Se me hace difícil resumir en unas pocas líneas ‘Los Tambores de la Memoria’, un libro con el que Boubacar Boris Diop obtuvo el gran premio de la República de Senegal para las Letras en 1990.
En esta novela se mezcla lo real con la ficción, la política con el idealismo, los hechiceros con la modernidad, las mujeres tradicionales con las actuales… Y se entremezclan también los tiempos narrativos y los narradores: el libro te lleva de adelante a atrás y del punto de vista de un protagonista a otro. Un coro de relatos que al principio cuesta seguir pero que le da verdadera profundidad a la historia.
Una historia que se cuenta en varios planos. Tenemos como protagonista a Fadel, -hijo de un sindicalista que luchó contra la colonización pero que se ha convertido hoy en un multimillonario afín al poder-, y que vive hipnotizado por la reina Johanna Simentho, heroína de la lucha contra la colonización de la que no llegamos a saber si es ficción o realidad. La búsqueda de esta reina de Wissombo, a medio camino entre el mito y la historia, llevará a Fadel a la muerte, perseguido por un régimen que no quiere que resurja su recuerdo.
Juanto a Fadel nos encontramos a varios miembros de su familia, personajes secundarios pero muy importantes de los que Boubacar Boris Diop se sirve para hablarnos de diversos temas, como la del papel de la juventud, las mujeres, las creencias animistas, la pobreza… Conocemos así al hermano de Fadel, Badou, un revolucionario de corte marxista que es quien da a conocer a la reina Johanna a Fadel: “Te concedo que Johanna Simentho no es un ser imaginario. Sé que nació en 1920 y que es posible, incluso, que siga viva aún. Se la vio por última vez, al parecer, en Tombuctú, en 1946. ¿Y luego? Se las hizo pasar moradas a los franceses, es cierto, se dice también que abogó por la igualdad entre el hombre y la mujer, en fin, tuvo una vida muy repleta”; a su madre, Adja Déguène, «la esposa modelo, es decir dócil y aterrorizada, sentada de la mañana a la noche en el centro del patio. (..) Creo por lo demás que madre no ha salido prácticamente nunca de casa, salvo para ir en peregrinación a La Meca”; al viejo Khoulé o a Thiemoko el Hechicero, que interroga a los Seres invisible: y por supuesto Ismaila –un joven burócrata que pretende vivir sin complicarse la vida- y Ndella, una indescriptible mujer especialmente unida a Fadel. Serán estos dos últimos quienes den a conocer su historia.
El libro nos sitúa en Senegal, en las primeras décadas de la Independencia, pero no pretende hacer un relato histórico de su tiempo. Aunque algunas situaciones puedan ser reconocibles, no se ajusta a la realidad del país. Así, el libro nos presenta un país liderado por un tirano que no duda en torturar y asesinar a sus enemigos, algo que no cuadra con la figura de Léopold Sedar Senghor (presidente de Senegal entre 1960 y 1980). Boubacar Boris Diop explicaba en esta entrevista (muy buena para entender mejor el libro) con Pablo Martín Carbajal el porqué de esta decisión: “Senegal es uno de los raros países africanos en donde jamás ha habido ni dictadura militar ni golpe de estado, y yo, novelista senegalés, invento a un General Adelezo que no tiene nada que ver con mis vivencias políticas reales. ¿Cómo explicar esta paradoja? Debo admitir que escribí esta novela en un periodo de mi vida donde, como muchos de los intelectuales africanos -incluso todavía hoy-, tenía una lectura muy globalizadora de la historia de África. Quiero decir que hablando de un país africano en particular, yo le daba el trato de otros países del continente radicalmente diferentes del país elegido”.
En la misma entrevista me enteré también de que la historia de la reina Johana se basa en una figura histórica y real: la de Aline Sitoe Diatta, una luchadora contra la colonización francesa, que trabajó de asistenta en casas de Dakar y que llegó a ser conocida como la Juana de Arco africana.
Una historia más que interesante que … ¡se queda para otro post!
Disfruten del libro
Boubacar Boris Diop es un intelectual riguroso, además de un brillante escritor. Junto a novelas como «Los tambores de la memoria», y ensayos como «África más allá del espejo», que afortunadamente ya están disponibles en España, su obra cuentística sigue en gran parte inédita en nuestro país. Por eso, en el primer número de la revista 2384 (www.2384.es) decidimos traducir al castellano y publicar un relato de este escritor senegalés, titulado «Como una sombra». Si os interesa, podéis leerlo aquí:
http://issuu.com/marckovak/docs/2384-n1/20