Miscelánea africana

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Es verano y se nota. Menos gente publicando cosas y menos blogs que leer. Me alegro porque así podré ir comentando un montón de cosas que tengo acumuladas. En ocasiones las enlazo desde la columna de la derecha o en un post, pero las más de las veces las voy amontonando con la esperanza de ponerlas al día siguiente. Al final pasan los días, se me olvida la historia y me quedo sin mencionarlas. Así que he decidido que, de vez en cuando, sin orden fijo, haré una miscelánea de temas y posts que me han parecido interesantes, para reseñarlas todas juntas en el blog. Hoy será la primera.

La primera, el nuevo blog de Ramón Lobo en El País, Aguas Internacionales, por si alguien todavía no lo conoce. Especialmente loable su intento de contextualizar lo que pasa en Ruanda . Sobre este mismo tema, Gemma Parellada analiza desde Butare la muerte Rwisereka, vicepresidente del Partido Verde de Ruanda.

Ya en España, Gonzalo Fanjul nos cuenta los entresijos de la Conferencia ‘Progreso Africano’, organizada por la Fundación Ideas -del PSOE-, y Alfonso Armada explica en ABC cómo Obiang intenta proclamar el portugués como lengua oficial de Guinea y recoge las palabras de Adolfo Fernández Marugán, representante de la Asociación para la Solidariad Democrática con Guinea Ecutorial (Asodegue: «Guinea Ecuatorial quiere batir un récord mundial. Forma parte de la organización de la francofonía, tiene ya una cierta representación en las cumbres iberoamericanas, es observador en la CPLP y ahora quiere ser miembro de pleno derecho en esta comunidad lusófona. ¿A qué viene todo esto? En mi opinión, a que Obiang se sabe mal querido dentro y fuera de su país y lee su pertenencia a este tipo de organizaciones como un refrendo político». Para conocer mejor la situación de Guinea, lean  esta entrevista a Marcial Abaga, opositor político, en Periodismo Humano: Lo que silencia a la Comunidad Internacional es el dinero que mueve Obiang.

Mientras tanto, se suceden los análisis sobre la Sudáfrica post Mundial, con sus pros y sus contras: desde el fulgor de la marca áfrica a los temores a una nueva ola de violencia xenófoba, ambos de Eduardo S. Molano en ABC.

Por su parte, Gabriel Albiac, a quien nunca habría conocido de no ser por un estupendo amigo y ex jefe, habla de la «Desgracia de Mandela», juego de palabras entre el título del libro y la realidad de Sudáfrica. No comparto el pesimismo con el que ve el país, ni sé muy bien lo que pretendía decirnos Coetzee, pero ha sabido poner en palabras mi propia sensación al leer el libro, el cual recomiendo sin dudar y sin saber muy bien por qué:

PASÉ la última página de ‘Desgracia’, con la inequívoca certeza de haber leído una obra maestra. Y la tiré, de inmediato, a la papelera. No me pasa muchas veces. Pero la novela de Coetzee me levantó una angustia que en rarísimas ocasiones me he cruzado en mi bastante larga vida de rata de biblioteca. (…) Confieso que la sola idea de repasar alguna vez un par de páginas de ese libro implacable me dio miedo. (…) Los libros más grandes tal vez sean esos, la hipótesis sólo de cuya segunda lectura pone ante nuestros ojos el abismo del pánico.

La misma sensación que recoge Luis Matías López en El dolor de leer a Coetzee:

Por los libros del surafricano J. M. Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) hay que pagar dos veces: una, al adquirirlos; otra, al leerlos. El precio más elevado es el segundo: el desasosiego, el malestar, el dolor incluso.

 Y esto es todo por hoy, mañana seguirán saliendo historias y recomendaciones acumuladas.

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1 comentario

  1. jaja, me encanta eso de amontonar historias «con la esperanza de ponerlas al día siguiente. Al final pasan los días, se me olvida la historia y me quedo sin mencionarlas». A mí me pasa justo lo mismo. Y muchas gracias por los enlaces – algunas historia muy interesantes por ahí…

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