“Veinte millones de habitantes y 15 editoriales”. Así se podría resumir la situación del mundo editorial en Camerún. Los datos los ofrece François Nkeme, director de la Editorial Frikiya. Y eso que Camerún es líder en edición en la región. Los países que le rodean (Gabón, Guinea Ecuatorial, Uganda, Ruanda) están todavía muy por detrás, por su inestable historia reciente y por la poca población de cada estado.
Uno de los problemas principales es que las editoriales locales se dedican, en un 90%, a la producción de material escolar. ¿Y eso? Pues porque la gente apenas compra Literatura o Ensayo y, además, en ese campo, hay que competir con las multinacionales francesas, que tienen copado el mercado.
Y si editar un libro tradicional es difícil, no digamos el electrónico, explica Nkeme. “No tenemos suficiente infraestructura, Internet no está presente en todo el país y muchísimo menos los dispositivos para leerlo. Tan sólo un 5% tiene ordenadores con Internet y los cibercafés están sólo en las grandes ciudades. Además, no existen medios de pago electrónico. Esta es la realidad. Pero eso no significa que Internet no nos venga bien, por supuesto. Nos sirve para muchas cosas, como para promocionar y dar a conocer los libros que estamos editando y los autores”.
Esa es una realidad. Pero África tiene otra cara, en este caso representada por Sudáfrica.
“Los jóvenes ya leen y escriben microrrelatos por el móvil”; explica con entusiasmo Benjamin Williams, creador de Books Souther Africa. “Lo que hay que hacer es crear más contenidos para dispositivos distintos. Internet es una herramienta fantástica para la difusión de los autores y no sólo hay que pensar en ordenadores. Hoy en día, casi cada africano tiene un teléfono móvil”.