La emisora somalí Radio Shabelle sobrevive a pesar del asesinato de cinco de sus periodistas, en un país donde la guerra dura ya dos décadas. Su empeño por seguir informando en medio de la anarquía de Mogadiscio ha sido recompensado con el galardón a la Libertad de Información, otorgado por Reporteros Sin Fronteras.
Cuando ser periodista se convierte en misión imposible, cuando cualquier información es susceptible de ser tachada de ‘peligrosa’ por un bando o por otro, cuando has visto morir a cinco compañeros tuyos simplemente por realizar tu trabajo, entonces lo más fácil sería dejarlo todo, bajar la cabeza, acatar las órdenes y emitir lo que te mandan. Sin embargo, es en momentos como esos cuando surgen periodistas dispuestos a seguir trabajando para contar lo que pasa y denunciar las atrocidades.Es el caso de los reporteros de Radio Shabelle, una de las principales emisoras de Somalia y una de las pocas fuentes de información fiables que quedan en el país. Hace unos meses –en diciembre de 2010-, su trabajo, ese trabajo silenciado de los últimos años, se vio recompensado con el galardón que desde hace casi dos décadas ofrece Reporteros Sin Fronteras: el premio a la ‘Libertad de información’.
En medio de esta anarquía, se estima que, tan sólo en 2010, los diversos grupos armados islámicos se hicieron con el control de unas 10 estaciones de radio, utilizándolas para emitir su propaganda política y visiones religiosas. Además, en las zonas controladas por las milicias, éstas imponen restricciones de todo tipo, que pueden ir desde la prohibición de ver y/o emitir partidos de fútbol a la elección de la música y, por supuesto, el tratamiento de temas políticos. De hecho, Radio Shabelle ha sido ‘prohibida’ en numerosas ocasiones y sus periodistas siguen recibiendo amenazas, físicas y verbales, de manera continuada. Pero en una realidad como la de Somalia, no hay a quién recurrir para exigir justicia. Si, como dijo alguien, en una guerra la primera víctima es la verdad, en Somalia, donde el conflicto dura ya 20 años, la verdad y quienes intentan contarla están en el punto de mira de todos los combatientes.Poco importa que precisamente este año se cumplieran dos décadas de la Declaración de Windhoek, (Namibia) que promovía una prensa independiente, plural y libre para ayudar al desarrollo africano y que sirvió para establecer el 3 de mayo como el Día Mundial de la libertad de Prensa. Veinte años después, la realidad es que, tal y como escribe Omar Faruk, presidente de la Federación Africana de Periodistas, “el clima de impunidad por los delitos contra los periodistas que cuentan la verdad, exponen la corrupción y la inestabilidad política constituye la mayor amenaza a la seguridad de los periodistas en África”.
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