No es habitual que alguien se acuerde de los inmigrantes que murieron intentando acceder a nuestras costas. ‘Bastante tenemos con preocuparnos de los que sí llegan’, deben pensar las autoridades.
Pero la semana pasada hubo un momento para el recuerdo. Un momento para honrar a los 25 inmigrantes -17 de ellos menores- que murieron el año pasado por estas fechas en la playa de Los Cocoteros, en Lanzarote.
Un pequeño monolito de cemento gris con una placa encima, un recuerdo humilde, como probablemente fueron sus vidas. Porque siempre hay quienes se empeñan en recordar. Como hizo Jose Naranjo con sus Invisibles de Kolda, sobre otra tragedia, una mucho peor porque los inmigrantes no llegaron ni a acercarse a tierra y no hay constancia oficial de su muerte.
Y también una lección de solidaridad, porque este monolito servirá además para recordar al uruguayo Christian Hunt que aquel 15 de enero de 2009 se lanzó al agua para salvar a los únicos seis supervivientes de la patera.