¿Y qué cojones vas a hacer tú en Haití?

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Ahora todo el mundo quiere ir a Haití de voluntario. Y de periodista*, por supuesto. Y como político, faltaría más. Pero de estas dos últimas figuras, ya hablaremos otro día. Hoy toca lo primero.

Tras una semana de bombardeo masivo de imágenes brutales sobre la situación que está viviendo el país, la gente se imagina a sí misma sacando a niños de entre los escombros, atendiendo a partos y dando de comer a los pobres desvalidos, mientras los periodistas les hacen entrevistas y les describen como héroes.

La cantidad de gente que se ha propuesto para ir como voluntaria a Haití ha sido tal que varias organizaciones han hecho públicos comunicados agradecimiento amablemente el ofrecimiento pero, por supuesto, declinando los mismos. Lo hacen en tono serio y amable, pero en realidad supongo que están pensando, “¿qué cojones te crees que puedes hacer tú en Haití?”

¿Y qué cojones vas a hacer tú en Haití?
[Seguro que ella también quiere ser voluntaria en Haití. Faltaría más.
Foto: Angelina Jolie en África.]


Las razones que aducen y que son en realidad de sentido común son:

1.- ¿Hay algo útil que realmente puedas aportar? ¿Sabes cómo construir una casa, dirigir el saneamiento de aguas de una ciudad o poner una simple inyección? ¿Sabes cómo actuar cuando alguien está atrapado en un edificio a punto de derrumbarse? Porque si lo único que puedes hacer es repartir alimentos o dar un biberón, probablemente hay en estos momentos cientos de haitianos deseando ocupar su tiempo en algo y sentirse útiles.

2.- ¿Puedes asegurar que no te desmayarás a las primeras de cambio o tendrás una crisis nerviosa o te echarás a llorar ante tanta desolación?

3.- ¿No crees que serás más una carga que una ayuda? Probablemente, a los tres días de estar allí pidas un lugar para ducharte, algo decente que comer y, por supuesto, un ordenador con conexión a Internet para hablar con tu familia.

Toda esta gente que ahora quiere ir a Haití, bien podría pensar que su trabajo es más importante aquí. Exigiendo a su gobierno políticas responsables o preocupándose por la situación de los inmigrantes –a lo mejor alguno de ellos es haitiano y con lo que gana aquí vive su familia allí- en España. Pero claro, eso no tiene ningún glamour. En eso pensaba ayer cuando en Cruz Roja me dijeron que uno de los puestos de voluntario que tenían es en la lavandería. Organizando a la gente que va allí a lavar su ropa y a usar las duchas. Pero nadie quiere hacer eso, claro. Es mucho más intenso salvar la vida a los niños de debajo de las ruinas.

*Periodistas en Haití: [A quien le interese este tema, lean a Jacobo G. García en Periodistas, ¿o niños de papá?  y, por supuesto, el artículo de Pérez Reverte en XL Semanal: El Síndrome del coronel Tapioca].

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7 comentarios

  1. Gracias Carol!

    ¿Sabes qué estoy pensando? Que estaría genial que vosotros hiciéseis un blog, estoy segura de que tenéis mil historias que contar y es un trabajo importantísimo el que hacéis. A lo mejor hasta los chicos o, por qué no, sus madres, pueden participar.

    Yo sólo dejo caer la idea…aunque a lo mejor no tenéis mucho tiempo para estas historias, no sé.

    PD. Muy bien traída la metáfora de los escombros y la luz.

  2. En Pan Bendito también necesitamos voluntarios, estamos más cerquita, no hace falta coger un avión; mis chicos también necesitan ayuda, no están debajo de escombros, pero muchas veces tienen que hacer verdaderos esfuerzos por ver la luz.
    Me encanta Auro, (ahh y te echo mucho de menos)

  3. Yo vengo también a decirte que me ha gustado y a invitarte a un trago en «Chupitos», incluso a tomar parte en su bodega con reflexiones como ésta. No he podido dejarte una nota de otra forma.

    Salud2

  4. Creo que os va a gustar a los tres, así que leeros si podéis el artículo de Pérez Reverte en el Semanal de ABC: 'El síndrome del coronel Tapioca'. http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_firma=10371&id_edicion=4847

  5. Di que sí, Auro. Pienso lo mismo.

    Se nos llena la boca con mucha facilidad. No sé si para lavar conciencias. O egoístamente para sentirse mejor.

  6. El 90% de los que se han enterado ahora de que existe un país llamado Haití y sufren «por los pobres negritos, porque es muy fuerte lo que ha pasado allí», el primer día estarían vomitando por el hedor de los muertos; el segundo día, con cagalera por el agua contaminada; el tercero, hasta los huevos de comer pan duro; y el cuarto, sobre una camilla transportada por haitianos… Así que mejor que se queden en casita y el domingo echen un eurito para las velitas de la Iglesia, así podrán solidarizarse con los pobres del mundo y olvidarse de su existencia hasta el próximo terremoto..

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