Aunque haya pasado el tiempo, este discurso sigue teniendo plena vigencia, así que lo recupero del otro blog.
Esta imagen, del periodista y fotógrafo Gervasio Sánchez, ha ganado el premio Ortega y Gasset de fotografía de 2008. La ‘protagonista’ a su pesar es la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, junto a su hija Alia. Según el autor, esta fotografía «concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida».
Las minas antipersona son una de las peores armas de guerra, porque afectan especialmente a los civiles y porque continúan mutilando y matando a gente muchos años después del final de cada conflicto. Es por eso que este tipo de armas deberían estar ya más que prohibidas, y por eso me sumo a las palabras de Gervasio Sánchez en el discurso que ofreció el día que le dieron el premio:
«Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles (…) permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabricamos cuatro tipos distintos de bombas de racimo* cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte».
* Este discurso se pronunció el 7 de mayo de 2008; en julio de ese mismo año, la nueva ministra de Defensa, Carme Chacón, aseguraba que España dejaría inmediatamente de fabricar bombas de racimo y que procedería a la destrucción de las que ya existían.