El refrán me lo invento, pero creo que es ilustrativo. Europa se lleva las manos a la cabeza, con razón, por la expulsión de gitanos rumanos en Francia. Pero calla, todos callamos, ante la persistencia de los Centros de Internamiento para Extranjeros. Cárceles para ciudadanos que no han cometido más delito que el de entrar ilegalmente en un país (lo que conlleva una sanción administrativa, que no penal).
Así es el CIE de Aluche, en Madrid. Foto: SOS Racismo |
Estos centros, en los que los inmigrantes pueden estar retenidos hasta 60 días, no garantizan a los internos un mínimo de derechos, situación que ha quedado patente en los muchos informes de distintas organizaciones que han documentado golpes, maltratos y una infinidad de faltas de respeto hacia los indocumentados.
La mano de uno de los internados asoma una de las ventanas del CIE de Aluche. Según la ley, no deben ser cárceles. Foto: Sos Racismo |
Tal y como explica Eloy Cuadra en su libro ‘Un ensayo sobre la violencia’, “los CIE fueron pensados con la Ley de Extranjería que se promulgó en 1985. Se trataba de habilitar espacios separados donde mantener detenidos a inmigrantes irregulares mientras se sustanciaba su expediente de expulsión”.
Muchas organizaciones consideraron esto claramente injusto, por lo que apelaron al Tribunal constitucional. Éste dijo (STC 115/1987) que la norma sí se ajustaba a derecho, pero que debían garantizarse unos requisitos mínimos, entre ellos que el extranjero no estuviera sometido al tratamiento de un centro penitenciario.
Esa era la teoría, pero la práctica ha demostrado que las condiciones han sido, en ocasiones, casi peor que en las cárceles. Y así lo dicen los informes realizados por las ONGs (ver documentación aquí), y los encargados por la propia Unión Europea. (Aquí se puede ver el apartado dedicado a España).
Contra esta situación y contra el hecho de que los centros sigan existiendo, quiso llamar la atención ayer SOS Racismo, por considerarlos «cárceles encubiertas» que forman parte de un sistema «intimidatorio» para los ciudadanos que no tienen papeles y son encerrados allí de forma «totalmente indiscriminada». Para ello han lanzado la campaña “Una pegatina contra el CIE”, que podéis encontrar aquí.
Imagen de la manifestación contra el CIE de Aluche, en junio de 2009. Foto: SOS Racismo |
Acciones como ésta son importantes porque sin ellas, las noticias más llamativas (como la expulsión de los gitanos, con cámaras de por medio) nos impedirían recordar esas otras injusticias que, lejos de los focos, se siguen cometiendo día a día.