Aunque pueda no parecerlo, “Sudán es probablemente el dossier más importante que tiene la comunidad internacional en sus manos. Más que Irak, Irán o Afganistán, al menos en el primer trimestre del año”. Así de claro se expresaba ayer Ramón Gil-Casares, embajador en Misión Especial para África del Ministerio de Asuntos Exteriores español durante un debate sobre el referéndum del próximo 9 de enero en sur Sudán. Una intervención rápida y concisa –no había tiempo para más- pero en la que Gil-Casares habló con una franqueza poco habitual en los diplomáticos y explicó la dura realidad que espera a Sudán, tanto si se aprueba la independencia como si no.
Sobra el pie de foto. Así son las papeletas con las que los sur sudaneses decidirán su futuro. Imagen extraida de aquí. |
El embajador explicó que la postura oficial es, por supuesto, el apoyo al Proceso de Paz y, por lo tanto, al referéndum, pero siendo conscientes de que no todas las partes implicadas en el conflicto participaron en el acuerdo –sólo lo hicieron uno de los grupos rebeldes y el Gobierno de Jartún- y de que quedan muchos temas pendientes. Es decir, que el referéndum y la independencia no serán, ni mucho menos, la panacea, aunque lo más cómodo y fácil sea presentarlo como un gran éxito internacional.
De aprobarse la independencia, entre los temas pendientes estarán:
– Los refugiados. Los dos millones de sudaneses del sur que viven en el norte y que pueden sufrir las consecuencias de la reacción de Jartú. Y a la inversa.
– Los de la frontera. El amplio porcentaje de población que vive en los alrededores de la frontera norte-sur que se verá privada de su movilidad y que vivirá separaciones posiblemente traumáticas.
– Los ‘indecisos’. Será clave el caso de Abiey, región rica en petróleo que tiene que decidir entre permanecer como autónoma, unirse al sur o quedarse con el norte, y de la cual ya hay quienes pronostican que será la próxima Cachemira.
– Los vecinos. Actualmente, el petróleo de Sudán del Sur se exporta por el Norte, a través de oleoductos. La vecina Kenya está muy interesada, y así lo ha propuesto ya, en que dicho petróleo encontrara su salida atravesando su territorio, lo que le supondría jugosos contratos para la construcción de oleoductos, tráfico marítimo… . Uganda, por su parte, también apoya al Sur. Y, por otro lado, Egipto tiene mucho interés en que no haya división de estados ya que depende en buena parte de las aguas del Nilo que discurren por la zona sur.
– El precedente. El nacimiento de Sudán del Sur será la segunda independencia reciente en África (después de la de Eritrea, en 1993) y puede ser una puerta abierta para Somalilandia, ya independiente de facto, y Puntlandia, también autoproclamada independiente, así como para muchas otras regiones que claman autonomía en la R.D.C., en Nigeria, en Senegal, en Angola…
Y todo en una región en la que realmente no existe sentimiento nacional, ya que sigue existiendo una división tribal. Tal y como apuntaba en el debate Luz Enith Galarza, -misionera en la zona y partidaria de la independencia-, lo cierto es que “las tribus ya están pensando ne cómo se van a dividir el país cuando se independicen”.
Y en un contexto en el que seguro ganará la independencia porque nadie ha intentado hacer la unidad atractiva: Al Bashir creyó que no hacía falta luchar por la unidad y que podía seguir haciendo y deshaciendo a su antojo ya que la Comunidad Internacional no permitiría un nuevo Estado y los países árabes le apoyarían. Y en el Sur murió la única persona que luchó de verdad por un Sudán justo e igualitario para todos: Jojm Garag, líder del Ejército de Liberación Popular de Sudán (que falleció casualmente tres semanas después de firmar el acuerdo de paz, tras ser nombrado vicepresidente del país, en un accidente de helicóptero).
En definitiva, que no es una cuestión fácil esta del referéndum y no sirven maniqueísmos como que el norte era muy malo y los del sur muy buenos y éstos se independizaron y fueron felices y comieron perdices. En cualquier caso, como apuntaba también la mencionada Galarza, los ciudadanos del sur han sido tan mal tratados durante toda su vida que abrazan la independencia con todas sus fuerzas –miles de personas se dirigen al sur para poder votar-, así que quizás, a pesar de los problemas, el nuevo Estado pueda salir adelante y convivir en paz con el Norte. Veremos a partir del 9 de enero.