Que haya un presidente negro en la Casa Blanca puede no significar nada o significarlo todo. No es que el mundo vaya a cambiar de manera radical ni que los negros vayan a ver mejorado su nivel de vida de una manera espectacular. Pero el hecho de que en un país donde hace tan sólo cuatro décadas los negros no tuvieran derecho al voto, ni a sentarse en autobuses de blancos, ni a ir a la Universidad, ni a ciertos trabajos el presidente sea ahora negro -o café con leche, como muchos dicen, porque Obama es una mezcla- es un claro paso hacia delante.
Como dice la viñeta (publicada el domingo pasado en The Times de Sudáfrica), una pequeña acción -Rosa Park sentándose en los asientos reservados para blancos en los autobuses de Montgomery (Alabama)-, repetida una y mil veces por cientos de personas terminó dando paso a un enorme movimiento por los Derechos Civiles de los Negros que terminó congregando a más de 200.000 personas en Washington para escuchar a Martin Luther King y su inolvidable discurso: ‘Yo tengo un sueño’.
Cuarenta años después, todo confluye en la elección de un hombre negro como presidente de Estados Unidos. Mirado así, significa mucho.
Escepticismo hasta que no se nos demuestre lo contrario, pero bienvenido Obama. Black power!
Te echo de menos (mucho)
Cris
desde luego, la victoria de Obama no sólo hay que verla desde el punto de vista racial, significa mucho más, sobre todo si se piensa que en Estados Unidos han pasado de ser dirigidos por un chimpancé, a serlo por una persona que, a simple vista, parece inteligente y bastante racional. Si de paso sirve para mejorar la situación de las minorías étnicas en todo el mundo, pues bienvenido sea!
Yes, we can!