De todos los problemas con los que históricamente se ha asociado a África, el de la droga nunca ha sido uno de ellos. Su aislamiento, su absoluta falta de recursos económicos y las malas comunicaciones la hacían poco apetecible incluso para este lucrativo negocio.
Pero los tiempos cambian y ahora que África aparee en las listas de países interesantes para invertir, ahora que las redes de comunicación no necesitan una gran infraestructura y coincidiendo con que Europa conoce ya bien las estrategias de los narcotraficantes para enviar la droga desde América a nuestras costas, parece que los narcos han puesto a África en el punto de mira.
Porque qué mejor para ello que países en desarrollo, donde todavía es extremadamente sencillo comprar a los magros cuerpos policiales, sobornar a la judicatura y, por supuesto, contar con el visto bueno, más o menos explícito, de los gobiernos. Es el escenario perfecto para las redes de narcotráfico.
Este mapa muestra los flujos de envío de cocaína mostrando las diferentes rutas seguidas en 1998 y 2008. Los puntos azul claro son los países productores. Los morados, los consumidores (Europa y Estados Unidos). Las flechas azules son las líneas de distribución.
Como se ve, en 1998, la coca iba directa de la zona andina hacia su destino. Cuatro grandes flechas partían desde allí con dirección a EEUU y Europa. Diez años después, las rutas se han diversificado y tres de ellas pasan por África. El trayecto se ha alargado, pero probablemente es más seguro para los narcotraficantes. Los puntos neurálgicos son África del Sur y del Este, dos amplias zonas que comprenden los países de Sudáfrica y Namibia, por un lado, y Guinea-Bissau, Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, por el otro.
La ruta africana de la coca
Según publicaba El País el año pasado, basándose en un informe de Naciones Unidas: «Alrededor del 27% de la cocaína que se consume cada año en Europa llega por la nueva ruta africana, que atraviesa países como Nigeria, Ghana, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Senegal, Malí y Mauritania. En el otro extremo del continente, África oriental es el principal conducto para el tráfico de heroína, que llega de los países asiáticos a través de los aeropuertos internacionales de Addis Abeba (Etiopía) y Nairobi (Kenia), con destino a los mercados europeo y estadounidense».
Uno de los países que más está sufriendo esta invasión es Guinea Bissau, donde ya no se habla de la droga en futuro, sino en presente. Así lo cuenta Manuel Marlasca, reportero de Interviu: «El régimen del presidente Nino Vieira está en manos de los militares, comandados por el temible general Batista Tagm Na Wai y éstos parecen haberse convertido en los mejores socios de los carteles colombianos, como denunció Allen Yeró. Una Policía Judicial que apenas llega a los 70 inspectores y que sólo cuenta con un vehículo es la única fuerza que parece dispuesta a luchar contra lo que ya es una realidad, que Guinea Bissau se convierta en un narcoestado«.
En África Occidental, según ha denunciado Antonio María Costa, director ejecutivo de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, en muchas ocasiones «los soldados ayudan a los narcotraficantes, cerrando los aeropuertos e incluso descargando la mercancía» (El narcotráfico, al asalto de algunos estados africanos, publicado en Mundo Negro).
Y podría seguir así un buen rato, con declaraciones y reportajes de quienes han visto cómo la droga se va introduciendo en África, y no sólo como mercancía de paso, sino también para quedarse, empeorando los ya de por sí maltrechos sistemas sanitarios de estos países.
Ante esta información, y aprovechando que en estos países la droga todavía no lo ha invadido todo, ¿no sería mejor destinar los recursos de la Unión Europea y de la propia España a luchar contra el narcotráfico en lugar de hacerlo contra la inmigración? ¿Qué tal si en vez de nombrarlos responsables de nuestras fronteras frente al tráfico de personas lo hacemos frente al tráfico de drogas? Sería positivo para ellos, pero también para nosotros. ¿Por qué de este tema no se habla? ¿Es que no hay barcos, o pateras o lo que sea, que cada día están introduciendo drogas en nuestro país? Porque una cosa está clara, salgan de donde salgan y pasen por donde pasen, todas las flechas del mapa llegan a Europa.