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Ayer, después de más de un año sin verle, estuvimos con Pape.

Sigue bien, parece que a punto de conseguir los papeles y contento como siempre.

Con un español mejoradísimo -tanto que no era capaz de reconocerle por teléfono-, nos dejó algunas perlas.

«Los europeos tenéis el reloj, los africanos el tiempo».

«En Europa tenéis el boli (para firmarlo todo), en África la palabra«.

No sé si de verdad son refranes de Senegal o le salieron así, pero lo decía convencido.

Rubén le preguntaba por las bodas, los divorcios, las mujeres, los niños, las costumbres y la forma de vida en Senegal y él iba reflexionando sobre similitudes y diferencias, sobre cosas que no entiende de aquí, sobre lo que le parece bien y mal.

Como siempre, un placer hablar con él.

Inmigrantes ¿de paso? en Mauritania

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Inmigrantes ¿de paso? en MauritaniaOctubre 2009: El martes pasado el Padre Jerôme, invitado por CEAR y la Fundación Sur, estuvo en Madrid contando su experiencia en Nuadibú (Mauritania). En esta ciudad ha pasado los últimos siete años de su vida trabajando con inmigrantes que la utilizan como teórico lugar de paso hacia Europa aprovechando que, tan sólo hay unos 750 km. hasta Las Palmas.

Mauritania es una república islámica en la que viven poco menos de cuatro millones de personas (3.700.000, según wikipedia), a pesar de que en extensión es dos veces el tamaño de España. Esto se debe a que buena parte del país se encuentra ocupada por el desierto.

Nuadibú es la segunda ciudad del país y actúa de capital económica. Viven en ella unas 90.000 personas de las que hasta el 20% son inmigrantes que provienen de toda África.

El padre Jerôme y otros miembros de su comunidad de misioneros intentan llevar un registro de los inmigrantes que pasan por allí, ofrecen ayuda e información sobre la realidad del país, la política de inmigración en Europa, los peligro y riesgos del camino, cuestiones de salud, etc.

Inmigrantes ¿de paso? en Mauritania
Mauritania se encuentra entre Argelia, Mali, Senegal y el Sáhara occidental.

Pero la realidad es que Nuadibu se ha convertido en un lugar de estancamiento. Muchos de los que allí llegan no pueden seguir adelante, hacia la anhelada Europa, porque las fronteras se han externalizado y ahora son la Policía mauritana o la marroquí las que, pagadas por España y la UE, les impiden el paso, por supuesto sin el más mínimo respeto por los Derechos Humanos.

Y tampoco pueden volver porque, en el mejor de los casos, gastaron su dinero en este viaje que preveían sólo de ida. En el peor, no sólo gastaron su dinero sino que se encuentran endeudados, y tienen que recurrir a la prostitución o cualquier otra cosa para devolver el dinero. Otros están enfermos y algunos son sólo niños que nacieron allí, apátridas sin un lugar al que ir.

El Magreb, la frontera de España.

«La frontera de España ya no está en Barajas ni en la costa española, sino en el Magreb».

El padre Jêrome contó su propia experiencia. Estuvo dos horas retenido en Casablanca por un miembro de Iberia. Se llevaron su pasaporte y lo dejaron vigilado por cuatro policías. En la sala había unos 15 africanos, todos con su pasaporte y visado en vigor. La situación puede extenderse hasta 48 horas, nada menos que dos días. Si alguien pierde el vuelo, nadie se hace responsable de sus billetes. Ahora, las aerolíneas también tienen el papel de policías de Europa.

Más información:
Migramundo, con informes de Amnistía Internacional: El Guantánamo español en Mauritania:

 

‘Rainbow Nation 2010’

'Rainbow Nation 2010'
Sudáfrica en ocho historias.

‘Rainbow Nation 2010’, un documental de poco menos de una hora, presenta a los espectadores la realidad de una nación que en menos de un año estará en el punto de mira de todos los aficionados al fútbol del mundo. Un país que invadirá televisiones y revistas y del que, hasta ahora, se sabe muy poco.

El título -no se han roto la cabeza para elegirlo, todo sea dicho- alude al nombre que el premio nobel de la paz Desmond Tutu diera al país en referencia al crisol de culturas, razas y religiones que existen en Sudáfrica.

Son ocho historias que hablan de diversos aspectos de Sudáfrica, ofreciendo una visión positiva incluso de la mayor de las desgracias del país, el Sida.

Buen ejemplo es la historia del circo Zip-Zap, en Ciudad del Cabo. Un lugar de encuentro en el que niños y adultos seropositivos obtienen una formación, un sitio al que ir y un grupo de amigos con el que compartir su día a día.

Otra es la de aquellos que se dedican a mantener viva la memoria de lo que significó en Apartheid, para que no caiga en el olvido, como hacen los guías del District Six Museum, también el Ciudad del Cabo.

