No se ha respetado el procedimiento establecido en la Ley de Extranjería, ni se ha posibilitado que potenciales personas refugiadas puedan solicitar asilo. En cambio, han sido entregados a un país que viola sistemáticamente los derechos humanos de las personas inmigrantes.»
Estas palabras, que suscribo totalmente, corresponden al comunicado de prensa hecho público por varias ONGs españolas en el que se explica muy claramente por qué la acción del Gobierno español puede ser constitutiva de delito. Por no hablar de que es moralmente reprobable y equivale, directamente, a dejarles morir sin hacer nada. Puestos al todo vale por «no ceder al chantage de la mafias» y no generar «efecto llamada», podríamos fusilarles en la plaza del pueblo, a la vista de todos, que a lo mejor así no volvía a venir. Probablemente eso sería más humanitario que enviarles a manos de Marruecos a sabiendas -no cabe ninguna duda, y por si la hubiera, los autobuses ya estaban allí esperando- de que van a ser enviado a Argelia, al DESIERTO, a la nada.
Una actitud [que también mantuvo el anterior Ejecutivo, en 2005] que no sólo es ilegal y atenta contra los Derechos Humanos, sino que es también absurda. Por que lo más probable es que tan pronto como los subsaharaianos pierdan de vista a los policías marroquíes, se den la vuelta para volver por donde habían venido, tal y como cuenta Mónica Cebeiro en El País:
Las fuerzas de seguridad marroquíes meten a los inmigrantes en autocares, los llevan a la frontera, y les indican que entren sin más en Argelia. Ellos, tan pronto pueden —o cuando así se lo indica el primer guardia argelino que los ve—, se dan la vuelta y vuelven a Marruecos. Un ritual con escaso sentido práctico. Cuando llegan a Oujda, se asientan en el campus de la Universidad, un espacio en el que no entra la policía, o en alguno de sus montes cercanos. Y desde allí buscan la manera de acercarse de nuevo a la frontera con España.
Para saber más sobre las condiciones de vida de los inmigrantes subsaharianos en Marruecos, recomiendo la película ’14 kilómetros‘, de Gerardo Olivares, que inicialmente se iba a llamar ‘Bienvenidos al paraíso’ y de la que su autor dice lo siguiente:
Nos hemos acostumbrado a ver por televisión imágenes de africanos intentando llegar a nuestras costas en pateras, agotados y ateridos de frío. Para ellos supone el final del viaje, pero… ¿Cómo es ese viaje? Ese viaje no es solo atravesar el estrecho, comienza mucho más lejos, a miles de kilómetros de distancia, en países como Nigeria, Camerún, Costa de Marfil ó Malí.Detrás de esos rostros desencajados por el cansancio y la tensión de la travesía hay historias brutales y también un largo viaje repleto de peligros y de incertidumbres a través del Sahara, un vasto océano de fuego, arena y silencio. Para muchos es un viaje que se prolonga durante años y para algunos el final de otro; el viaje de la vida
La película cuenta la historia de dos hermanos y una joven mujer maltratada en su camino hacia España, centrándose en especial en la situación a la que se enfrentan las mujeres, presas fáciles de policías, mafias e incluso algunos compañeros de viaje.