Un libro dedicado al coronel Aureliano Buendía, “que promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos”, sólo puede destilar optimismo y perseverancia. Y así es precisamente el que acaba de publicar Chema Caballero, titulado con la curiosa frase de ‘Los hombres leopardo se están extinguiendo”; una sentencia que si por un lado es metafórica por el otro no deja de describir una realidad muy palpable estos días en Sierra Leona.
Efectivamente, el titular hace referencia a la transformación que vive África y a la dicotomía entre tradición y modernidad que viven especialmente los jóvenes. Esos chicos que sólo muestran interés por el rap o el hip hop o cualquier cosa que venga de fuera, y que no quieren saber nada de sus tradiciones, ritos o iniciaciones. Según la tradición, los “hombres leopardo” eran los más fuertes de una de las sociedades secretas más importante de Sierra Leona, y se dice que tenían la posibilidad de transformarse en leopardo, lo que naturalmente iba muy unido al poder, a la fuerza, a la magia negra y a las sociedades secretas. “Hoy quedan ya muy pocos y generalmente son muy respetados, pero nadie quiere ya seguir sus pasos”, cuenta el autor.
¿Y de qué va el libro? Pues de lo que el autor “ha oído y ha visto vivir” en los últimos 18 años en este país africano. De los chicos que han conseguido reinsertarse en sus aldeas después de ser feroces niños de la guerra, de las señoras que no aceptan ir a clase si no es con uniforme –“porque así todos sabrán que nosotras estudiamos”-, de los buenos negocios que se puede uno montar si se dedica a pasar yamba a Guinea Conakry y de lo importante que es tener unas zapatillas “británicas, que no chinas”, si quieres ser un tío importante en el pueblo.
De la vida misma, en fin, utilizada para tratar de manera transversal una realidad dificilísima de explicar a los que la vemos desde lejos. Así, a través de las historias y los diálogos de sus vecinos vamos conociendo lo difícil que es convivir en el pueblo en el que tanto daño causaste; la frustración que se siente cuando alguien te dice, muy solemnemente, que los “culpables de la guerra serán castigados” y luego ves que se quedan con el dinero de la cooperación; del problema de la drogas, de las ganas de emigrar, de la invasión china… O, por ejemplo, de lo importante que es para lo jóvenes “hablar americano”, jugar en el equipo de fútbol, tener dinero para la dote –por si dejan a alguna chica embarazada y hay que casarse rápido-, poseer el último modelo de móvil o, por supuesto, conseguir una moto.
Porque si tienes una moto, entonces estamos hablando de cosas mayores. Y es ahí cuando Chema Caballero aprovecha para recordar el ingenio y la capacidad emprendedora que tienen en África. Especialmente jóvenes y mujeres –los verdaderos motores del cambio, dice el autor-. Para ellos, casi cualquier cosa puede convertirse en negocio y esto, sumado a la educación, que –todavía muy lentamente- se va extendiendo por el país, hace que vayan cambiando las cosas. Para mejor, claro. Y sólo así los jóvenes podrán superar la brutal dicotomía entre tradición y modernidad a la que se enfrentan cada día.
Aunque las cosas sólo cambiarán de verdad cuando sea posible la máxima que hace ya más de tres décadas escribió Léopold Sedar Shengor, poeta y padre de la independencia senegalesa: “Cuando las historias de los leones ya no sean contadas por cazadores furtivos, sino por los propios leones, entonces África conocerá su verdadera historia e Independencia”.
PD1: En el libro también habla, mucho y de manera muy crítica, de las ONGs, -de las locales, las españolas y las multinacionales-. Es muy interesante lo que cuenta y los cambios que propone.