Anoche comenzó el Festival de cine africano de Córdoba, una ventana abierta a los cinco continente, porque en esta ocasión se proyectan también películas que tratan sobre la afrodescendencia, la emigración hacia Europa, los antiguos esclavos en América Latina...
70 películas provenientes de 32 países nos darán a conocer Oriente Medio, el Magreb y, sobre todo, el África subsahariana, un lugar de cuya cinematografía no conocemos apenas nada.
En la ceremonia de inauguración, la directora del Festival, Mane Cisneros, recordó a los asistentes que, en realidad, “compartimos mucha más historia con África que con el Norte de Europa”, unos lazos, forjados durante siglos, que pueden generar riqueza y cultura.
Un festival que celebra este año su 10 Edición y que lo hizo recordando sus inicios, en Tarifa, diez años desmontando tópicos y dando la palabra a los creadores africanos. Una edición que, a pesar del aniversario, será más austera que nunca, según su directora, pero que mantiene la calidad de sus contenidos y de las películas presentadas. No hace falta más que ver la programación para darse cuenta de que así es. Otra cosa es que en esta ocasión haya menos directores invitados, disminuyendo así los encuentros con la prensa y el público.
Durante la inauguración pudimos disfrutar en directo de la música de Kilema, natural de Madagascar pero residente en Córdoba, que cautivó al público con sus sonidos y una nueva forma de dar palmas y aplaudir, en un lugar en el que no andan precisamente faltos de experiencia en este campo.
Tras la ceremonia tuvo lugar la proyección de la película ‘La vie sur Terre’, del realizador mauritano-maliense Abderrahmane Sissako, que el año pasado estuvo presente en el Festival. Esta película forma parte de l retrospectiva “10 fragmentos de un Discurso Amoroso Africano”, en el que nosmuestran diez películas que giran en torno al amor.