Producido por Alo Alo, en su página web se puede ver el trailer con subtítulos en español`.

Se habla también de inmigración, como no podía ser de otra manera, a través de la historia de un joven zimbabuense, músico, que tuvo que irse a vivir a Sudáfrica tras el desastre de su país.

Pero igual que hay que echar la vista atrás para recordar, es también necesario, ahora más que nunca, mirar hacia delante, luchar por un futuro mejor, como hacen otros de los protragonistas del documental, a través de asociaciones que se preocupan por la naturaleza o que trabajan como voluntarios para mejorar su país.

En definitiva, el documental quiere ser una Sudáfrica a pequeña escala, una mínima representación de lo que es esa Nación Arco iris y, en mi opinión, lo ha conseguido.

Además, técnicamente, las escenas, la fotografía, la música, todo acompaña y ningún detalle parece haber sido dejado al azar. En mi caso, además, se sumaba el hecho de recordar las escenas que hasta hace muy poco veía cada día, lo que probablemente ha influido para que me guste más. Pero precisamente por eso, creo que es incluso más recomendable para quien no haya estado nunca en Sudáfrica. Así que, si tenéis oportunidad, animaros que merece la pena.

El Barça gana en África

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El Barça gana en ÁfricaPor fin empezó la Liga y se acabó la del año pasado en la que el Barça lo gabana todo. A ver cómo se da este año y qué hace el Madrid.

Pero pase lo que pase, lo que está claro es que el Barça sigue ganando en África.

Por todos lados se ven chicos con camisetas azulgrana y es sin duda el equipo de moda. Por si todavía quedaba alguna duda, este fin de semana nos encontramos con esto en un pueblo situado a unos 20 km. de Gaborone, la capital de Botswana.

El pueblo se llamaba Odi y fuimos hasta él porque, según leímos en la guía, tenía un famoso taller de bordados. Nos costó un buen rato encontrarlo y cuando llegamos resultó que los domingos estaba cerrado. A cambio, nos encontramos con este partido de fútbol y los chicos totalmente equipados con el uniforme del Barça.
El Barça gana en África

Les dijimos que éramos de España, que nos había sorprendido ver su equipación y que de dónde la habían sacado, pero nadie supo o quiso responder a la pregunta.



Aprendiendo a conducir

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Aprendiendo a conducir
Autoescuela en Swazilandia. Foto: Aurora M. Alcojor

Una autoescualea en Suazilandia, probablemente uno de los países más sorprendentes de África por su heterogeneidad.

Zimbabwe (IV) ¿Hay una solución?

A pesar de todos los problemas, las esperanzas parecieron resurgir en Zimbabwe con la firma del llamado Acuerdo Político Global , que el 30 de enero de 2009 dio paso a un Gobierno de Unidad Nacional formado por las dos facciones del opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) y el gobernante ZANU-PF (Zimbabwe African Nacional Union-Patriotic Front).

El acuerdo se logró tras seis meses de difíciles negociaciones, presiones externas y enfrentamiento directo entre ambos partidos y muchos temen que pueda convertirse en una trampa. Además, ha provocado fricciones en el continente entre los que exigían la retirada de Mugabe, como el presidente de Botswana, Seretse Ian Khama, y los que apostaban por el gobierno de unidad. Entre estos últimos se encuentra Sudáfrica, que ha condenado al régimen sólo de forma muy tenue y ha mantenido una postura de ‘quiet diplomacy’, la misma que triunfó en la Comunidad de Desarrollo del Sur de África (SADC, según sus siglas en inglés).

El abogado Otto Saki (miembro de la asociación Zimbabwe Lawyers for Human Rights), nos explicó cómo esto puede tener repercusiones en el futuro: “La SADC considera que logrando un acuerdo entre ambas facciones ha solucionado un problema. Pero el verdadero problema es que han sentado un mal precedente para el resto de África, ya que han legitimado a un gobernante al que las propias instituciones africanas habían acusado de realizar unas elecciones ilegales. ¿Cómo se puede acomodar en un mismo gobierno a un partido que manipuló las elecciones y otro que concurrió justamente, cómo se acomoda a la persona que robó y a la que fue robada?”.

De cómo se resuelvan estos interrogantes dependerá en buena medida el futuro de Zimbabwe.

Opositores en Zimbabwe Y no es fácil compartir el poder después de todo lo que ha pasado en los últimos años. Las elecciones presidenciales de junio de 208 se llevaron a cabo en un clima de total amedrentamiento contra la oposición y sus seguidores, una situación que empeoró después. Sólo entre octubre y diciembre de 2008, según Human Rights Watch, las fuerzas gubernamentales arrestaron arbitrariamente a 43 miembros del MDC, así como a decenas de activistas, muchos de los cuales fueron golpeados brutalmente en prisión.

