Diankha-bi, un mediometraje en blanco y negro sobre la situación de la mujer en Senegal. Dos años después, en su siguiente filme realiza una profunda crítica sobre la corrupción de las élites y la cosificación de la mujer. Se trata de Diegue-bi, en la que un alto funcionario desvía fondos públicos con el fin único de conquistar a una mujer. Aunque no siempre habla de mujeres, Mahama Johnson se centra principalmente en películas sociales y políticas en las que la mujer suele tener un importante papel.
Djibril Diop Mambéty (1945-1998) fue un actor y realizador senegalés, mucho menos conocido que Sembene Ousmane pero, sin embargo, de una gran importancia para su generación. Entre sus primeros cortos están Contras’ city y Badou boy. En 1972 puede, por fin, rodar su primer largo, ToukiBouki (El viaje de la hiena). Tendrán que pasar 20 años para rodar el siguiente, Hyénes (1992), en el que trata sobre la venganza de una mujer mayor que se siente humillada. Finalmente, en 1995 comienza lo que pretendía ser una trilogía –aunque sólo podrá llevar a cabo los dos primeras partes- sobre lo que llama ‘Historias de la gente de a pie’ (Histoires de petites gens). Estas dos obras son Le Franc (1995) que obtiene el premio a mejor cortometraje en el 5ª Festival de cine africano de Milán, y La Petite Vendeuse de soleil(1998), una joya sobre la primera mujer vendedora de periódicos de Senegal.
Llegamos así a los años 2000-2010, después de un rapidísimo recorrido por cuatro décadas de cinematografía africana, y es ahora cuando las cosas empiezan realmente a cambiar, gracias al cine digital. La creación se abarata enormemente y las películas pueden verse directamente en las casas, sin depender de la distribución que, por otra parte, se ha reducido enormemente por la desaparición de las salas de cine en un buen número de países africanos –algunos no tienen ya ninguna-. Desde entonces, se aprecian más enfoques, géneros, estilos… y empieza a desarrollarse y darse a conocer el cine de países como Kenya, Sudáfrica, Marruecos… frente a la etapa anterior en la que prácticamente sólo se conocía a autores de la zona francófona, por ser estos los que contaban con ayudas.
El problema es que todavía poco de este cine se ve en la propia África, la mayoría termina en los festivales internacionales y le cuesta mucho volver a sus países, porque, por un lado, apenas hay salas de cine, como decíamos antes y, por otro, casi todo lo que se emite por televisión es cine internacional, comedias más o menos baratas, generalmente americanas. A pesar de ello, sí se puede decir que en la actualidad el cine africano, y especialmente el hecho por mujeres, comienza a tener una mayor visibilidad dentro y fuera de sus fronteras, con iniciativas como Africa es nombre de Mujer, o la propia iniciativa Ellas son cine que organiza en España la Fundación Mujeres por África.