Según una noticia de El País de ayer, «Los empresarios europeos que contraten a ‘sin papeles’ irán a la cárcel»..
Sólo medio año después de aprobar la Directiva de Retorno, también llamada la Directiva de la Vergüenza, por la cual los ‘ilegales’ pueden ser encarcelados durante 18 meses sin haber cometido ningún delito, sólo por el mero hecho de no tener papeles, ahora la UE y los europarlamentarios se ocupan de su bienestar y crean una nueva normativa que, según Claudio Fava, eurodiputado socialista, «es una forma de proteger a los que tienen que trabajar ilegalmente».
No digo que esté mal perseguir a los empresarios sin escrúpulos que contratan a ilegales para aprovecharse de su situación sabiendo que se encuentran en una posición de ventaja absoluta, pero me parece extraño que sea precisamente ahora, cuando aprieta la crisis y faltan los trabajos y muchos europeítos de a pie se quedan en paro, cuando la Comisión se pone de acuerdo para aprobar la susocicha ley. Una ley que, por cierto, sólo contempla el recurso de la cárcel cuando «las infracciones sean persistentes, afecten a menores, estén relacionados con tráfico de seres humanos o estén vinculados de determinadas condiciones de explotación».
Además, personalmente yo conozco varios casos de empresarios que han contratado a inmigrantes sin papeles pero no los han explotado; al contrario, les han dado un trabajo, un medio de vida, y, con el tiempo, les han hecho los papeles, un trámite que supone pasarse varios días en el Ministerio correspondiente pidiendo citas, rellenando papeles, firmando cosas, etc.
Por último, y por muchas leyes que se aprueben, al final, qué más da, ¿acaso alguien ha visto alguna vez una inspección de trabajo? ¿acaso el inmigrante que puede ir 18 meses a la cárcel por ser ilegal va a denunciar sus condiciones de trabajo?, ¿o lo va a hacer el vecino de al lado, que lo último que quiere es enemistarse con el empresario del pueblo?. No sé, no sé, no creo que esta directiva vaya a mejorar, ni ni siquiera un poquito, la vida de los inmigrantes ilegales. Creo que más bien es una forma de quitarse ‘mano de obra de encima’ ahora que vienene mal dadas.
Ésa es una de las principales formas de racismo de las sociedades occidentales: la unidad sindical y socialdemócrata contra los inmigrantes para ganarse el voto entre «sus» trabajadores empleando un lenguaje cutre-paternalista que genera la idea de que «los de fuera vienen a quitarnos el trabajo». Qué pena. No me gusta mucho usar esta palabra, pero en estos casos sí que se puede gritar bien alto «progres» de mierda!