Nigeria lleva cuatro días de huelga general y los sindicatos han amenazado hoy con parar la producción de petróleo del país. Al mismo tiempo, durante el último mes se han producido numerosos ataques de la secta islamista Boko Haram contra cristianos, especialmente en el norte del país. Dos situaciones muy graves que hacen que Abuja se enfrente a una de las crisis más importantes de los últimos años. De cómo se resuelva esta emergencia dependerá mucho buena parte del futuro de África occidental.
Sin intención de ser tremendista, lo cierto es que Nigeria es una de las tres grandes potencias africanas y su influencia es enorme en los países de su entorno. Con una población de 152 millones de personas, -es el país con más habitantes de toda África-, y una producción diaria de 2,4 millones de barriles de petróleo, Nigeria se ha convertido desde hace ya unos años en la gran locomotora del oeste africano. Miembro de la OPEP desde 1971 y con unas inmensas reservas petrolíferas, de su crecimiento y estabilidad depende también la de pequeños estados que, en cierta manera, orbitan en torno a ella, tales como Benín, Togo, Níger o Camerún.
¿Qué ha sucedido? Ha sucedido que los nigerianos no entraron lo que se dicen con buen pie en el nuevo año. El 1 de enero, el presidente Goodluck Jonathan sorprendía al país con la noticia de que quedaban suspendido el subsidio que desde hace años permite a los ciudadanos disfrutar de una gasolina barata. A partir de ese día, el litro de gasolina pasaba de costar 30 a 70 céntimos de euro el litro. ¡Más del doble!. Imaginémonos lo que ocurriría si eso pasase mañana en España. Imagínatelo en un país en el que el 57% de la población vive con menos de dos dólares al día. Cuesta creerlo, pero es cierto. Un aumento de precio que es inmediatamente repercutido en todos los productos de venta final al consumidor: transportes públicos, alimentos… Por menos se armó en Túnez…
La respuesta de la ciudadanía no se hizo esperar y este mismo lunes comenzó una huelga general –hasta el momento indefinida- acompañada de movilizaciones y protestas en todas las grandes ciudades del país y en las redes sociales. (muy bien explicado por Samuel en su blog: Quilombo y por Laura Gallego en GuinGuinBali.
Y así hasta hoy, día en el que los sindicatos han amenazado con paralizar la producción de crudo y el Gobierno ha accedido, por fin, a sentarse a dialogar con ellos. El problema es que ninguna de las partes parece querer dar su mano a torcer. El presidente escuda su decisión en que el dinero ahorrado en los subsidios irán a parar en la creación de infraestructuras que, a la larga, serán beneficiosas para el país. El problema es que esto no se lo cree nadie en Nigeria dado el historial de corruptelas y desvío de fondos de éste y los anteriores gobiernos. Un dato lo dice todo: 50 años siendo uno de los principales exportadores de petróleo del mundo y la mitad de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza.
Por otra parte, dicen algunos economistas que el subsidio de la gasolina es ‘ineficiente’ para el país (algunos coches, por ejemplo, funcionaban con gasolina en lugar de con el diésel que les correspondía sólo porque aquella era más barata, y además, el bajo precio desincentiva la inversión para la creación de refinerías en el país, que apenas hay: o sea, que exportan el crudo y luego tienen que importar el refinado). Y puede que tengan razón, pero resulta que es el único beneficio que han visto los nigerianos de todo ese oro negro que mana debajo de sus pies. Además, es de locos duplicar el precio de algo tan básico como la gasolina de un día para otro. Y por si fuera poco, es que en el tema del petróleo, llueve sobre mojado.
La historia de Nigeria, como todas, es complicada, repleta de enfrentamientos, golpes militares, problemas religiosos… Nada nuevo, la verdad, que en España sabemos de eso. Pero sí tiene una particularidad: y es que todo o casi todo parece ir asociado de un modo u otro al petróleo. O a la lucha por él.
Colonizada por los ingleses, que quisieron crear allí un país grande y poderoso, Nigeria agrupa a tres regiones bastante bien diferenciadas y diferentes etnias. Los británicos la fueron construyendo desde el siglo XIX a través de diversos protectorados, consulados, federaciones y demás y la concedieron la independencia en 1960, sin sangre ni guerra de liberación, todo muy educado, como son ellos.
Imágenes de la Celebración de Independencia de NIgeria, 1960. Fotos: Nigeria’s 50th Anniversary |
Era, una más, la gran esperanza del continente. Seis años después, un golpe de Estado implantaba un gobierno militar y tan sólo un año más tarde, Biafra se declaraba independiente y daba comienzo una brutal guerra civil de la que ya hemos hablado aquí. La segregación estaba en parte motivada por causas étnicas (Nigeria había nacido de forma artificial, tras la decisión de Gran Bretaña de unir tres de sus posesiones en una; al hacer esto, la población se había estructurado por etnias, siendo una de ellas la de los ibos –mayoritariamente cristianos y predominantes en la zona oriental-, que más tarde se autoproclamaría independiente bajo el nombre de Biafra), pero también el petróleo estaba implicado: justo el año anterior se habían descubierto importantes pozos petrolíferos en su territorio.
Biafra se encuentra justo en la zona del Delta del Níger, tristemente famoso por los vertidos y accidentes que una y otra vez ha producido la petrolera Shell en la zona.
La guerra termina con la rendición de Biafra tras un bloqueo absoluto que provocó la muerte de unos dos millones de personas y una Federación Nigeriana muy fortalecida. Es entonces cuando el país se comienza a posicionar como uno de los primeros exportadores y productores de crudo. En 1971 entra a formar parte de la OPEP y crea la Compañía Nacional de Petróleo. Desde entonces, tal y como explica la periodista gallera Aloia Álvarez Féans en el libro “Nigeria, brechas de un petroestado”, editado por Casa África y Catarata, “el Gobierno federal controla todo el crudo nigeriano a través de la compañía estatal -Nigerian National Petroleum Corporation (NNPC)-, gracias a la participación en forma de joint ventures con las compañías que operan en el país y dominan el sector. A saber: Shell (angloholandesa), Chevron Texaco y ExxonMobil (estadounidenses), Agip (italiana) y Total (francesa). Entre las cinco poseen el 98% de las reservas y activos que se encuentran en Nigeria. Alrededor de unas 50 firmas, más pequeñas, completan el círculo”.
Poco más que decir. Así se entiende lo de Ken Saro Wiwa , algunos informes de la ONU y muchas otras cosas más.
Y esto no ha cambiado ni con los gobiernos militares, ni con el primer presidente elegido democráticamente, Olusegun Obasanjo, ni con el segundo, Umary Yar’ Adua, ni parece tampoco que con el tercero: Jonathan Goodluck, a pesar de que proviene él mismo de la región del Delta. No es de extrañar, pues, que la que puede ser la mayor crisis de la joven democracia del país esté, precisamente también, relacionada con el petróleo.
¡Gracias Diego!
Muy interesante tu texto. Lo guardo para releer con más tiempo.