Por si fuera poco, tan sólo dos meses después de ser nombrado Primer Ministro, el opositor Morgan Tsvangirai sufrió un sospechoso accidente de tráfico en el que su mujer falleció en el acto, el 5 de marzo. A pesar de que Tsvangirai quiso acabar con la polémica asegurando que no había sido más que “un trágico accidente”, las especulaciones siguen vivas en todo Zimbabue.

En cualquier caso, el Gobierno se encuentra ya en funcionamiento y a mediados de marzo hizo público el Programa de Recuperación Económica en el que aseguraba que pondría fin a las ocupaciones de granjas y estimularía la agricultura con el objetivo de sacar adelante la economía. Además, tanto Tsvangirai como Mugabe reclamaron a Estados Unidos y a Gran Bretaña que levantasen las sanciones que pesan contra Zimbabwe, una petición a lo que estos dos países se han negado, asegurando que necesitan “más garantías” del nuevo Ejecutivo.

De momento, la situación ha mejorado gracias a la adopción del Rand y el Dólar como moneda de cambio, pero políticamente el país siguen viviendo una parálisis total sin verdaderos avances. Aún así, parece que la esperanza ha renacido en el país africano.

Zimbabwe (III). El desastre

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Y como a perro flaco todo son pulgas, en Zimbabwe se multiplicaron los problemas.

Por un lado, el brote de cólera que desde agosto del 2008 golpeó brutalmente al país dejando, según datos de la Organización Mundial de la Salud, 4.000 muertos y más de 91.000 afectados. En la actualidad, la epidemia está remitiendo pero la rápida expansión de la enfermedad, mientras varios ministros del gobierno aseguraban que no existía y que todo era producto de un “ataque bacteriológico británico”, fue especialmente flagrante por lo fácil del tratamiento en situaciones normales.

Zimbabwe (III). El desastre
[Madibo, una pequeña aldea cerca de Musina, ciudad sudafrican situada en la frontera con Zimbabwe. Hasta aquí llegaron en el mes de diciembre miles de zimbabuenses que huían de la ruina de su país. Muchos de ellos estaban enfermos por el cólera, enfermedad para la que recibieron tratamiento en estas improvisadas clínicas al aire libre. Foto: Aurora. 16 de diciembre de 2008].

Surgió en Harare pero pronto se extendió por todo el territorio llegando incluso a los países vecinos. La causa directa fue la falta de mantenimiento en el sistema depuración de aguas, provocado por la desidia, la corrupción y las rivalidades políticas: la gestión la controlaban los municipios, pero cuando el MDC se hizo con el poder en ellos, Mugabe les arrebató esta competencia y creó la Autoridad Nacional del Agua, cuya gestión ha sido claramente nefasta. Hoy todavía son muchas las zonas en las que no se puede beber agua corriente.


En Mabvoko, un barrio situado a las afueras de Harare, ha sido necesario instalar una bomba de agua para extraerla del subsuelo. Ahora, todos los vecinos de la zona, denominada eufemísticamente “High Density Area” por la gran concentración de casas y personas, tienen que ir cada día a buscar el agua potable. Frente a esto, las organizaciones humanitarias han distribuido tabletas para purificar el agua, pero esta es solo una solución transitoria.

“Miras el agua marrón, con partícula y, sí, le pones una tableta, que es lo único que podemos hacer, pero esto no es una solución”, se quejaba unamujer a las afueras de Harare. Y a pesar de todo se sienten afortunados. En muchos pueblos rurales es literalmente imposible encontrar agua potable

A esto se unió la falta de medios y de personal en los hospitales, a los que muchos de los trabajadores dejaron de asistir porque gastaban más en el viaje al trabajo que lo que ganaban al mes. El desastre sanitario fue el golpe de gracia en un país en el que la esperanza de vida ha pasado de los 56 años de hace dos décadas a los 43 de la actualidad, un 25% de la población es seropositiva y uno de cada cuatro niños ha perdido a sus dos padres.

Segú nos contó Kamurai Mudzingwa, miembro de Nango, la Asociación Nacional de Organizaciones no Gubernamentales de Zimbabue, que agrupa a más de un centenar de ONG´s locales, “al menos cinco millones de personas están en peligro de muerte por falta de alimentos, y dependen de la ayuda humanitaria”, lo que supone prácticamente la mitad de los zimbabuenses que aún residen en el país.

La situación se hizo insoportable en las cárceles
y, según estimaciones de la Asociación para la Prevención del Crimen y la Rehabilitación de los presos, hasta 20 prisioneros llegaron a morir cada día en las 55 prisiones del país, por falta de alimentos y por la incidencia de algunas enfermedades como el Sida o la tuberculosis. En un documental emitido a finales de marzo por la SABC, la televisión pública sudafricana, con imágenes obtenidas por los oficiales de prisiones, se veía cómo los cuerpos se amontonaban a las afueras de las cárceles, ya que en muchos casos sus familiares no podían pagar el traslado y entierro de sus cuerpos.

