Ganvié, la ciudad flotante de África (II)

Ganvié, la ciudad flotante de África (II)
Barco a vela en Ganvié, la ciudad flotante de África.

(Primera parte de esta entrada aquí)

Un trayecto que cualquier curioso aprovechará para preguntarse de dónde vienen estos valientes que prefieren las cabañas sobre el agua a las casas de ladrillo en tierra firme. Pues bien, se trata de los descendientes de la tribu de los Tofinu y la aventura que los llevó hasta el lago se remonta a principios del siglo XVIII. Por aquel entonces, pese a que el actual Benín ya había sido en parte colonizado por los franceses, este rincón del África Occidental seguía dividido en poderosos reinos que se enfrentaban brutalmente entre sí. Fue por ello que los invasores europeos buscaron alianzas que perpetuaran esos enfrentamientos y, de paso, les proporcionaran esclavos, que partían desde diversos puntos del Golfo de Guinea con dirección a América.

Las razzias eran continuas por parte sobre todo de los vasallos de Abomey, el más poderoso de los reinos de entonces –que daría nombre al país, desde su independencia en 1960 hasta el año 1975, cuando adoptó el de Benín-. Ante esta situación, y consciente de su inferioridad en el arte de la guerra, el rey de la tribu Tofinu decidió buscar un lugar en el que su pueblo pudiera vivir en paz. Cuenta la leyenda que para encontrarlo, el rey Abodohoué se convirtió en garceta, un ave de largas zancas, y echó a volar en busca del hogar apropiado. Tras recorrer incansablemente cientos de kilómetros, avistó por fin este lago, salpicado de pequeños islotes de tierra, y supo que era allí donde debían instalarse, con la convicción de que los vasallos de Abomey no se atreverían a perseguirles hasta allí, pues tenían la creencia de que en el fondo del lago se escondía un terrible demonio. Todo lo contrario que el rey Abodohoué, quien, consciente de que construir una aldea en medio de las aguas no sería tarea fácil, se convirtió esta vez en cocodrilo -por entonces los principales moradores del lago-, para convencer al resto de reptiles de que ayudaran a su pueblo a instalarse. Fue así, cuenta la historia, como a lomos de los cocodrilos, y cargando maderas con las que construir sus casas, el pueblo Tofinu consiguió, por fin, un lugar donde vivir en paz.

Leyendas aparte, lo que es seguro es que los Tofinu se instalaron en el lago sabedores de la aversión que los Abomey sentían hacia el agua, entre otras razones por su profundo desconocimiento de las artes de la natación y la navegación. Fue por ello que desde entonces, y hasta hoy, los moradores de Ganvié –que significa precisamente los que han encontrado la paz- han permanecido en el lago, a pesar de que los días de la esclavitud son ya sólo un lejano y triste recuerdo.

La pesca, medio de vida

Antes de llegar a Ganvié, es habitual cruzarse con multitud de pescadores, profesión a la que se dedica buena parte de la población local. Mientras unos lanzan cañas y redes desde sus piraguas, otros se adentran en pequeñas piscifactorías en busca de buenos ejemplares. Es la llamada técnica de las acadjas, una plataforma alargada y circular construida a base de hojas de palmera y palos de bambú que se clava sobre el fondo del lago y se recubre por una pequeña red. Cuando las hojas comienzan a descomponerse, la zona se convierte en una suerte de criadero en el que los peces acuden a alimentarse y a protegerse de otros animales, lo que facilita el trabajo para los pescadores de Ganvié. Según explica la ONG local ID-Pêche, la acadja puede considerarse un medio de reconstitución de la biodiversidad y es, a su vez, uno de los métodos más productivos de pesca de Benín, siendo la fuente de ingresos utilizada por la gran mayoría de los pescadores del sur del país.

Y es que son muchas las variedades de pescado que pueden encontrarse en Nokoué, un lago que se alimenta del Ouémé, el río más largo e importante de Benín, y que entronca con el Océano Atlántico a través de un pequeño entrante de agua conocido como Laguna de Cotonou. Esta peculiaridad hace que en el lago se mezcle el agua dulce con la salada, dando lugar a diversos tipos de pescado en función de la temporada. Durante la época de lluvias, al subir el nivel del río y del propio lago, predominan los peces de agua dulce, pero al llegar la temporada seca, el agua salada va ganando terreno convirtiéndose en el hogar predilecto de las variedades de mar.

Tras media hora de viaje, despuntan en el horizonte las primeras casas, que aunque parecen mantenerse milagrosamente en pie disfrutan de una vida media de unos 40 años, resistiendo con ahínco el mayor de los peligros para sus habitantes: las inundaciones de la época de lluvias. Cuatro meses que arrancan a finales de mayo en los que se suceden violentas tormentas que descargan agua sin compasión, aumentando la altura y el caudal del Nokoué, que ocupa una superficie de 26.000 hectáreas.

 

Suscríbete y recibe nuestras entradas por mail. Escribe aquí tu dirección de correo:

Últimos artículos

Quizá te interese...

Dejar respuesta

Escribe tu comentario
Introduce tu nombre