Dice el refrán español que ‘nadie da duros a cuatro pesetas’, pero cuando la situación es tan surrealista como en Zimbabwe, todo es posible.
Resulta que el Banco Central del país ha puesto en circulación un billete de 100 billones de dólares zimbabueses, (unos 300 dólares estadounidenses). El objetivo, en teoría, es poner fin a la hiperinflación que está sumiendo al país en una profundísima crisis, pero la realidad, ya se ha visto, es que emitir billetes de más valor no sirve absolutamente de nada. Probablemente, lo único que pretende el Gobierno es que la gente no tenga que ir cargada con un saco de billetes a comprar el pan y no se formen colas kilométricas ante los bancos, pero con esto está creando un segundo problema, que contaba muy ilustrativamente hace unas semanas un periodista en el Mail&Guardian sudafricano.
(Este billete estaba colgado en la pared en un albergue de Lesotho hace ya casi tres meses. El billete de abajo es de 25.000.000 de dólares, pero el de arriba, que casi no se ve, es de 100.000.000.000 dólares, o sea, cien mill millones).
El problema es el siguiente: Cuando uno tiene en sus manos el nuevo billete, pongamos por caso, de 100 trillones de dólares, y pretende coger un taxi o comprar una botella de leche, se encuentra con que el taxista, el tendero o quien corresponda, le responde invariablemente con la misma frase: “Lo siento, pero no tenemos cambio”. Así, lo que escasea ahora en Zimbabwe son los billetes pequeños, y como aquí el que no corre vuela, han surgido ya pequeños ‘cambistas’ –obviamente, gente relacionada de algún modo u otro con el Gobierno o los bancos- que te asaltan por la calle ofreciendote amablemente billetes de pequeño valor, por supuesto, con una ´ligera’ comisión. Y como esto son lentejas, -este refrán sí es aplicable- y no hay más opción, tú terminas cambiando tu bonito billete de 100 trillones de dólares por, por ejemplo, tres billetes de 25 trillones de dólares. Interesante, ¿verdad?.