[No he podido encontrar el reportaje emitido por la SABC, pero en este reportaje de AP se pueden ver algunas de las imágenes que consiguieron los reporteros]

Zimbabwe (II). La historia

En medio del caos actual de Zimbabwe, el mundo se pregunta cómo es posible que se haya llegado a esta situación. Cómo el país que un día fue la gran esperanza de África ha terminado convirtiéndose en un estado fallido, incapaz de mantener en funcionamiento el sistema sanitario y educativo que a principios de los 80 era la envidia del continente.

Qué ha pasado en estos 30 años para que Mugabe, el hombre que predicó la reconciliación con el ejemplo –permitió a Ian Smith, líder de la racista Rodhesia del Sur permanecer en el país e incluso seguir dedicándose a la política–, se haya convertido en un tirano capaz de utilizar cualquier medio con tal de seguir aferrado al poder.

Las respuestas son múltiples y las políticas de Robert Mugabe han sido tan erráticas que sirven para defender cualquier posición.

Quienes opinan que su postura inicial no era más que fachada, esgrimen las matanzas del Gukurahundi ocurridas tan sólo tres años después de su ascensión al poder, cuando el Gobierno emprendió una violenta represión contra los miembros del ZAPU, una de las facciones guerrilleras que habían luchado contra la dominación blanca.

Otros opinan que fue cuestión de ego y que Mugabe se volcó con la reforma agraria para asegurarse su lugar en la historia cuando su estrella comenzó a apagarse en Occidente, especialmente tras la liberación de Nelson Mandela.

Zimbabwe (II). La historia

Heidi Holland, periodista británica que vivió durante años en Rodhesia y autora de Cenando con Mugabe un libro de entrevistas en el que intenta desentrañar la personalidad del presidente de Zimbabwe, añade que Mugabe se sintió despreciado por los blancos de Zimbabwe: durante los cinco primeros años de su mandato, aprobó leyes que favorecían a los grandes agricultores blancos pero, a pesar de ello, siguieron votando al racista Ian Smith Independientemente de los motivos, sí es posible establecer algunas políticas clave que han llevado al país a su situación actual.

Dos han sido las cuestiones más peliagudas: la reforma agraria y la irresponsable política económica, basada en imprimir más dinero para hacer frente a los gastos. Ambas, por supuesto, trufadas de una buena dosis de corrupción que ha llevado al país al colapso total.

El problema pendiente
La reforma agraria es, desde la independencia, el problema pendiente del país. Con una economía basada en la producción agrícola, la buena gestión de la tierra era clave para el desarrollo del país. A la vez, el mundo entero reconocía que era necesaria una distribución equitativa de la misma: con un sistema similar al del apartheid sudafricano, en la Rodhesia de Ian Smith el 80% de las mejores tierras de cultivo pertenecían al 2% de la población blanca.

Según los acuerdos de Lancaster House, que dieron lugar a la independencia de Zimbabwe en 1980, Gran Bretaña financiaría en parte el coste de esta redistribución, en compensación por la ocupación del país. El Estado compraría las tierras y asentaría en ellas a campesinos negros. Pero éste era un pastel demasiado grande para que nadie le diera un bocado. En opinión de una activista de derechos humanos, que pide mantener el anonimato, “la corrupción comenzó desde el primer día, pero no ha empezado a ser evidente hasta los últimos 10 años”.

Los datos económicos y sociales del país durante la década de los 80 fueron excepcionalmente positivos y no fue hasta mediados de los 90 cuando comenzaron a aparecer los grandes escándalos sobre el reparto de tierras, que en buena parte habían ido a parar a manos de acólitos de Mugabe. En 1997, otro gran escándalo terminaría por poner el país patas arriba.

En julio de 1997, cuando los veteranos de guerra exigieron al Gobierno la parte que les correspondía del fondo de compensación creado para los combatientes, se descubrió que habían desaparecido enormes sumas de dinero y que prácticamente no quedaba nada para repartir. Los veteranos se pusieron en pie de guerra y exigieron su dinero. El presidente, asustado por el poder de estos ex guerrilleros y su influencia dentro de su propio partido, accedió a todas sus peticiones económicas a sabiendas de que al país le sería imposible cumplirlas. La única opción para hacer frente al pago era imprimir más dinero.

Para terminar de empeorar las cosas, en 1998 Zimbabwe envió 12.000 soldados a la República Democrática del Congo para apoyar al presidente Laurent Kabila en su lucha contra los rebeldes, una intervención que se financió también dándole a la máquina de hacer billetes.