En los últimos días, me he encontrado con dos interesantes reflexiones en torno al papel que desempeña la cooperación internacional. Son dos opiniones sobre el terreno, escritas desde el conocimiento y que, creo, recogen fielmente los problemas que, sin pretenderlo, puede llegar a provocar el exceso de ayuda.
No es una crítica gratuita -personalmente, la Cooperación Internacional me parece necesaria-, pero sí un intento de comprender los errores para mejorar en un futuro.
Raffaella Toticchi, desde Níger, escribe: «Me resulta cada día más difícil encontrar razones que defiendan la real eficacia de la cooperación al desarrollo en África (…) Cuanto más uno se queda aquí, cuanto mas se convence de que la solución no tiene que llegar desde fuera, sean programas de emergencia o de desarrollo. Níger es un país cuyas características actuales de desarrollo, humano, social, económico son tan minimas que quizás harán falta años, generaciones, para engendrar las condiciones necesarias a activar un crecimiento de todos los sectores humanos y mientras que estemos nosotros aquí proporcionando fácil ayuda, solucionando problemas locales con soluciones globales, todo esto se irá aplazando. Nuestra presencia aquí fortalece la dependencia, justifica inhabilidades, perpetua ineptitudes, entrena mendigos que, sentados a la sombra de exiles acacias, esperan que la ayuda caiga del cielo y rezan a Allah esperando que mañana llegue un día mejor..¡inshallah!
Laura Villadiego, desde Camboya, incide en lo mismo: «Las ONG, asociadas a sistemas económicos, crean modelos viciados, poco eficientes pero que sobre todo generan pocos incentivos de trabajo. He conocido a gente que ha preferido quedarse sin trabajo antes que cobrar 150 dólares (un salario digno en Camboya) bajo el pretexto de que las ONG suelen pagar mejor. Porque, aunque ése no sea el objetivo de las ONG, los locales ven una oportunidad de sacar dinero e intentan aprovecharse de ello. Y cuando gran parte de la economía de un país depende de las ONG, es decir, cuando hay un exceso de organizaciones, la economía en sí se vuelve ineficiente. En Camboya, la mayor parte de los proyectos que comenzaron como ONG con el objetivo de convertirse en empresas socialmente responsables han fracasado por la falta de motivación de los trabajadores. Sin embargo, los proyectos que comenzaron como empresas sociales (de las de verdad, nada de tonterías de Responsabilidad Social Corporativa) han conseguido una mejor salud financiera y una mayor implicación de los trabajadores. ¿No será entonces este tipo de empresa un modelo más adecuados para esta clase de proyectos? Hay otros problemas que se derivan de la presencia masiva de ONG, como su uso como arma política o el incentivo que suponen a los gobiernos para delegar servicios públicos a estas organizaciones, especialmente en lo que se refiere a sanidad.»
Habrá que estudiar la manera de que la ayuda sera realmente eficiente y efectiva para quienes la reciben. Y eso supone que se impliquen. Por ejemplo, a través de cooperativas y microcréditos, un sistema que ya utilizan muchas ONG´s y ha dado sus frutos.
Muchas gracias por la mención!! Es cierto que hay que comenzar a replantearse cuál es el papel de las ONG. No hay que prescindir de ellas, pero su rol debería centrarse en luchar más por que los gobiernos aseguren los derechos en vez de tener que proveerlos ellas y en proporcionar educación cívica para que la población también sea consciente de que debe luchar por un sistema más justo. Para mí es el único camino posible que puede llevar al desarrollo de estos países.