«Luego cogimos otro bote a Mocimboa, en Mozambique. Nos quedamos sin combustible y el bote comenzó a hundirse, pasamos 21 días a la deriva. Casi nos comemos los unos a los otros, ya que nos quedamos sin comida la primera semana. Al final, fuimos rescatados por un barco europeo». Declaraciones de un emigrante somalí, de 26 años, que vive actualmente en Port Elizabeth, Sudáfrica.
Estamos acostumbrados a oír hablar de los miles de inmigrantes que van de África a Europa, pero poco se dice de los que se mueven, en una corriente intermitente de millones de personas, de África a África. De los países más pobres a los más ricos. De los de interior a los que tienen costa. De los que sufren conflictos a los que disfrutan de una, siquiera, frágil estabilidad.
Un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) explica cómo centenares de personas huyen del Cuerno de África hacia Sudáfrica buscando una vida mejor. Provienen sobre todo de Etiopía y Somalia, un país este último en el que por no haber no hay ni Gobierno (un artículo muy interesante: The most dangerous place in the world), y donde decenas de guerrillas se reparten el poder a su antojo.Por supuesto, el viaje se realiza a través de mafias a las que pagan unos 2.000 euros por persona, y los viajes son, en el mejor de los casos, por barco hasta Sudáfrica y, en el peor, en autobús y con estancias más o menos largas en países intermedios como Malawi, Zambia, Zimbabwe, Uganda, Burundi y Rwanda.La OIM ha realizado unas 800 entrevistas para realizar el informe, titulado «En busca del Sueñó del Sur: Víctimas de la Necesidad», en el que refleja cómo muchos de estos inmigrantes sufren palizas, robos y hasta violaciones durante su éxodo a lugares mejores.
El ‘recibimento’ en Sudáfrica.«Una vez en Sudáfrica, la mayoría de inmigrantes somalíes y etíopes se registran como demandantes de asilo y comienzan a trabajar con sus famiiares en el sector informal como vendedores callejeros (…). Por supuesto, asentarse es mucho más fácil para los que tienne familiares y amigos y pueden conseguir comida y alojamiento a cambio de trabajo (…) Con el tiempo, alguno podrá abrir una pequeña tiemda o establecer algún negocio de transporte».Durante años, Sudáfrica ha acogido a inmigrantes venidos de todo el continente sin que se registraran mayores problemas de integración, pero en abril del año pasado saltó la chispa que hizo estallar la violencia contra los inmigrantes por todo el país.
Fueron dos semanas de ataques directos e indirectos contra inmigrantes de toda África en la que murieron más de 70 personas y muchas otras tuvieron que abandonar sus casas y viven desde entonces en campos de refugiados en la propia Sudáfrica.[Aljazeera News:Attacks in South Africa target foreign workers -24 May 2008]